Víctor Valdés anunció su retiro como futbolista. El mítico portero del Barcelona ha decidido poner punto y final a su carrera deportiva a sus 35 años o, como él prefiere llamarlo, decidió apagar la luz. Enorme guardameta, de grandes reflejos y gran efectividad bajo palos, una grave lesión de rodilla frustró sus últimos años de carrera. El portero que nunca quiso serlo decide decir adiós. ¿Cómo? Apagando su luz en los perfiles públicos de sus redes sociales.
Nacido en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), Valdés siempre fue un jugador anacrónico para el momento que vive el deporte actual. En un momento en el que los focos parecen lo único importante para convertirse en un ídolo de masas, donde importa más la imagen que se proyecta que las enseñanzas y donde la fama es la gran meta a conseguir, el exinternacional español siempre lo tuvo claro: prefería hablar en el campo. Y avisaba: cuando se retirara, lo diría a su manera.
«No me gusta la fama. Un día se apagará la luz y, cuando lo haga, espero que no me encuentren. O, al menos, que sea muy difícil encontrarme», indicaba Valdés en una entrevista en 2015. Dicho y hecho. Hace escasos días, el meta catalán colgaba en las redes sociales una foto de un camino, acompañado de un simple mensaje: «Gracias por todo». Sólo unas horas más tarde, ha cumplido con la palabra que dio: ha borrado todos sus perfiles en redes. Ha apagado la luz.
La historia vital de Víctor Valdés es, sin duda, la de un jugador forjado a sí mismo. Su historia comenzó en la calle, como la de muchos niños, donde empezó a jugar de portero para compartir horas de su fútbol con su hermano mayor. Pronto demostró su calidad, lo que llevó a formar parte del equipo de su localidad natal. Sólo unos meses más tarde, daba el gran salto: pasaba a formar parte de las categorías inferiores del Barcelona. Sólo había un problema: odiaba ser portero.
«Desde los 8 hasta los 18 años, para mí jugar de portero ha sido un sufrimiento especial, constante, de algo que no me gusta hacer y que no entiendo. Me preguntaba: ‘¿por qué lo hago, si no me gusta?'», analiza en portero en ‘Informe Robinson’. Tras apartarse brevemente del fútbol, aún siendo un niño, decidió regresar a probar suerte y vaya si lo logró: en 2002 debutaba con el primer equipo azulgrana. Sólo dos temporadas más tarde, ya era titular indiscutible.
Si en sus primeros años fue algo discutido bajo palos, sólo necesitó minutos para consagrarse como uno de los mejores porteros españoles de todos los tiempos: cinco veces Zamora de la Liga, 21 títulos con el Barcelona -entre ellos, tres Ligas de Campeones-, uno con el Standard de Lieja, y una Eurocopa y un Mundial con la selección española confirman que Valdés es un meta que ha marcado época.
Nunca sorprendió su bajo perfil en los últimos años. Luego de su recuperación, pasó por varios clubes: Manchester United (Inglaterra), Standard Lieja (Bélgica) y Middlesbrough (Inglaterra). Pero nunca volvió a ser aquella estrella de la era de Pep Guardiola.
Algo que también había avisado: «Yo no seré nunca más una súper estrella. Yo he estado ahí y el fútbol te aparta. Te lesionas la rodilla y otro: tú ya no vales. Soy cómo un niño con zapatos nuevos».
En el primer día de este 2018, dio un paso más en ese camino. Cerró su cuenta de Twitter, que tenía más de 5 millones de seguidores, y borró el contenido de la instagram. Sin grandes luces, tal como fue su deseo, puso el punto final a un capítulo de su vida. Un intento para nada despreciable para encontrar la verdadera felicidad.