Pasó en los minutos finales en el partido por las clasificatorias a Rusia 2018 en Barinas, la selección de Venezuela jugaba más por amor propio intentando de forma ciega conseguir un descuento que hiciera más digna la derrota ante nuestra selección, cuando desde el bombo de los autodenominados barras bravas de la selección, llamados “Marea Roja”, empezó a salir el cántico usado en Chile cuando estaba la dictadura de Pinochet: “Y va a caer, ya va a caer, este gobierno va a caer”, el cual fue seguido por algunos hinchas chilenos ubicados en la tribuna visitante y por unos pocos escuálidos del sector más caro, ubicado en la tribuna preferencial oeste, del estadio “La Carolina”.
Injerecismo político y oportunismo donde algunos de sus miembros son barristas profesionales, es decir viven de ser hinchas, de sus relaciones con dirigentes, futbolistas que les dan entradas e indumentaria deportiva, además de empresarios ligados a la selección y la ANFP. Unos privilegiados del fútbol negocio, porque tienen la posibilidad de viajar por todo el mundo siguiendo a la selección. Su formato de funcionamiento, el mismo de todas las barras bravas, recibir favores a cambio de aliento e “incondicionalidad”, no sería raro que hasta hayan sido pagados o hayan negociado entradas con antichavistas para tratar de instalar dicho canto en el Estadio Agustín Tovar de Barinas.
De haber resultado el cántico habría dado más afrecho a los cerdos que orquestaban la potente campaña mediática antibolivariana que surgió desde los medios de comunicación chilenos durante los días previos al partido de La Roja -ligados a los mismos grupos empresariales que tienen intereses en que el proceso bolivariano se caiga y no precisamente por el bienestar del pueblo venezolano- , dándose un festín al mostrar las difíciles condiciones de vida que tiene que padecer el pueblo venezolano tras la política de contraofensiva, acaparamiento y boicot económico que ha realizado la burguesía venezolana para recuperar sus eternos privilegios perdidos durante la Revolución Bolivariana.
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Hubiera sido diferente si el cántico hubiera salido de los hinchas locales, como también tímidamente ocurrió antes del inicio del encuentro desde la tribuna local más cara, pero que al final del partido lo hayan intentado empezar los “Marea Roja”, nos parece de una desvergüenza y una hipocresía tremendas. Sobre todo porque esta barra brava no ha demostrado jamás tener conciencia política ni social con las propias luchas de nuestro pueblo y resulta que ahora vienen a solidarizar con la derecha venezolana en el extranjero. Este mismo grupo que fomenta el nacionalismo exacerbado, cambiando el clásico “Que se paren los chilenos” previo al Ceachei por un peligroso germen de neonazismo y chauvinismo nacionalista al cantar “Por la NAZIÓN saquemos un grito de corazón”, los mismos que el año pasado en la jornada inaugural de la Copa América en Chile -el día de la mítica pichanga por la educación en el contexto del prolongado paro de los trabajadores de la educación y los estudiantes-, transaron con ANFP y gobierno la entrada de una bandera chilena gigante en pleno funcionamiento del Plan Estadio Seguro, y que en su lugar se negaron a ingresar la bandera chilena gigante de las luchas por el derecho a la educación gratuita, dando una extraña razón, considerando lo ocurrido en Barinas. Dijeron al movimiento estudiantil que la Marea Roja “no se mete en política”.