Violencia y deporte

La permanente normalización de la violencia y su comprensión como un valor cultural "positivo” para manifestar la superioridad o simplemente el poder de unos por sobre otros, es algo que advertimos cada día de forma más recurrente en nuestro país.

Violencia y deporte

Autor: Ciudadano

Durante las últimas semanas fue posible ver, con o sin placer, el campeonato mundial de fútbol realizado en Qatar, una instancia deportiva que no estuvo lejos de reflexiones e invitaciones a manifestarse libremente y de manera respetuosa entre las personas, cuestión que me gustaría resaltar en estas líneas.

El deporte es reconocido como una forma de socialización, junto con la familia y la escuela por nombrar algunas de ellas. También se entiende como una instancia que reproduce y magnifica los fenómenos sociales propios a aspectos culturales de sus practicantes. Ello nos permitió ver durante los primeros días del evento cómo el capitán del equipo inglés Harry Kane junto a muchas otras personas de distintos países, entre ellos la ministra de interior del Gobierno alemán Nancy Feaser, se manifestaron abiertamente respecto de la importancia que el deporte se apropie de buenas prácticas relacionales como son la no discriminación de grupos diversos llevando el brazalete “onelove” durante los partidos.

Paralelamente, en Chile veíamos últimamente en la prensa cómo en el fútbol de barrio o playa ocurrían una serie de episodios de violencia que terminaban con la exposición, uso y amedrentamiento entre personas con armas de fuego y golpes, resultando muchas veces heridas; esto atribuido, entre otras cosas, a una escasa o nula tolerancia frente a la opinión de los otros o frustración entre sus participantes. La permanente normalización de la violencia y su comprensión como un valor cultural «positivo” para manifestar la superioridad o simplemente el poder de unos por sobre otros, es algo que advertimos cada día de forma más recurrente en nuestro país.

Pero, ¿cuál es la relación entre ambos comportamientos?

Pues bien, el deporte reproduce no tan sólo valores positivos, si no también negativos, teniendo el poder de magnificarlos y potenciar sus aprendizajes en quienes se relacionan con ellos. Esto, cuando lo práctico, pero también cuando lo veo y utilizó como una instancia de entretención (principal forma de vincularse con la práctica deportiva -fútbol en Chile- según estudios nacionales en el área).

En consecuencia, mientras en nuestro país sigamos sin reconocer el potencial y las implicancias de tolerar la violencia, en cualquiera de sus expresiones, dentro de las relaciones que se establecen en los entornos deportivos más allá del rol desempeñado como practicante, técnico, dirigente o espectador, siendo ella validada o normalizada como un recurso para la formación y el desarrollo individual, sólo se perpetuará una instancia para reproducir y/o enseñar abiertamente más violencia a la comunidad.

A 300 días del inicio de los Juegos Panamericanos 2023, una instancia natural para promocionar buenas prácticas y valores positivos en la sociedad y el deporte, por sobre todo en niños, niñas y adolescentes, es vital y de responsabilidad de todos y todas censurar y abordar mediante el control social formal e informal cualquier tipo de comportamiento en la línea de lo anterior, eso como punto de partida, si queremos comenzar a abordar el fenómeno de la violencia en el país.

Por Karla Guaita Cahue

Psicóloga, Especialista en Deporte Seguro.


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