El bateador emergente David Bote, de los Cachorros de Chicago, pegó un Grand Slam ante el pitcher Ryan Madson, con dos outs en el noveno inning, para una victoria de 4 carreras por 3 sobre los Nacionales de Washington, sin derecho a réplicas.
Es el sueño de todo pelotero, pegar el tablazo al cierre del juego y dejar en el terreno y sin oportunidad alguna al oponente. Bote se montó en el plato con dos strikes y dos outs en la parte baja de la novena entrada con su equipo perdiendo 3-0.
La celebración fue a lo grande. En medio de la euforia y el calor, el novato, sin querer, dejó ir su bate en lo que pareció un «bat-flip», con lo que se aseguró un pelotazo para el próximo encuentro. Está en las «reglas no escritas» del béisbol.
A pesar de los excesos, el jugador se disculpó: “Ni siquiera me di cuenta de que lo hice hasta que lo vi en la repetición (…) No pretendía faltarle el respeto de ningún modo. Era el calor del momento».
El manager Joe Maddon, por su parte, ha salido al paso por él y justifica que Bote celebra de “una manera que no es ofensiva.No es una especie de fanfarronería. Es una confianza humilde. Realmente lo hace muy bien».
Después de todo, si un pitcher puede celebrar sacar un out un bateador también debería de poder celebrar un batazo.
»Hoy me dije a mí mismo: ‘no voy a ser vencido allí’. Luego me concentre y me dije, ‘tan solo hazla volar’. Le pegué lo más fuerte que pude por el jardín central. Ese fue el enfoque.», declaró Bote.
El batazo de Bote llevó la pelota a 442 pies del home, de acuerdo con Statcast. Es, de acuerdo con ESPN, el segundo grand slam de walk-off en la historia del béisbol con un equipo que perdía 3-0 en la novena entrada y el primero en llegar con dos outs y dos strikes.
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