Esta semana se disputan las series de 1.500m femeninos y Caster Semenya anunció que las correrá. Un entrenador bromea y dice que hará una foto a su entrenada con la campeona surafricana. “Serán la bella y la bestia”, dice. El prejuicio contra Semenya y contra todas las atletas intersexuales (aquella personas cuya anatomía no se considera típicamente masculina o femenina) no nace solo de su superioridad atlética contestada, sino también de su apariencia.
El derecho a participar en categoría femenina de Semenya, de 26 años, imbatible en los 800m (dos veces campeona olímpica y dos veces campeona mundial en la distancia) lo cuestionaron sus rivales cuando del Mundial de Berlín 2009, su primera gran aparición internacional, a los 18 años. La propia federación internacional de atletismo (IAAF) la prohibió competir un año intentando hacer valer un reglamento que establecía que Semenya y todas las mujeres que padecieran hiperandrogenia (mayor producción de testosterona, la hormona masculina, que la fijada como normal para su sexo) competían con ventaja. Semenya debió someterse a un tratamiento hormonal para reducir su producción endógena de testosterona para volver a competir a finales de 2010. Sin embargo, la lucha de otra atleta intersexual, la velocista india Dutee Chand, acabó con la discriminación. Chand recurrió al Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), que anuló el reglamento de la IAAF hasta que la federación no demostrara que una mayor cantidad de testosterona endógena se tradujera automáticamente en un aumento del rendimiento.
La decisión se tomó en julio de 2015. En ella, el TAS dio un plazo de dos años a la IAAF para que probara la relación cuantitativa entre una mayor producción de testosterona y una mejoría en las marcas. Solo hace unas semanas antes de que el 25 de julio se cumpliera el plazo, la IAAF publicó el resultado de sus investigaciones, que se quedaban muy lejos de lo que pensaban. Hace unos días, el TAS amplió el plazo en dos meses. “Si no ofrece pruebas científicas se declarará nulo el reglamento”·, advirtió el TAS. Si eso ocurre, como parece probable, Caster Semenya y las demás atletas intersexuales podrán seguir compitiendo sin más restricción que los prejuicios de su deporte.