La Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) aplicó una tímida sanción de tres partidos al defensa chileno Gonzalo Jara por meter el dedo en el trasero al delantero uruguayo Edinson Cavani en cuartos de final.
No quedó ahí el asunto. Recibió una apelación de la federación chilena, que quiere manejar el psicodrama a nivel nacional en busca de mayores simpatías de sus hinchas, para revertir el castigo a Jara.
Las imágenes que dieron la vuelta al mundo de la acción de Jara contra Cavani al parecer no fueron suficiente evidencia para los chilenos. Tampoco de cierto modo para la Conmebol, que anunció al brasileño Sandro Ricci como árbitro de mañana.
Nada menos que concedió a Ricci el honor de dirigir el partido semifinal entre Argentina y Paraguay en la ciudad de Concepción. El mismo juez que cometió una serie de errores en el cotejo Chile-Uruguay.
Ricci, quien no vio el juego sucio de Jara. Y ahora con la posibilidad de aplicarle tarjetas amarillas a Lionel Messi, Javier Mascherano y Sergio Kun Aguero, con lo cual se perderían la final, caso de ganar la Albiceleste.
En definitiva la Conmebol está en el banquillo de los sospechosos, de los muy sospechosos, dentro de investigación que lleva a cabo el FBI contra la FIFA y los escándalos de corrupción, sobornos y lavado de dinero.
Durante la Copa América 2015 poco puede decirse a favor del arbitraje. Al astro brasileño Neymar lo expulsaron en razón de su agresividad durante el partido frente a Colombia. Pero antes le impusieron una tarjeta amarilla absurda.
Asimismo, el delantero de la canarinha y el Barcelona había sido golpeado en varias ocasiones por los cafeteros, sin que el árbitro chileno, Enrique Osses, de los peores de la lid, dijera nada.
La Conmebol parece estar por encima del bien y el mal. En Chile llaman al caso de Arturo Vidal el “Perdonazo”, tras ser disculpado por su entrenador Jorge Sampaoli luego de un accidente automovilístico borracho en medio de la justa. Y lo de Jara, el “Dedazo”. La Conmebol no se entera que Sandro Ricci fue el centro de las riñas tumultuarias en la cancha del estadio Nacional protagonizadas por los uruguayos.
El colombiano Wilmar Roldán dio un penal inexistente a Argentina frente a Paraguay en la primera etapa; y el argentino Néstor Pitana “compró” pena máxima a favor de Chile contra Ecuador en el partido inaugural.
La Conmebol deslizó inicialmente que Sandro Ricci no seguiría en el evento. Después cambió de opinión y de qué manera.
Habló primero del boliviano Raúl Orosco para el Chile-Perú y al rato lo suplantó por el venezolano José Argote.
El peso del local se antoja excesivo. Chile quiere ganar a toda costa. A lo mejor lo consigue.
por Fausto Triana en Suramericanpress