Lo que faltaba. Un árbitro protagonizó un verdadero bochorno en la cuarta división de Uruguay, al dirigir en estado de ebriedad un partido entre Conventos y Boca Juniors.
El juez, identificado como Raúl Mariño, golpeó a uno de los jugadores y cayó de espaldas al suelo al intentar mantenerse de pie en una acción. Además fue increpado por una expulsión.
El colegiado, en su afán de querer cobrar e incidir en el partido, ordenó, dos veces, la ejecución de un penal para el equipo de Conventos. Con ese gol, Boca Juniors no pudo ser el campeón anual del torneo.
Los hinchas se dieron cuenta de inmediato y grabaron la increíble situación. Ello permitió ver que, entre otros errores, el árbitro cobró dos veces un penal, que terminó anotando Conventos, por lo cual Boca no pudo ser campeón anual.
Ante lo evidente del mal estado del árbitro, los espectadores que se encontraban el Estadio Salesiano de Cerro Largo decidieron llamar a la policía, que se llevó detenido a Mariño, al tener 1.5 gramos de alcohol en su sangre.
El partido definitorio se jugará el próximo martes en recinto a definir
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