La amaxofobia se define como el miedo irracional a conducir. El término tiene un origen griego y está compuesto por dos partes unidas: «amaxo» que significa carro, carruaje o coche y «fobia» que significa temor propiamente.
Francisco Javier Díaz Calero, desde hace más de dos décadas trabaja ayudando a las personas a superar su miedo a conducir y asegura que lo peor de todo es «el miedo al miedo (…) le tienen miedo a sus propios nervios, a su propio descontrol».
La terapia que realiza consiste en charlar con sus pacientes-clientes mientras van al volante, gracias a un vehículo de autoescuela de doble mando que le permite garantizar su seguridad y la de los conductores.
Díaz Calero le explica a la BBC que esta fobia está muchas veces vinculada a un estado de ansiedad generalizada y que por eso en paralelo al pánico y a las habilidades psicomotoras propias de la conducción también va trabajando otros factores como «la gestión del estrés y la autoestima, que es un factor fundamental y determinante».
A pesar de que no hay cifras específicas sobre cuántas personas sufren de estos trastornos, las estimaciones en España varían alrededor del 25-30% de quienes tienen licencia, que pueden experimentar nervios o miedo. Para un 7% aproximado de los conductores, esa inseguridad se convierte en un pánico que imposibilita el manejo del automóvil.
Tres perfiles típicos
Para el especialista, en general son tres tipos de personas las que desarrollan un caso serio de amaxofobia:
En el primer grupo están los conductores ya experimentados, que sufren un ataque de ansiedad o de pánico mientras conducen y que no necesariamente está vinculado al manejo del vehículo sino a una situación de estrés.
El segundo lo integran los conductores que han tenido un cierto miedo a conducir desde el principio, que nunca llegaron a superar y que con el tiempo empeoró.
Y el tercero, agrupa a las personas que han sufrido un gran accidente de tráfico que les ha causado un Trastorno de Estrés Post Traumático.
Cómo tratarlo
Aunque existen terapias psicológicas que utilizan la hipnosis o la realidad virtual para tratar a pacientes con fobias, Díaz Calero cree que en el caso de la amaxofobia es más eficaz hacerlo con técnicas de exposición.
«El problema de la conducción es que en un despacho no se puede tratar», por lo que es necesario practicar, «porque si pierdes el hábito se incrementa el problema».
«Yo me meto con ellos en el coche (…) Vas trabajando sus miedos justo en el momento en el que aparecen», dice y aclara que «muchas veces el miedo se basa en una fantasía, en un miedo sobre lo que creen que va a ocurrir. Y lo que haces, por ejemplo, es contrastarlo con la realidad», explicó.
Díaz Calero empieza con un coche de autoescuela de doble mando y va haciéndoles circular por situaciones cada vez más difíciles en sesiones semanales.
El objetivo es conseguir «que mejoren su control emocional y su habilidad de conducción».