Frente a la crisis humanitaria que atraviesa Estados Unidos, con la oleada de más de 52 mil niños detenidos en condiciones inhumanas tras intentar cruzar solos la frontera, el presidente Barack Obama anunció que realizará cambios en el sistema migratorio mediante decretos ejecutivos.
Sin embargo, no se trata de una respuesta humanitaria sino de un incremento de las deportaciones a través de la suspensión de normas contra la trata para permitir la expulsión automática de los menores, la contratación de jueces de inmigración para agilizar los procesos, la apertura de nuevos centros de detención y el fortalecimiento de la frontera.
“No puedo quedarme quieto sin hacer nada”, sostuvo Obama el lunes tras cumplirse un año de la aprobación de la reforma migratoria en el Senado y su posterior bloqueo en la Cámara de Representantes. “Hoy estoy iniciando un nuevo esfuerzo para arreglar tanto como pueda nuestro sistema de inmigración por mi cuenta, sin el Congreso”, declaró el presidente en un mensaje desde la Casa Blanca.
En los últimos ocho meses, 52 mil niños indocumentados solos -provenientes en su mayoría de El Salvador, Honduras y Guatemala- han intentado cruzar la frontera México-Estados Unidos, se trata de una cifra que representa un incremento de más del 90 por ciento, en comparación con el año fiscal 2013. Entre las causas que generan la oleada inmigratoria se destacan la inseguridad, la violencia, el narcotráfico, las pandillas, la pobreza, la exclusión y la necesidad de reencontrarse con sus familias.
“Tomo medidas ejecutivas sólo cuando tenemos un problema serio, un asunto serio, y el Congreso decide no hacer nada. Y en esta situación, el fracaso de los republicanos de la Cámara a la hora de aprobar el proyecto es malo para nuestra sociedad, es malo para nuestra economía y es malo para nuestro futuro”, agregó el mandatario.
A través de una carta dirigida a los líderes en el Congreso, Obama solicitó la autoridad de vía rápida para agilizar las deportaciones, lo que significaría suspender las normas contra la trata de personas que impiden que los niños sean deportados de inmediato. Dichas regulaciones exigen la transferencia de los niños al cuidado del Departamento de Salud y Servicios Humanos, cuya función es actuar en el “mejor interés” del menor sin forzar la expulsión automática.
Además pidió fondos de emergencia de 2 mil millones de dólares para la contratación de más jueces de inmigración, que garanticen deportaciones más rápidas, junto a la apertura de nuevos centros de detención.
La solicitud, de ser aprobada, “facilitaría que las expulsiones se efectúen de la manera más humana”, aseguró el presidente. Se espera que la decisión de los congresistas se conozca el próximo 7 de julio, tras el receso de verano.
Por otra parte, según informó el portavoz de la Casa Blanca, Obama ordenó al secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, y al secretario de Justicia, Eric Holder, que le presenten las medidas que él podría adoptar sin aprobación del Congreso. Asimismo, señaló que el mandatario reorientará recursos del interior del país a la frontera para el refuerzo de la seguridad.
El anuncio del presidente estadounidense cobra relevancia cuando su mandato se destaca por haber alcanzado más de 2 millones de deportaciones, el mayor número alcanzado en Estados Unidos –el país con mayor población inmigrante-.
Repudio
Numerosas organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes repudiaron la respuesta del Gobierno frente a la crisis humanitaria.
“El presidente Obama le pide al Congreso que cambie la ley para permitir al gobierno infligir deportaciones aceleradas a niños que viajan por su cuenta. Eso es simplemente irrazonable”, sostuvo Leslie A. Holman, presidente de la Asociación de Abogados Estadounidenses, en declaraciones para la agencia AP.
“No importa como lo llames, deportaciones rápidas sin audiencias, para niños que están lógicamente temerosos de la violencia y del torbellino del que escaparon, es un error y es algo que contradice los valores fundamentales de esta nació”, añadió.
Asimismo, Marielena Hincapié, directora ejecutiva del Centro Nacional de Derecho de Inmigración, aseguró para la agencia estadounidense que el influjo de niños a través de la frontera “requiere realmente una respuesta humanitaria, no incremento en las deportaciones”.
Fuente: noticiaspia.org