El Banco Central de Argentina mantiene alta la tasa de interés e insiste que alcanzará la meta de inflación del 17 por ciento para este año. Los organismos internacionales y las consultoras del mercado hace meses que aseguran que la entidad no conseguirá cumplir el objetivo.
En esa dirección hora se sumaron las principales calificadoras de riesgo del mundo: Standard & Poors difundió ayer un informe entre inversores en el que menciona que la meta de inflación no es alcanzable. La calificadora le recomendó al Gobierno ser más flexible en las metas y le pidió concentrarse en las políticas de ajuste fiscal que siguen pendientes, a su criterio, lo cual podría profundizar las medidas neoliberales del gobierno de Mauricio Macri en el país trasandino.
Pese a que en la máxima entidad bancaria de Argentina sostienen que en 2017 la inflación bajará del 41 al 17 por ciento, siguen sin poder reflejarlo con un retroceso en el nivel de las tasas de interés. El titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, tuvo que admitir el martes último que en julio la inflación volvió a rebotar. Las consultoras privadas la estiman cercana al 2 por ciento. Esto implica que los precios hasta julio acumulen un ascenso cercano al 14 por ciento (11,8 por ciento lleva registrado hasta junio, inclusive).
De esa manera el Banco Central deberá conseguir que los precios mantengan un aumento promedio inferior al 0,6 por ciento por mes hasta fin de año para poder cumplir la meta del 17 por ciento, algo que hasta el momento parece una quimera, más si se proyecta algunas medidas que son un secreto a voces para después de las elecciones: aumento del transporte público, reajuste de tarifas y una mayor devaluación.
Los principales argumentos de economistas heterodoxos apuntan que en la autoridad monetaria no consiguen comprender que la inflación no es un fenómeno monetario sino que se asocia con tensiones de costos. Plantean que subió el dólar 20 por ciento, suben las tarifas 50 por ciento y los salarios avanzan arriba del 20, por lo que no hay manera que la inflación se ubique debajo de esos niveles. Afirman que es un tema estructural y que la demanda, si bien se moderó fuertemente, todavía le permite a los empresarios ajustar sus precios para trasladar el aumento de los costos, informa Página 12.
Este plan económico sigue perjudicando a los sectores trabajadores y, sobre todo a los más humildes. Tanto los salarios como las pensiones de asistencia social estuvieron lejos de llegar al 40% el año pasado para no perder poder adquisitivo el año pasado y en este 2017 en Argentina el panorama parece seguir por el mismo lado, aunque sin ser tan drástico.
De esta manera, la economía de Argentina vuelve a verse fuertemente influenciada por recomendaciones exteriores de los grandes centros económicos. El neoliberalismo tardío de Macri no ha encontrado su rumbo y la economía cada vez muestra más fisuras que, como siempre, hacen que caigan dentro de ellas los más desprotegidos.