Luis Suárez se animó a participar en un desafío en el que puso a prueba su capacidad de dominio del balón y estuvo cerca de romper un récord Guinness.
La tarea del delantero uruguayo era sencilla, debía controlar la pelota. Sin embargo, la dificultad estaba en que esta sería arrojada desde una grúa a 35 metros de altura.
El delantero del Barcelona, quien participó ante la atenta mirada de su compañero Lionel Messi, logró controlar el balón en su segundo intento y provocó el delirio de los allí presentes.