La selección uruguaya de fútbol derrotó a su similar de Gales por un marcador final de 1×0, consagrándose campeón de la China Cup, que se disputó en esta doble fecha de amistosos FIFA, rumbo al mundial de Rusia 2018.
Gales y Bale, que arrasaron en semifinales de la China Cup ante el anfitrión, se dieron de bruces con un muro de realidad. Uruguay se llevó el torneo con un solitario gol de Cavani y con merecimiento, haciendo más oportunidades y cubriéndose mejor cuando los británicos se lanzaron por la igualada.
La dupla Suárez-Cavani dejó un tanto y muchos detalles, mucho más que un Bale difuso, con muy poco de aquel hat-trick a China de hace apenas unos días. Un cabezazo al borde del primer tiempo ante el que reaccionó Muslera fue toda su firma en el encuentro. El atacante del Madrid se ahogó en la maraña charrúa sin remedio.
El rocoso sistema charrúa de Óscar Tabárez, aún vigente y que tocó techó en el Mundial 2010 con aquel cuarto puesto, impidió a Gales desarrollarse con la sencillez con la que dominó a China para endosarle a los locales un 0-6.
El libro de jugadas del ex técnico galés, Chris Coleman, aunque efectivo (le llevó a ser semifinalista de la Euro 2016), era básico, algo que esta selección sigue arrastrando: un exceso de dependencia de los balones largos, las segundas jugadas, el juego aéreo, el balón parado… Será labor de Ryan Giggs darle un barniz de sofisticación, algo que intentó en el segundo tiempo, con más impulso que acierto. No le ayudó que la pieza clave de su ejército, Gareth Bale, firmase una versión más bien introspectiva, pese a que gozó de esa libertad que reclama para él su seleccionador; se movió por donde quiso, pero fue casi inocuo.
La suerte que no acompañó ni a King ni a Suárez sí estuvo al lado de Cavani cuando Godín sirvió un centro excelso a la espalda de la defensa para que el Cebolla, sin oposición, sirviese al ariete del PSG el 0-1. Ya lo había rozado en el primer tiempo con un derechazo desde la frontal, al que respondió Hennessey y, tras anotar, malgastó un centro idéntico al del 0-1 de Varela para sentenciar; se llenó de bola y lo que golpeó fue el aire. Pero cerró su partido 100 para Uruguay con otro gol (van 42), valedero para este torneo asiático que trata de ganar peso.
Giggs meneó al máximo el banquillo buscando una respuesta, primero vaciando el área para poblar las bandas y, luego, reintroduciendo jugadores de poderío aéreo. Fue para nada: no aparecieron ni las ocasiones ni un Bale al que ahora le toca volver al Madrid, donde atraviesa sus momentos más convulsos desde que firmó por el club blanco.