La cultura de la temible tribu konyaks, del estado indio de Nagaland, al noreste de la India y en la frontera con Birmania, fue captada en una serie de espectaculares retratos de sus últimos miembros.

Un hombre con tatuajes faciales y corporales que tradicionalmente se hacían a aquellos que traían la cabeza de algún enemigo. Foto: Peter Bos
Los integrantes de este colectivo son conocidos por sus tatuajes corporales y en la cara, que primitivamente se hacían después de traer como trofeo la cabeza de un enemigo.

Un integrante de la tribu de avanzada edad sujeta una lanza utilizada anteriormente para cazar a los guerreros enemigos. Foto: Peter Bos
En la época sangrienta, cada pueblo tenía un espacio predestinado para guardar los cráneos y cada hombre del pueblo debía contribuir trayendo las cabezas de sus enemigos.

Un hombre de la tribu frente a una pared con tallas de madera en forma de animal y címbalos de latón y cobre. Foto: Peter Bos
Las fotos de algunos miembros de la tribu han sido publicadas en el libro The Konyaks: Last Of The Tattooed Headhunters (‘Los Konyaks: Los últimos de los cazadores de cabezas tatuados’), de Phejin Konyak —la bisnieta de un cazador de cabezas prominente de la tribu—, y el fotógrafo neerlandés Peter Bos.

Dos hombres muestran sus tocados tradicionales que habitualmente se decoraban con las cabezas de los enemigos. Foto: Peter Bos
El libro muestra el concepto del embellecimiento corporal de los konyaks, a través de los tatuajes, ya que para sus miembros el cuerpo se entiende como un lienzo artístico, en el que se hacen inscripciones y dibujos como una forma de rito de paso o ciclo vital.

Dos mujeres sujetan lanzas de tres puntas utilizadas por los miembros de su tribu para cazar y matar a las presas. Foto: Peter Bos
Además, recoge las antiguas prácticas de una cultura que está desapareciendo, mediante testimonios de sus integrantes que incluyen descripciones e información sobre la caza de cabezas, los tatuajes, su significado y las técnicas que se utilizan, así como sus historias personales.

Un guerrero de edad avanzada frente a una choza tradicional, sujetando la mano de su nieto. Foto: Peter Bos