Alejandro, ciudadano venezolano, llegaría a Estados Unidos procedente de Latinoamérica. Sería su primera visita al país cuya agencia de Aduanas y Protección Fronteriza revisa, de considerarlo pertinente, teléfonos celulares y computadoras de ciertos viajeros internacionales.
Aunque no se trataba de un viaje de placer, pues iría a compartir con un familiar cuyo estado de salud lo mantiene recluido en EEUU, era advertido por amigos y familiares de hacer borrón y cuenta nueva. Su miedo radicaba en el hecho de que en su ciudad de origen participa indirectamente en actividades relacionadas con los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), red de distribución promovida por el gobierno de Venezuela para abastecer y distribuir alimentos prioritarios a las comunidades, a través de la entrega de productos casa por casa.
«Borra los mensajes del celular y salte de los grupos de Whatsapp en los que abordan el tema político, no sea cosa que aunque no estés relacionado directamente con el gobierno o trabajes para él, corras con la mala suerte de que no te dejen entrar y pierdas la oportunidad de ver a tus seres queridos», le repetían al joven que antes de subir al avión optó por hacerlo.
A esta acción de psicoterror, se suman 60 motivos para que un viajero sea considerado inadmisible en tierra estadounidense (salud, criminalidad, razones de seguridad, cargos públicos, certificación laboral, entradas ilegales y violaciones de inmigración, entre otros) y existe una medida que señala que al solicitar la visa se deben facilitar, durante la entrevista, claves de acceso a las redes sociales (Twitter y Facebook, principalmente), si el funcionario de la embajada americana así lo requiere.
Esta muralla virtual de seguridad fronteriza, que se ha promovido en las últimas semanas, es parte de un plan puesto en marcha en el que se evaluará más a fondo a los inmigrantes que Estados Unidos recibe.
En este sentido, el Departamento de Estado del gobierno de Donald Trump ejecuta avances para requerir a todos los solicitantes de visa y residencia legal en Estados Unidos, con carácter oficial, la presentación de un historial de cinco años de sus redes sociales, e-mail y teléfono junto con sus solicitudes.
La iniciativa surge, según la Casa Blanca, por la falta de aprobación de una ley o la existencia de una regulación general para revisar el sistema de inmigración de Estados Unidos, sugiriendo pequeños cambios que, sumados, representan uno mayor. De allí que el gobierno presione al Congreso para que le otorgue más autoridad.
Entre esas otras exigencias está eliminar la lotería de visas, construir el muro fronterizo y poner nuevos límites a la reunificación familiar.
Se estima que la medida en la solicitud de visas impactará a unos 14.1 millones de solicitantes de todo el mundo, exponen estadísticas del Departamento de Estado. Expertos advierten que esto no solo violaría los derechos de los visitantes e inmigrantes sino que atrasaría aún más los procesos de visado.
Textos, fotos y videos serán estudiados sin importar su origen, lo mismo que conexiones, familiares y amigos.