¿Qué pasaría si todos los mitos y tabúes contra la pederastia se desmitificaran diciendo que es parte de una orientación sexual, tal como la heterosexualidad y la homosexualidad? Muchos pedófilos defienden su parafilia con orgullo, aseguran que es parte de su sexualidad y critican a aquellos que ven con desprecio y temor su gusto por niños y adolescentes.
Todo comenzó en los Países Bajos hace más de sesenta años, cuando el doctor Frits Bernard juntó un grupo de científicos, sexólogos y etnólogos y analizó las implicaciones de la pederastia. Le llamó Comité Científico Humanitario y aseguró que su objetivo era “eliminar prejuicios sobre temas relacionados con los contactos eróticos y las relaciones entre menores y adultos”.
Cuando la Segunda Guerra Mundial llegó a los Países Bajos, todos los documentos se destruyeron, pues uno de los postulados nazis fue acabar con los homosexuales y la interacción entre adultos y niños; sin embargo, tras finalizar el conflicto bélico von Santhorst formó el Enclave kring, cuyos postulados eran básicamente los mismos que el movimiento anterior, pues aseguran que después de los 12 años los niños pueden decidir conscientemente sobre su sexualidad por lo que la pedofilia debe dejar de verse como una parafilia.
El Enclave se convirtió en un movimiento internacional que tenía el apoyo de Estados Unidos, Japón y Europa Occidental. Muchos participaron en la creación de sus postulados y varias publicaciones alrededor del mundo comenzaron a hablar sobre la nueva tendencia de defensa de la pedofilia, tales como la publicación alemana independiente Der Weg zu Freundschaft und Toleranz; cuando llegaron los años sesenta, el movimiento activista pedófilo tenía gran impacto y un amplio grupo se simpatizantes, entre los que se encontraban algunos grupos que promovían la diversidad sexual.
Se definieron como childlover en lugar de pedófilos o efebófilos, estos últimos refiriéndose al amor o atracción hacia adolescentes. Otros más se califican como pedosexual, determinando que gustar de los niños es tan aceptable como cualquier otra orientación. Se reunían y la celebraban; se identificaban con otros y daban cuenta que no estaban solos.
Nacieron distintos movimientos propedofilia, algunos continúan y entre ellos existen diferentes grados de radicalidad. Unos aseguran que la interacción sexual es válida si el niño lo aprueba, otros simplemente se dejan llevar por sus impulsos sexuales. La asociación MARTIJN respeta la ley, pero el grupo Krumme 13 aconseja continuar con el acto sexual a toda costa sin importar lo que suceda después.
Algunos movimientos a favor de la libertad homosexual apoyaron a los pederastas hasta que a principios de los ochenta este activismo decayó. Según las autoridades gubernamentales y psicólogos, lo único que logra este movimiento es justificar el contacto sexual a menores y busca dar un nuevo panorama a lo imperdonable.
De hecho, en Holanda, el 2006 fue un año definitivo con la creación del PNDV, partido pedófilo que busca la legalización del bestialismo, la pornografía infantil, el exhibicionismo y evidentemente, el consenso de las relaciones sexuales entre niños y adultos. Todos sus miembros son conocidos por tener esta parafilia, uno ellos fue arrestado y los demás aceptan sin vergüenza sus gustos por los niños. Sin embargo, después de una elección en la que sólo 200 personas se atrevieron a firmar a favor del partido, en 2010 se disolvió.
Organizaciones buscan limitar su fuerza, campañas de la UNICEF, La Fundación Acción Social Inclusiva y herramientas tecnológicas intentan mermar el impacto de las redes que los pedófilos conectan. En 2008 el FBI dio a conocer algunos símbolos que utilizan los pedófilos para identificarse y cómo estos pueden hacer referencia a su perversión. Se trata de la unión de triángulos o corazones para mostrar su gusto por niños o niñas respectivamente, que se encuentran uno dentro de otro. Las mariposas las utilizan para representar a aquellos a los que les gustan tanto niños como niñas.
En la actualidad el movimiento continúa, sobre todo secretamente a través de sitios web y redes sociales. Con él se busca la derogación de leyes contra los pedófilos, una constante que comenzó hace más de sesenta años y que, esperemos, nunca sea posible.