Lo que pareciera ser solo una caricatura pedagógica para niños, resulta ser una realidad. Las abejas tienen la capacidad de realizar operaciones matemáticas sencillas, como suma y resta, según lo demostró un estudio realizado en el Instituto Real de Tecnología de Melbourne la (RMIT University), en Australia.
Se trata de los mismos investigadores que descubrieron anteriormente que las abejas productoras de miel son capaces de entender el concepto del número cero.
Descubrimiento
El profesor asociado del RMIT University, Adrian Dyer, explicó que las operaciones numéricas como la suma y la resta son complejas, porque requieren dos niveles de procesamiento.
«Necesitas poder mantener las reglas sobre la suma y la resta en tu memoria a largo plazo, mientras manipulas mentalmente un conjunto de números concretos en tu memoria a corto plazo», afirma Dyer.
Asimismo, destacó que este hallazgo sugiere que la cognición numérica avanzada puede estar presente, en mayor amplitud, entre los animales.
«Si las matemáticas no requieren un cerebro masivo, también podría haber nuevas formas de incorporar las interacciones de las reglas a largo plazo y la memoria de trabajo en los diseños para mejorar el rápido aprendizaje de nuevos problemas por parte de la inteligencia artificial», comentó.
Cómo fue la prueba
Los científicos, liderados por la investigadora Scarlett Howard, en el laboratorio de detección digital Bio Inspired (BIDS-Lab) en RMIT, trataron de crear un ambiente de aprendizaje para las abejas.
Primero diseñaron un laberinto en forma de Y. Cuando una abeja volaba por la entrada del laberinto, veía un conjunto de elementos que tenían entre 1 y 5 formas. Las formas eran azules, lo que significaba que la abeja tenía que sumar; o amarillas, para cuando tenía que restar.
Después de ver el número inicial, la abeja volaría a través de un agujero donde podría elegir volar hacia el lado izquierdo o derecho del laberinto.
Cada lado tendría una respuesta correcta o incorrecta. Si volaba hacia el lado correcto, las abejas recibirían una recompensa de agua azucarada; pero si elegían la entrada incorrecta, obtendrían una solución de quinina de sabor amargo.
Luego de más de 100 pruebas de aprendizaje, en casi siete horas, las abejas aprendieron que el azul significaba +1 y el amarillo significaba -1.
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