El Puebla lo intentó, de esa manera se resume el partido de la semifinal de vuelta ante Santos. Lo intentó pero el peso de los 3 a 0 de la ida fue demasiado para remontar. Ni el Cuauhtémoc con 25 mil aficionados ni el esfuerzo de los jugadores fue suficiente.
El duelo de vuelta se definió por la mínima a favor de los locales para dejar el marcador global 3 a 1 y hacer de Santos el segundo finalista.
Desde el arranque del partido ambos equipos ocuparon sus posiciones tácticas sobre el terreno de juego. Una media cancha de transiciones rápidas para hacer llegar el balón a los volantes.
El equipo local mostró mucha más intensidad, pero los visitantes se plantaron sobre el campo y se movían cubriendo los espacios ya sea por el centro o por la banda.
Santos supo esperar y en un par de ocasiones arrancó en carrera y tejió jugadas que terminaron sus propios jugadores. Ante esto, el técnico camotero, Nicolás Larcamón, explotó en cólera y ordenó a los suyos desde la banca.
La jugada que hizo que las 25 mil almas que ocuparon el estadio Cuauhtémoc saltaran de sus asientos fue cuando Santiago Ormeño recibió un balón de espaldas en los límites del área chica, al tiempo que se sacó la marca de Matheus Doria y remató en una especie de chilena.
El restó del primer tiempo Puebla tomó el balón y lo manejó en terreno santista; sin embargo y pese a la posesión enfranjada, los de la Comarca Lagunera nunca dejaron de hacer sentir su peligro a la contra o forjando sus jugadas desde los despejes de portería.
Para el segundo tiempo llegaron los movimientos tácticos y a la par la recompensa. Christian Tabó ocupó la banda de la derecha y desde ese lugar, al minuto 53, recibió un balón complicado que compuso y se sacó la marca para luego mandar un balazo raso al centro del área chica que Ormeño remató por debajo de las piernas del portero de Santos, Carlos Acevedo. El Cuauhtémoc explotó.
Un minuto después Tabó salió de cambio por Amaury Escoto.
El gol le dio al Puebla un empuje de coraje para ir al frente, pero Santos respondió cerrando su línea defensiva y a su vez, Larcamón mandó al campo los últimos dos delanteros que tenía en la banca: Ferrareis y Martínez.
Lo anterior fue el claro mensaje de que El Puebla iba por esos otros dos goles que lo metieran a la final. El medio campo dejó de existir y el juego se concentró en llegadas por las bandas intentando mandar los centros para que Ormeño o Escoto o Ferrareis o Martínez intentaran cabecear.
El reloj avanzaba y, con él, el nerviosismo de los jugadores poblanos, de la banca, el cuerpo técnico y la afición.
El puebla se esforzó pero el área santista era un mar de piernas y nunca se creo el espacio para que un enfranjado rematara con comodidad.
El duelo terminó con una salvada de Acevedo, una expulsión de Escoto por un codazo y una bronca entre ambos equipos.
Santos es el justo finalista y se medirá a Cruz Azul.
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