“Debemos cerrar el centro de detención de Guantánamo. La mera existencia de este campo, y las políticas equivocadas que llevaron a su creación, sigue dañando la posición moral de Estados Unidos en el mundo, socava nuestra política exterior, y aviva las llamas del terrorismo, más que disuadirlas”.
Éste es pronunciamiento que el precandidato demócrata a las elecciones presidenciales de Estados Unidos Bernie Sanders sostiene sobre el incierto futuro de la cárcel de Guantánamo y que difunde en su portal web, bajo el epígrafe “Guerra y Paz”. En él se posiciona también sobre el rol de la política exterior norteamericana, los conflictos de Iraq y Afganistán, las relaciones con Irán, el conflicto entre Israel y Palestina y el combate contra el terrorismo.
Sin embargo, el senador por Vermont ha tenido matices en su opinión acerca del cierre de centro penitenciario a lo largo de su cargo como senador. Durante el mandato de George Bush, en 2007, estuvo entre un pequeño número de senadores que votaron para permitir que los detenidos de Guantánamo fueran trasladados a las prisiones estadounidenses, pero más tarde, en 2013, bajo la presidencia de Barack Obama, el autodenominado “socialista” votó en contra de destinar 80 millones de dólares para el cierre de la cárcel.
Sanders justificó su voto argumentando que desconocía lo que Obama pretendía hacer con los detenidos: “Una serie de preguntas importantes siguen sin respuesta con respecto a la cuestión bastante complicada, no sólo de cómo cerrar la instalación, sino lo que haces con los prisioneros», explicó el senador en aquel entonces.
Y agregó: «Hay algunos [internos] que deben ser puestos en libertad, hay otros que deben ser retornados a sus países de origen. ¿Estamos seguros de que bajo el mandato de Bush las decisiones fueron tomadas con respeto hacia estos prisioneros considerados ‘enemigos combatientes’? Con el fin de responder a estas preguntas, el presidente Obama ha nombrado a un comité de alto nivel de funcionarios de la administración que emitirá un informe en los próximos meses. Creo que es prudente revisar ese plan que desarrollarán antes de que se inviertan 80 millones de dólares de los contribuyentes».
Este ‘No’ de Sanders, lejos de rechazar la clausura del centro, se oponía a una propuesta insuficiente y que finalmente no aseguraba mayores derechos a los detenidos. De hecho, criticó que el plan de Obama no terminaba con el sistema de detención indefinida sino que simplemente se reubicaba desde Guantánamo a suelo estadounidense. Por eso Sanders, activista y defensor de las libertades civiles, votó en contra. No quiso financiar la importación del sistema de detención indefinida hacia los EEUU.
Sin embargo, los detractores de Bernie Sanders no tardaron en recuperar la memoria y recordar a sus seguidores que una vez este candidato que se autocalifica como “socialista” estuvo en contra del cierre de Guantánamo.
Al candidato demócrata le serviría difundir mucho más su posición –de hoy y del pasado- acerca de esta cuestión. Así lo reclaman los cientos de usuarios activos que lo interpelan en las redes sociales, quienes reiteradamente se preguntan por la intención del senador sobre el cierre de la cárcel y algunos hasta critican que sea un asunto poco tratado en los debates televisivos para las presidenciales.
El presidente Barack Obama prometió en 2009, durante su primera semana en el poder el cierre del penal. Siete años después, la promesa sigue siendo un mito, por una parte, por la falta de concreción de los planes del presidente y, por la otra, por el reiterado veto del Congreso republicano a la iniciativa.
Hoy la población carcelaria en Guantánamo alcanza poco más de 93 presos. Es la primera vez que la prisión baja del centenar de reclusos desde que se abrió a principios del año 2002, considerando que en un año más tarde contaba con un máximo de 680 presos.