En un festival del motor llevado a cabo en Indiana, Estados Unidos, los aficionados a las carreras presenciaron un espectáculo que nunca pensaron verían en una pista.
Se trató de una secuencia de despropósitos entre dos pilotos que sobrepasaron los límites de lo permitido detrás del volante.
Los protagonistas fueron Jeffrey Swindorf (el auto de color negro) y Shawn Cullen (identificado con el número 33), quienes después de un primer contacto se chocaron varias veces en las primeras vueltas.