En cartas privadas publicadas este jueves por el diario alemán Bild, Benedicto XVI, “el papa emérito”, quien tras su retiro se ha mantenido bajo perfil ante las controversias sobre la capacidad de Francisco para conducir la Iglesia, dice que la “ira” que expresan algunos de sus más acérrimos defensores corre el riesgo de empañar su propio papado.
“Puedo entender bien el dolor profundamente arraigado que el fin de mi pontificado causó en ustedes y en muchos otros. Pero para algunos -y me parece que para ustedes también- el dolor se ha convertido en ira que no afecta solamente a mi abdicación sino a mi persona y a la integridad de mi pontificado”, escribió en una carta del 23 de noviembre de 2017 al cardenal alemán Walter Brandmüller.
Esta publicación sale a la luz en el marco de la carta publicada en agosto, en la que se insta a renunciar al papa Francisco por su supuesta protección a un cardenal estadounidense abusador, que fue utilizada por algunos católicos conservadores que aún suspiran por el pontificado anterior de Benedicto XVI.
Brandmüller es uno de los pocos cardenales que suscribió una carta de dubia (que en latín significa “dudas”), en la que pide al actual pontífice que aclare su aparente voluntad de abrir la puerta para que los católicos divorciados y vueltos a casar reciban la comunión, lo cual, según sostienen los firmantes, está en contra de la ley de la Iglesia.
En este contexto de declaración de independencia de facto con respecto a Francisco, el cardenal estadounidense Raymond Burke se sumo a la carta del arzobispo Carlo Maria Viganò pidiendo la renuncia de Francisco.
Viganò alegó que Benedicto le había impuesto sanciones al cardenal Theodore E. McCarrick, exarzobispo de Washington, por inconducta sexual y Francisco las había levantado.
Los defensores de Francisco dicen que no hay evidencias de esas sanciones a McCarrick, quien renunció en julio, y apuntan a ampliar las pruebas de que no se comportó como si estuviese bajo esas limitaciones. Ni el Papa actual ni su predecesor han hecho comentarios sobre esto.
Benedicto fue el primer papa que se retiró en casi 600 años, y se negó a rechazar totalmente el papado, por lo que adoptó el título de “papa emérito” y siguió viviendo en el Vaticano.
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