“O soy una psicópata con piel de cordero, o soy como tú”.
Con el lanzamiento del documental Amanda Knox en la plataforma de streaming Netflix, se ha revivido el interés por este caso que se convirtió en una obsesión de la prensa mundial hasta el punto en el que incluso el cubrimiento terminó alimentando el juicio de los involucrados en medio de rumores sin confirmar y corazonadas judiciales.
En caso de que no recuerdes el caso, esta es su versión .zip:
Amanda Knox es una joven estadounidense que decidió irse a estudiar y vivir en Perugia, una pequeña ciudad en Italia, donde compartía su departamento con una chica británica: Meredith Kercher, quien en noviembre de 2007 fue encontrada muerta en su habitación.
Amanda y su novio, Raffaele Sollecito, fueron acusados en dos ocasiones de ser culpables del homicidio; sin embargo, en 2015 fueron declarados inocentes, mientras que un tercer involucrado, Rudy Guede, ha sido condenado a 16 años de prisión.
Se trata de un caso ante todo confuso, sobre todo gracias al papel de la prensa. El documental cuenta con la intervención de Nick Pisa, quien en ese entonces era reportero del diario británico The Daily Mail, allí habla de la forma como cubrió el hecho:
“Un asesinato siempre llama la atención. Un poco de intriga, un poco de misterio, una novela policial (…) Era un asesinato particularmente horrible. Degollada, semidesnuda y mucha sangre. ¿Qué más quieres en una historia? Lo único que falta es la Familia Real y el Papa, o algo así”.
Con este tipo de declaraciones no es extraño que después de ver el documental Nick también sea visto como uno de los culpables en esta historia…