Cuando UFC empezó por 1993, su objetivo era medir la efectividad de las distintas artes marciales. Por aquel entonces podía enfrentarse un luchador de sumo con un karateka o un boxeador con alguien proveniente de la lucha libre. En aquellos tiempos apenas había reglas, no se organizaban por pesos ni las habilidades de los contrincantes eran parejas con lo que se producían peleas dantescos en forma de palizas brutales. Tanto es así, que su árbitro más respetado, John McCarthy, conocido como ‘Big John’, toda una institución en las MMA, amenazó a la organización con desvincularse de ella si no se establecían unas reglas que evitaran riesgos tan altos para la salud de los peleadores.
Este fin de semana, la UFC 125 celebrada en Belém decidió retroceder a aquellos años noventa y ofrecer un espectáculo bochornoso, dejando que uno de sus peores árbitros, Mario Yamasaki, se ocupara de la pelea entre Valentina Shevchenko, una de sus mejores luchadoras, y Priscila Cachoeira, una recién llegada. El resultado fue el castigo al que fue sometida Cachoeira durante toda la pelea.
El caso es que Shevchenko hizo lo que quiso con Cachoeira, de principio a fin. Shevchenko no es sólo una de las tres o cuatro mujeres más poderosas de la UFC, es que además es campeona en muay thai y kickboxing. Por mucho que Cachoeira venga de acumular ocho victorias consecutivas, ¿qué hacía emparentada esta promesa brasileña con la consagrada luchadora kirguí? ¿Acaso alguien esperaba otra cosa? Pero si a esta desigualdad le sumas un árbitro como Mario Yamasaki, cuyo día a día debe transitar entre películassnuff y lecturas del Marqués de Sade, el resultado fue el que fue: 230 golpes recibidos por Cachoeira por sólo 3 encajados por Shevchenko.
Luchadoras mal emparejadas y un árbitro malo y sádico. Sí, pero también cabe preguntarse, ¿en qué pensaba el equipo de Cachoeira? ¿por qué no pararon la pelea viendo la paliza que estaba recibiendo su luchadora? Incluso en Twitter, durante el combate, no fueron pocos los luchadores de la propia UFC o espectadores que pidieron que se terminara la pelea. “Parad la maldita pelea”, “¿qué hace el árbitro en el octógono?” o “esto es una masacre” fueron los comentarios más vistos en la red social.
El espectáculo fue tan lamentable que el propio Dana White, director general de UFC, tuvo que disculparse: “Priscilla Cachoeira, has demostrado corazón y dureza. Es un honor tenerte en la UFC. Desgraciadamente, el árbitro Mario Yamasaki, que está ahí para protegerte no lo hizo. No es la primera vez que hace algo tan asqueroso en el octógono. Desgraciadamente yo no pude hacer nada, ya que el árbitro depende de la comisión brasileña, que espero que después de este escalofriante espectáculo no vuelva a dejarle poner un pie en un octógono”.