Las hermanas Mirabal, nativas de Salcedo, en el norte del país, fueron asesinadas por la policía secreta del dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo (1930-1961) el 25 de noviembre de 1960.
«Las Mariposas», como también se las conocía, murieron cuando regresaban de visitar a sus esposos encarcelados en la Fortaleza de San Felipe, a 215 kilómetros al norte de Santo Domingo, República Dominicana.
La única superviviente de las hermanas dominicanas Mirabal, en cuya memoria la ONU estableció el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fue Bélgica Adela Mirabal («Dedé»).
«Dedé» fue quien se hizo cargo de los seis hijos de sus hermanas asesinadas y quien se encargó de preservar la memoria de la familia. Quienes la conocieron la definen como una mujer dinámica, de gran amplia sonrisa, abierta, observadora y calmada, una auténtica mariposa.
El crimen de las mariposas terminó con las vidas de las tres hermanas Mirabal. Pero los crímenes marcaron también el principio del fin del régimen. Trujillo intentó que pareciera un accidente (un periódico oficial tituló Tres mujeres y un chófer perecen en vuelco), pero nadie creyó la versión. La verdad de lo ocurrido, contado por Dedé, convulsionó a la sociedad dominicana. Apenas seis meses más tarde el dictador fue abatido.
Dedé murió el uno de febrero de 2014 a los 88 años, en Santo Domingo con su misión vital cumplida: desde el 25 de noviembre de 1960 había dedicado toda su vida a mantener viva la memoria de sus hermanas.
Por Francisca Arriagada.
El Ciudadano