La capital de Marruecos se engalana para convertirse en sede de este evento deportivo y durante la ceremonia de apertura el príncipe Moulay Rachid Ben Al-Hassan lanzó un vigoroso mensaje de paz
El acto protocolar fue sublime. Impresionante. En poco más de dos horas pudimos asistir a un concierto exquisito de luces, cargado de emociones de punta a cabo. Tecnológicamente, sin duda, de primer mundo. Además, por supuesto, los presentes vitorearon el desfile de los 54 países encartados en la cita regional.
Música de élite, colores infinitos, encanto dialéctico y mucho folclor se fundieron en un todo único, donde la historia y las tradiciones de Marruecos llevaron las riendas del espectáculo en cada segundo, para exhortar al continente y al mundo a estrechar lazos de paz y solidaridad.
‘Tierra de paz’, se pudo leer en el tapiz gigante que iluminó el suelo del estadio Príncipe Moulay Abdellah, justo alrededor de una réplica a menor escala de la Torre Hassan, el gran símbolo arquitectónico de Rabat y del país en general.
Precisamente, en torno al fabuloso alminar giró toda la escena. El desierto, el encuentro del océano Atlántico con el mar Mediterráneo, la estrella de la bandera marroquí indicando -como todos sabemos- los cinco pilares del islam, y un mapa de África, tuvieron su protagonismo en la velada.
Una de las cosas más impresionantes salió de la nada, cuando, sin imaginarlo, apareció una paloma gigante, de muchos colores, compuesta por cientos de drones, iluminando el cielo de la ciudad, en un derroche brutal de tecnología. Los augurios de paz estuvieron presentes en cada momento, en cada mensaje.
Junto con el príncipe Moulay Rachid estuvieron Rachid Talbi Alami, ministro de Juventud y Deporte de Marruecos, y Moussa Faki, presidente de la Comisión de la Unión Africana.
Faki en sus palabras exhortó a los participantes a competir en fraternidad y además recordó el reto que representa para todos los países del continente los Juegos Olímpicos de Tokio, en 2020.
Al final de la ceremonia todo se convirtió música, colores y más alegría; la pirotecnia hizo resplandecer el cielo de Rabat; y todo quedó listo para el encendido del pebetero, que en esta ocasión, espectacularmente, quedó en las aguas del mundo digital, pues el fuego arde, a todo gas, en una pizarra led gigante del estadio.
Así quedó abierta la edición 12 de los Juegos Panafricanos, que se desarrollarán hasta el día 31 en varias ciudades del país, con la participación de seis mil 396 atletas, que pugnarán por el oro, pero también por varias clasificaciones olímpicas hacia Tokio, algo inédito.
Cortesía de Yasiel Cancio Vilar Prensa Latina
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