Tres meses después de su último partido como profesional, el estadounidense Kobe Bryant, de 37 años, decidió escribir una carta en la que se dirige a su propio «yo» de 17 años.
En la misiva publicada por The Player’s Tribune, «Black Mamba» se recomienda a sí mismo no repetir algunas de las decisiones incorrectas que tomó en el transcurso de su carrera.
Hace 20 años, no era una gran estrella que cobraba millones por año, sino un adolescente que estaba por llegar a la NBAdirectamente del instituto, previo paso por el Draft de 1996.
La protección económica de su familia y «no mezclar la sangre con negocios» son los ejes de la carta, reproducida a continuación:
Querido yo de 17 años:
Cuando tu sueño laker se haga realidad mañana, necesitarás encontrar la manera de invertir en el futuro de tu familia y amigos. Sé que suena sencillo y que pensarás que es pan comido, pero tómate un tiempo para asimilarlo.
Dije invertir.
No dije dar.
Permíteme explicarme.
En la práctica, dar objetos materiales a tus hermanos y amigos puede resultar la decisión correcta. Los amas. Ellos siempre estuvieron contigo mientras crecías, por lo que es acertado que compartas con ellos tu éxito y todo lo que éste te traiga. Así que cómprales un coche, una gran casa y paga todas sus facturas. Quieres que tengan una vida buena y cómoda, ¿no es así?
Sin embargo, llegará un día en el que te darás cuenta de que aunque pensabas que estabas haciendo lo correcto, en realidad no les estabas haciendo favor alguno.
Entenderás que los cuidabas porque eso te hacia a TI sentir bien, te hacía feliz verlos sonreír y que no tuvieran preocupación alguna. Eso fue extremadamente egoísta de tu parte. Mientras tú te sentías satisfecho contigo mismo, poco a poco ibas devorando sus propios sueños y ambiciones. Tú les estabas aportando materialmente, pero les estabas arrebatando los bienes más preciados de todos: la independencia y el crecimiento.
Entiende que estás a punto de convertirte en el cabeza de tu familia, y esto significa tomar decisiones complicadas, algunas de las cuales tus hermanos y amigos no entenderán en ese momento.
Invierte en su futuro, no les des.
Emplea tu éxito, riqueza e influencia para colocarlos a ellos en una posición que les ayude a cumplir sus propios sueños y a encontrar su verdadero objetivo. Hazlos volver al colegio, que se manejen por sí mismos en las entrevistas de trabajo y ayúdalos a convertirse con todo derecho en sus propios líderes. Haz que mantengan el mismo nivel de esfuerzo y dedicación que tú tuviste que desarrollar para ser quien ahora eres y quien llegarás a ser en un futuro próximo.
Te escribo ahora para que puedas iniciar este proceso de inmediato. Para que evites tener que sufrir el dolor y todos los problemas que conlleva el tener que dejar de tenerlos bajo tu protección. Esa adicción sólo traerá enfado, resentimiento y celos para todos, incluido tú mismo.
Con el transcurso del tiempo, los verás crecer por sí mismos, que tienen su vida y ambiciones propias. Esto hará que tu relación con ellos sea mucho mejor.
Hay muchas cosas más que podría escribirte, pero con 17 años, entiendo que no tienes la capacidad de atención necesaria como para ponerte a leer de un tirón textos de más de 2.000 palabras.
La próxima vez que me ponga en contacto contigo, puede que lo haga para advertirte sobre el riesgo de mezclar la sangre con los negocios. El consejo más importante que puedo darte es que te asegures de que tus padres siguen siendo tus PADRES y no tus agentes.
Antes de firmar tu primer contrato, averigua cuál es la cantidad adecuada que darás a tus padres. Una cifra que les permita vivir sin agobios a la par que tus negocios crecen y te permitan establecer el bienestar a largo plazo tanto para ti como para los que te importan. Sólo así, tus hijos y los hijos de tus hijos serán capaces de invertir en su propio futuro cuando llegue el momento.
Tu vida va cambiar y va a transcurrir muy rápido. Pero trata de entender y pensar sobre esto cada vez que te acuestes por la noche después de otra jornada de entrenamiento de nueve horas.
Confía en mí, hacer las cosas bien desde el inicio te evitará toneladas de lágrimas y que el corazón te aflija. Algunos de estos pesares me han acompañado hasta el día de hoy.
Con todo mi cariño,
Kobe