Lindsey Cole, una nadadora que se sumergía en un entrenamiento de rutina con un traje de sirena y un gorro de lana en el rió Támesis, en Londres, vio un gran bulto blanco y se dio cuenta de que tenía cuatro patas y estaba lanzando pequeños ruidos: era una vaca ahogándose.
Lo primero que pensó fue que era uno de esos plásticos que ella denuncia en esta travesía, ya que piensa recorrer a nado 200 millas (más de 330 kilómetros) a lo largo de 22 días como denuncia de los peligros de los productos de plástico que culminan en el río.
El domingo, durante su entrenamiento, la sirena avisó a su madre, Bárbara, quien la apoya en el bote que va a su lado en todo momento durante la travesía y entrenamiento, para que llamara a las autoridades.
Lindsey vio que el animal estaba vivo, pero no quiso acercarse por precaución. Algo positivo para ella, ya que los propios bomberos que rescataron a la vaca advierten que, en estas circunstancias, es mejor no acercarse a los animales por sus posibles reacciones.
Los servicios de emergencias llegaron al lugar donde estaba la vaca y la sacaron del río, con una excavadora y varias cuerdas.
Los especialistas suponen que el animal cayó al río cuando estaba bebiendo agua y, afirman que, de no ser por la aparición de la sirena, se hubiera ahogado en pocos minutos.
Tras el rescate, Lindsey «la sirena» siguió su camino y entrenamiento por la lucha contra el plástico contaminante.
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