Con 80,000 aficionados en el estadio, una importante repercusión mediática internacional y la alerta terrorista elevada a un nivel 4 reforzado, el partido Real Madrid – Barcelona se presenta al público como un acontecimiento deportivo de alto riesgo, aún así el Ministerio del Interior español no se plantea la suspensión del «clásico», como ya ocurriera esta pasada semana con los encuentros internacionales Bélgica-Francia y Alemania-Holanda.
Las autoridades españolas han desplegado un férreo dispositivo de seguridad, que mantiene blindada la ciudad con tres anillos concéntricos de control policial, 2,400 efectivos de fuerzas de seguridad y 140 de emergencias. Se refuerza la vigilancia en el aeropuerto y las estaciones de tren, así como un control adicional al habitual en las galerías subterráneas de saneamiento bajo el estadio, a través de efectivos de la Brigada de Subsuelo de la Guardia Civil.
La Policía Nacional controla minuciosamente las viviendas de alquiler en la zona colindante al estadio, por si se detecta algún movimiento sospechoso. Toda una acción preventiva excepcional se ha puesto en marcha, que multiplica por seis el dispositivo ordinario, para que el encuentro pueda desarrollarse con seguridad.