Amnistía internacional (AI) instó hoy a los Gobiernos del Sudeste Asiático a tomar medidas urgentes para evitar una nueva crisis migratoria en la región, similar a la sucedida en mayo de este año.
Durante el primer semestre de 2015, Naciones Unidas estima que unas 31.000 personas embarcaron en las costas de Birmania y Bangladésh con el objetivo de llegar a Malasia tras una larga y peligrosa travesía.
Muchos de los pasajeros, la mayoría musulmanes birmanos de la étnia rohingya e inmigrantes económicos bangladesíes, cayeron a lo largo de la travesía en manos de traficantes de personas que los mantuvieron durante meses recluidos en barcos.
En un informe publicado este miércoles, AI expone las constantes palizas, violaciones y asesinatos relatadas en entrevistas por unos 180 supervivientes de la tragedia. «La impactante realidad es que aquellos con los que hemos hablado son afortunados de llegar a la orilla (…). Muchos otros perecieron en el mar o fueron traficados hasta puestos de trabajos forzados», expone Anna Shea, investigadora para los refugiados de AI.
Con el fin del periodo de monzones en la región comienza una nueva temporada de navegación. La organización alerta de que miles de personas pueden volver a echarse a la mar y que se repitan las dramáticas escenas del pasado mayo, cuando los traficantes abandonaron a la deriva a centenares de personas después de que Tailandia y Malasia iniciaran una campaña para combatir las mafias de tráfico de seres humanos que actúan en la zona.
«Los Gobiernos deben hacer más para prevenir que se repitan esta tragedia humana», apunta la investigadora al recomendar una mayor cooperación entre los Ejecutivos regionales.