La historia del medallista colombiano que cumplió sueño de comprarle una casa a su madre con su medalla en Río 2016

Es otra de esas historias que sólo transparenta el olimpismo, esa instancia donde todos se vuelven iguales, esa donde conviven las grandes figuras que viven en auténticos palacios y los deportistas humildes que piden, como Yuberjen, un hogar para su madre

La historia del medallista colombiano que cumplió sueño de comprarle una casa a su madre con su medalla en Río 2016

Autor: Alex Ripne

web_069652-01-02_big_tpEs otra de esas historias que sólo transparenta el olimpismo, esa instancia donde todos se vuelven iguales, esa donde conviven las grandes figuras que viven en auténticos palacios y los deportistas humildes que piden, como Yuberjen, un hogar para su madre.

Yuberjen Martínez, el púgil colombiano que venció al español Samuel Carmona y se colgó la plata del peso mosca y quería invertir lo ganado por la medalla (30.000 euros) en comprar una casa a su madre. El Gobierno de Colombia, al final, se comprometió a satisfacer su deseo.

El padre del púgil colombiano nunca entendió muy bien que su hijo se dedicara al boxeo: “Es pastor y nunca apoyó mi carrera porque se basaba en pegarle al prójimo. Un día le expliqué que esto era deporte y lo entendió a medias”, había declarado el boxeador, a quien no le servía el bronce porque “pagaban muy poquito” y no hubiera podido comprar la casa.

El «Tremendo» Martínez, como lo apodaron en su natal Turbo, en el departamento de Antioquia (noroeste), por su hiperactividad en la niñez, le otorgó la cuarta presea a la nación sudamericana en boxeo, tras las tres de bronce obtenidas entre Múnich-1972 y Seúl-1988. Lo hizo en la categoría de 49 kilos, al caer ante el uzbeko Hasanboy Dusmatov.

Nacido hace 25 años en un hogar humilde, su familia tuvo que mudarse varias veces en busca de mejores condiciones económicas. Así, de niño, llegó al municipio de Arboletes, en Antioquia, donde aprendió a hacer artesanías, que vendía en las calles con sus hermanos. También comercializó turrones de coco y otros dulces hechos por su mamá.

A los 14 años, en dicho lugar, ubicado en la región del Urabá, una de las más afectadas por el conflicto armado que azota al país hace más de medio siglo y además ruta del narcotráfico, hizo sus primeros pinos como peleador. Un entrenador de boxeo lo vio en el cuadrilátero y lo formó durante tres meses. Pero nuevamente la pobreza los obligó a indagar nuevos horizontes. Los Martínez Rivas llegaron, y para quedarse, a Chigorodó, un municipio antioqueño de más de 60.000 habitantes donde abundan las plantaciones de banano.

«Yuber se me acercó y me dijo que quería entrenar boxeo», explicó a AFP Wilber Blanco, entrenador de Martínez durante su adolescencia. «Él es un fenómeno porque tenía que ganarse el día a día y a la vez entrenar (…) Nunca cumplió con un horario de entrenamiento porque tenía que rebuscarse la comida», añadió. El joven púgil se hizo mecánico y empezó a trabajar en una bicicletería de Chigorodó. En ocasiones, cuenta su hermano, el «Tremendo» se escapaba para entrenar y el dueño del taller iba a buscarlo hasta el cuadrilátero para que regresara. En esa dinámica duró dos años hasta que se fue a trabajar con su padre en una bananera como «palero», como se les conoce a quienes hacen cunetas en las plantaciones.

Pero los triunfos deportivos golpeaban la puerta. Se colgó el bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz (2014) y plata en el Campeonato Panamericano de Boxeo de Tijuana (2015). Entonces las lonas pasaron a ser cosa de tiempo completo, como su obsesión por darle una casa a su familia. «La vivienda donde vivimos nos ha tocado hacerla con las uñas», explicó Didier.

Aunque en Brasil advirtió que estaba en los Juegos «para hacer historia», con su triunfo la cambiará. Antes de vencer el viernes al cubano Joahnys Argilagos sostuvo que su motivación era llegar lo más lejos posible porque «la plata que dan por el bronce no me alcanza para la casa que quiero para mi mamá». Su sueño hoy es una realidad.


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