El ex DT de Palestino, Pablo Guede, salió al paso de las críticas a su dirección de San Lorenzo de Almagro y resaltó la valentía de dirigir a un grande de Argentina: «Era el puto amo. Hubiese sido lo más fácil (quedarse en Chile), pero necesitaba probarme. Y acá estoy, probándome… No es sencillo. Para mí, entrenar a jugadores de la categoría de los que tengo en San Lorenzo es un sueño», señaló en entrevista con el diario Olé.
El equipo de Boedo marcha en la sexta posición del Grupo A en el torneo trasandino, terceros de su grupo en la Libertadores con sólo tres unidades, y derrotas como el 0-3 ante Quilmes le valieron fuertes críticas a Guede que asume lo difícil de la competencia: «Dirigir seis meses en el fútbol argentino es como hacer un master en Oxford. Salís de acá y a donde vayas es todo más fácil».
Con el apoyo de la dirigencia, el entrenador sigue delineando el futuro del equipo y agradece el la fuerza que le brinda la gente en los malos momentos: «Estando en San Lorenzo estoy cumpliendo un anhelo de toda mi vida y después de lo que viví el domingo en la cancha más todavía. Uno espera que la cancha explote cuando ganás la Libertadores, pero no cuando llevas ocho sin ganar y vas perdiendo 2-0», destacó de la remontada ante Belgrano.
Además, así como admira a Guardiola, Guede también le hizo un guiño a Marcelo Bielsa para superar el magro momento que vive en el Cuervo: «El éxito confunde. Como dice Bielsa: debilita. Lo que te hacen fuerte son las derrotas. Aunque tengas todo claro, te confundís. Entonces te refugiás de todo y al otro día trabajás más y mejor».
Para concluir, el ex técnico de los árabes asegura que no se arrepiente de haber ido a dirigir a San Lorenzo, pero si a Argentina por el modo de vida del país. «Por San Lorenzo nunca; por el país, sí… Por cómo se vive acá, hay gente que se pone más contenta por la desgracia ajena que por los triunfos propios. Tengo muy claro que los grandes protagonistas son los futbolistas. Esto es un juego, un deporte, y se puede jugar sin hinchas, sin dirigentes, sin entrenadores, pero no sin futbolistas. Por eso los méritos son para ellos y las puteadas para los técnicos».