Unos doscientos partidos de fútbol están bajo sospecha de haber sido amañados en Europa. La Fiscalía de Bochum, Alemania, posee indicios de que una trama de apuestas ilegales ha manipulado una serie de partidos, entre los que se encuentran tres de la máxima competición del continente, la Liga de Campeones, doce de la Europa League, la segunda en importancia, y de las primeras categorías de Austria, Turquía, Hungría, Eslovenia, Croacia y Bosnia, además de divisiones inferiores de varios países. Jugadores, árbitros y directivos estarían implicados en el mayor escándalo de apuestas ilegales en el fútbol europeo.
Cada año, las apuestas por Internet generan 12.000 millones de euros en Europa. Sólo en España, el negocio del juego a través de la red generó 250 millones de euros el pasado año, con un crecimiento anual progresivo. El “boom” de páginas de Internet dedicadas a esta modalidad, junto la percepción por parte del usuario de obtener dinero de forma sencilla, y el hecho de que buena parte de las empresas del sector estén radicadas en paraísos fiscales, han hecho que este sector se haya involucrado hasta lo más profundo del deporte, y de forma especial, en el fútbol. Es tal su éxito que una casa de apuestas paga al Real Madrid 17 millones de euros anuales por lucir su nombre en la camiseta. Una pequeña parte si se comparan con los 216 millones que facturó en el primer semestre de este año.
Entre los implicados en este caso podría encontrarse Ante Sapina. De origen croata, este mafioso ya estuvo involucrado en el que, hasta ahora, ha sido el mayor caso de apuestas ilegales en el fútbol europeo. En el año 2005, el ex árbitro de la segunda división alemana, Robert Hoyzer, fue condenado a dos años y medio de prisión por pertenecer a una trama internacional de apuestas ilegales, que le reportó 67.000 euros por amañar 23 partidos. Además de la investigación de la Fiscalía de Bochum, la policía italiana ha detenido a nueve personas por pertenecer a una supuesta red de apuestas ilegales que amañaba partidos de las divisiones inferiores del país. Entre ellos se encuentra el presidente de uno de los equipos implicados.
En España, la UEFA, organismo principal del fútbol europeo, inició hace unos meses una investigación del partido U.D. Las Palmas – Rayo Vallecano, de la segunda división. El encuentro terminaba en empate a cero, un resultado que daba la permanencia en la categoría a los locales. El propio entrenador del Rayo, Pepe Mel aseguró, tras saberse la investigación, que preguntó a sus jugadores en el descanso si habían pactado algo. Estos lo negaron. En el fútbol español salen a la luz otros casos como las bonificaciones a terceros equipos para que le ganen a un rival, o, en ocasiones, pagos al equipo contrario para que se deje ganar. Los implicados, de manera lógica, no lo reconocen porque incurren en un grave delito.
El fútbol es el deporte que más dinero mueve en Europa. Los escándalos relacionados con el llamado “deporte rey” comienzan a ser tan preocupantes como frecuentes. El árbitro, figura decisiva en el transcurso de un partido, se convierte en el objetivo de las mafias. Con sus decisiones, favorece al equipo que en el partido en cuestión tiene menos posibilidades de ganar, según las cuotas de las casas apuestas. De esta manera, el botín conseguido es mayor, con una inversión reducida, a repartir entre el propio árbitro y la mafia. Ya sea con un penalti, la no señalización de un fuera de juego o cualquier otra decisión.
Pero quizá sean más graves aquellos casos donde son los propios futbolistas los implicados, gente que ha dedicado su juventud a ese deporte y cuyos valores se ven corrompidos por unos fajos de billetes. Una lacra para un deporte que un día pasó de eso a convertirse en un espectáculo televisivo de masas. Un “cabaret” de coches deportivos, tatuajes imposibles y que convierte en millonarios a personas que no han golpeado un balón jamás. El balón perdió el norte.
Javier García Ropero
CCS/El Ciudadano