Investigadores de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, en Estados Unidos, están cerca de ponerle fin a las pruebas toxicológicas a las que son sometidos miles de animales en mundo para determinar la nocividad de las sustancias que posteriormente serán utilizadas por humanos.
Según los científicos, las simulaciones por computador pueden ser igual o, incluso, más efectivas que dichas pruebas.
La conclusión fue publicada en la revista especializada Toxicological Sciences, ypara llegar a dicho resultado se creó una base de datos con información de 800 mil estudios toxicológicos realizados por la Agencia Europea de Química, que analizaban 10 mil productos con información sobre 10 millones de sustancias químicas.
Los investigadores, encabezados por Thomas Hartung, profesor del departamento de salud ambiental e ingeniería de la Escuela Bloomberg, le enseñaron a un supercomputador a leer y analizar toda la información, que al final arrojó resultados sobre la toxicidad de las sustancias.
De esta manera, los expertos demostraron que las principales pruebas tradicionales que conducen para conocer la toxicidad de un gran número de sustancias (de 350 a 750) no son reproducibles.
Según Hartung, los «tests con animales» resultaron ser peores para encontrar sustancias tóxicas (con una reproducibilidad del 70 por ciento):
“Tomamos todos y cada uno de los productos químicos para los cuales había estudios con animales, hicimos como si no conociéramos el resultado de estos y, al final, nuestro programa fue correcto en el 87% de los casos y hasta mejor, pues encontró el 89% de los productos químicos tóxicos”, asegura Hartung.
Para lograr estas conclusiones, los métodos empleados fueron el «big data» y la inteligencia artificial. De acuerdo con esto, no es diferente de la manera como Google encuentra la página web más relevante entre miles de millones de sitios disponibles.
“Se trata de determinar conexiones entre ellos (los resultados relevantes) y su similitud”, indica el experto, quien además detalló que este estudio puede tener un impacto positivo que va más allá de lo ecológico y puede tener implicaciones económicas, en dinero y en tiempo.
“Actualmente, solo en Europa las pruebas en animales consumen más de medio millón de especímenes cada año y le cuestan a la industria alrededor de mil millones de dólares. Y, por lo general, lleva meses obtener estos datos”, agregó Hartung.