El sueño de todo surfista del planeta, es tener una playa de olas constante cerca de su casa o del trabajo y fue Kelly Slater, 11 veces campeón del mundo de surf, creador de su propia ola artificial.
El deportista y empresario, dio a conocer en diciembre del 2015 las primeras imágenes del invento que ha desarrollado su empresa.
Esto abre un abanico de posibilidades para un deporte que, aunque nunca podrá existir sin el mar, sufre por la gran cantidad de personas que hacen su práctica diaria y depende exclusivamente de las condiciones meteorológicas.
Aunque su creador guarda en secreto la tecnología que impulsa las ondas, se sabe que la clave está en el fondo. La instalación de la Kelly Slater Wave Company, es de una piscina artificial que mide 650 metros de largo y unos 36 metros de ancho, de acuerdo al portal Surfosmagazine.com
Las olas de WaveCompany están realmente gestando una revolución que todavía no se sabe bien a donde irá a parar. Sin duda surfear en el océano es algo que ninguna ola artificial podrá emular jamás.
Surfear en una piscina le quita en gran parte la esencia al surfing tal y como lo conocemos, ya que el surfista no tendrá que conectarse con el entorno, ni entender lo que está pasando en el mar en un momento determinado.
Posicionarse en el mar, elegir la mejor de la serie y leer los cambios de la ola se trasformará en algo automático y repetitivo. Si te equivocaste en una ola la próxima va a entrar en el mismo lugar y tendrá exactamente la misma calidad que la anterior. A medida que corras la misma ola llegaras a conocer cada sección a la perfección y podrás repetir tus movimientos una y otra vez sin preocuparte tanto por tener una buena lectura, la ola no te va a pedir amor, ni cariño, ni comprensión. Solo tendrás con ella una relación superficial, nos divertimos juntos un rato pero no le pongamos sentimientos a esto. De cualquier forma si me lo preguntaran no me negaría a pasar un buen rato con ella.
Y aunque el futuro del deporte como lo conocemos sea incierto los ojos del mundo del surf ya están pendientes de lo que va a pasar en las olas de cloro.