160 películas de 43 países se proyectaron en dos teatros del corazón de Bombay
Por espacio de cinco días la Meca de Bollywood celebró la gran fiesta del arte inclusivo con la 10º edición del Kashish International Queer Film Festival, el certamen de cine LGTBI más grande de Asia y uno de los cinco más importantes del mundo.
“Estamos de celebración. Antes, los artistas no querían abordar este tema porque podían incurrir en la apología del crimen por el artículo 377 (ley colonial contra la homosexualidad). Ahora, toda la actividad artística se centra en mostrar la realidad del colectivo de la forma más fidedigna, sin estereotipos”, explicó en entrevista con el diario español El País Sridhar Rangayan, director de cine que lleva una década detrás de la organización del evento.
Rangayan es uno de los primeros realizadores de la industria cinematográfica india que dio a conocer su orientación sexual en 1990, cuando la visibilidad de la comunidad LGTBI en India era un sueño inalcanzable.
Entonces, y hasta septiembre de 2018, la homosexualidad no solo estaba condenada al ostracismo en una sociedad patriarcal y machista como La India, sino que la vigencia de la ley victoriana de 1861 penalizaba el “acceso carnal contra natura” con, incluso, cárcel de por vida.
La abolición de la norma después de años de lucha y tras una sentencia del Tribunal Supremo de India tan esperada como histórica, liberaba del temor a los casi dos millones de homosexuales censados en el país asiático y marcaba la detención de cerca de 1.500 indios por esa ley discriminatoria en 2015, según la ILGA (Federación Mundial de Gais y Lesbianas), como un episodio negro de la historia del país.
“Cuando empezamos, fue difícil encontrar patrocinios y las proyecciones fueron en un cine de 120 butacas”, subrayó Rangayan, quien creó la primera gran muestra de cine LGTBI en India aprovechando una decisión del Supremo en 2009, con la que se abrió la espita para la batalla legal y para la visibilización artística.
“Kashish es algo más que un festival de cine. Es un movimiento para la aceptación social y la igualdad de derechos”, resume al tiempo que subraya que más del 30% del público de esta edición ha sido “cisgénero”. El porcentaje demuestra el poder integrador de un evento para el que reservaron pases 2.000 personas este año.
Durante los cinco días de festival, 160 películas de 43 países se proyectaron en dos teatros del corazón de Bombay, el área sur de la ciudad que aún mantiene la arquitectura victoriana, por donde algunas estrellas de Bollywood se dejaron ver en apoyo a un cine minoritario, pero en ebullición.
Aunque Suecia fue el país de referencia en esta edición, las creaciones con acento español sobresalieron de entre las 50 producciones que compitieron en la sección oficial por premios valorados en 4.500 euros. En particular, José, el largo guatemalteco y estadounidense elegido como mejor película de ficción y guion original.
“Es estupendo ver cómo cada año más países se incorporan a movimientos que defienden la libertad de todas las personas en cualquier aspecto: desde la lucha por los derechos del colectivo LGTBI, a las mujeres, etcétera. Precisamente cuando en Occidente hay partidarios de volver al pasado”, contó por el director bilbaíno, Enrique Rey Monzón, en referencia a la nueva realidad social india tras la decisión del Supremo el año pasado. Su creación, Visibles, consiguió una mención especial del jurado en el apartado de corto documental.
Centrado en los miembros LGTBI de más de 40 años, Visibles, muestra en 20 minutos a algunos de los que destaparon su condición sexual cuando la sociedad española vivía bajo un yugo de tradiciones y creencias similar al impuesto hoy en India.
Una cinta que enseña la realidad actual de la homosexualidad vivida desde la madurez, lejos de los estereotipos asociados a un colectivo que, a menudo, se proyecta como eternamente joven, hedonista y siempre a la última moda.
El festival también proyectó la ficción corta de los jóvenes españoles Francesc Colomina y Javier Blanco, D’hom, con un equipo técnico y artístico, en su mayoría miembros del colectivo LGTBI.
“La LGBTIfobia no se termina solo desde las leyes, sino concienciando y educando”, dijo Colomina, describiendo un país que ha visitado.
No en vano, la producción de Rangayan, director del certamen, que llevó al colectivo transgénero a las pantallas indias por primera vez, Pink Mirror, sigue estando prohibida por la Junta de Censura India pese a ser un éxito de culto galardonado con varios premios.