Al finalizar el semestre la atención de la crisis europea se concentró en España. La dimensión de su economía, la cuarta de la eurozona, es muy superior a la de los restantes países más afectados de la región: Grecia, Portugal e Irlanda. El duro plan de ajuste aprobado en el Congreso hispano sólo con los votos del PSOE no fue considerado suficiente por el Eurogrupo y el FMI. Demandaron reformas laborales y la integración de las cajas de ahorro, que desempeñan un importante papel en el sistema bancario ibérico, así como precisar los recortes de gastos a efectuarse en 2011. Las ideas centrales de la reforma laboral del gobierno fueron tajantemente rechazadas por las centrales sindicales que anunciaron una huelga general. La dirección de las políticas económicas y sociales españolas ya no reside en Madrid sino en Bruselas donde funcionan los organismos comunitarios. Lo que acontezca en España se proyecta hacia el conjunto de la eurozona y en el plano global. La exposición en su economía de grandes bancos europeos y también estadounidenses es elevada. Por ello los insistentes rumores de que el Eurogrupo prepara un plan para acudir en su rescate.
Las decisiones fundamentales de la política económica y social de España ya no radican en Madrid sino en los organismos comunitarios con sede en Bruselas. El Eurogrupo no consideró suficientes el duro plan de ajuste aprobado en el parlamento español sólo con los votos del PSOE, sino que exigió se adoptasen inmediatamente “reformas laborales” y la culminación del proceso de integración de las cajas de ahorro, considerado como imprescindible para frenar el proceso que puede conducir a una crisis bancaria. Las medidas de ajuste reducirían en 2011 su déficit fiscal al 6% del PIB. Se trata de una contracción muy brusca, de más de cinco puntos porcentuales en dos años dado que en 2009 alcanzó al 11.2% del PIB, muy lejos del límite máximo de 3% establecido en las ordenanzas comunitarias no cumplidas por la generalidad de los países, objetivo que debería alcanzar en 2013. A mediados de junio, Bruselas demandó mayor precisión en el recorte del gasto a efectuar el próximo año, medidas a incluir en los presupuestos de 2011.
“Bruselas quiere asegurarse –constató El País– que las reformas estructurales lleguen de inmediato. Quiere un acuerdo laboral rápido y una reestructuración acelerada de las cajas de ahorro. Y pondrá el acento en los Presupuestos de 2011 (…)” (07/06/10). Definitivamente, determinaciones económicas y sociales fundamentales pasaron a ser decididas en Bruselas. La soberanía nacional en estas esferas no existe.
Las orientaciones decididas por el Eurogrupo cuentan con el respaldo de los más poderosos intereses económicos ibéricos. El presidente del grupo bancario Santander, Emilio Botín, aprovechó la junta de accionistas de mayo de uno de los cincos bancos que en medio de la crisis financiera está obteniendo más ganancias a nivel global, para exigir al Gobierno español ajustes profundos y “serios” en el plano laboral y financiero. Las medidas adoptadas a la fecha, enfatizó, “van en la dirección correcta para cumplir con los compromisos contraídos con Europa, aunque requerirán firmeza y continuidad en el tiempo” (12/06/10).
El FMI se ha pronunciado públicamente en la misma dirección. Su portavoz, Carolina Atkinsons, declaró que el organismo está “muy impresionado” por los objetivos del plan de ajuste. En su último informe demandó a La Moncloa reformas “urgentes y decisivas” para reparar un mercado laboral “que no funciona”, sanear la finanzas públicas y transformar las cajas de ahorro para que se parezcan más a los bancos. Abiertamente el Fondo Monetario presiona en la misma dirección que el Eurogrupo. Junto con expresar su pleno respaldo a las medidas de ajuste también insistió en la necesidad de flexibilizar el mercado del trabajo.
El esquema de reforma laboral presentado por el Ejecutivo a las organizaciones sindicales recibió un rotundo rechazo. El texto, manifestó el secretario de Acción Sindical de la UGT, Toni Ferrer, “lesiona los derechos de los trabajadores. Favorece –subrayó– claramente los intereses de la patronal”. “Sirve –expresó a su turno el dirigente de Comisiones Obreras, Ramón Górriz-, para despedir más y más barato, para convertir el tema de la intermediación en un negocio (…), aumenta el poder discrecional de los empresarios” (12/06/10). Ambas centrales sindicales anunciaron la realización de una primera huelga general durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, considerando que ya el texto preliminar de la reforma entregó a las organizaciones sociales, como señaló Toni Ferrer, “está claramente inclinado a los intereses empresariales” (15/06/10).
En el plano político la propuesta gubernamental encontró de inmediato el rechazo de Izquierda Unida. El diputado Gaspar Llamazares, que expresó su opinión, estableció que la reforma laboral constituye una clara manifestación de la “hoja de ruta del ajuste impuesto y tutelado” por los “mercados” y los organismos internacionales. La reforma, expresó, constituye un “menú a la carta para la patronal y una dieta de adelgazamiento para los trabajadores” (12/06/10).
La política contractiva se intensificó cuando España aparecía recién saliendo de una recesión iniciada a finales de 2007 y que se prolongó, por tanto, durante algo más de dos años. El propio Ejecutivo ha debido reconocer que el fuerte plan de ajuste presupuestario llevará a una baja en la actividad económica. En el primer trimestre el producto creció apenas un 0.1% gracias en buena parte a un aumento del gasto público, que con el plan se reduce drásticamente. Caer nuevamente en recesión aparece como un dato de la causa, consecuencia del shock político. En 2009, la economía se contrajo en 3,9%.
La alta inestabilidad y el nerviosismo existente se expresó cuando Financial Times Deutschland y luego Frankfurter Allgemeine Zeitung y otros diarios germanos informaron que Bruselas preparaba un rescate para evitar la bancarrota española. Angela Merkel consultada sobre la reiterada información, junto a desmentirla, manifestó que “lo importante es que hay un fondo de rescate para toda la zona euro. España –puntualizó-, como cualquier otro país, puede acudir al fondo de rescate si fuera necesario” (15/06/10). Si bien se produjeron desmentidos inmediatos la sensación de fragilidad aumentó. La experiencia griega fue que los sucesivos rumores de la inminencia de un plan de rescate duraron hasta que éste se produjo y ello se reflejó en incremento de las primas de riesgo por sus bonos soberanos. En vísperas de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la UE efectuada a mediados de junio registró un nuevo máximo, alejándose aún más de la alcanzada por los títulos alemanes, que considerados como refugio, descienden por su fuerte demanda
Este nerviosismo es particularmente fuerte en los bancos. La exposición en España de la banca de la eurozona es muy elevada. El Banco Internacional de Pagos, que reúne a los principales bancos centrales del mundo, la cifra en 602.000 millones de euros, muy poco inferior a la de los otros tres países en dificultades –Grecia, Portugal e Irlanda– que suman 705.000 millones. La lista es encabezada por las instituciones francesas (205.000 millones de euros), seguida por las alemanas (167.000 millones). Los bancos norteamericanos suman 140.000 millones de euros y los británicos 115.000 millones. Por tanto, de darse una situación de no pago sus repercusiones no se limitan a la eurozona. Es una consecuencia de un mercado de capitales globalizado.
El presidente del BBVA, Francisco González, reconoció que “los mercados financieros han retirado su confianza en nuestro país” y que “para la mayoría de empresas y entidades españolas, los mercados de capitales están cerrados” (15/06/10). Ante ello han debido aumentar su endeudamiento con el BCE, superando en mayo por primera vez los 85.000 millones de euros, con lo cual reúne el 16,5% del total prestado por la institución comunitaria en la eurozona, porcentaje muy inferior a lo que representa el PIB ibérico dentro de la UE, que alcanza a cerca de un 11%. Las afirmaciones de González incrementaron en el mercado la aversión frente al endeudamiento soberano español.
El país no está al margen de sus efectos globales. Las dificultades bancarias de la eurozona, y particularmente de las españolas, constituyen constató el Informe de Estabilidad Financiera presentado por el Banco Central al Senado la mayor amenaza para la estabilidad financiera en Chile. “Las tensiones financieras en Europa –manifestó su presidente, José de Gregorio– ponen una importante cuota de incertidumbre sobre la recuperación del mundo y la fluidez de los mercados financieros globales” (17/06/10).
Una de las principales fuentes de financiamiento en moneda extranjera de la banca chilena proviene precisamente de instituciones europeas. Un 41% del total de acuerdo a las cifras por zona geográfica entregadas por el instituto emisor. En particular constituye una potencial fuente de contagio la fuerte presencia en la banca nacional de las filiales de instituciones europeas, entre ellas muy destacadamente el Santander y el BBVA.
Primeramente se produjo un efecto en los costos de financiamiento que aumentó en unos diez puntos porcentuales a mediados de junio con relación a los percibidos antes de que se profundizase la crisis en la zona euro, llegando a tasa Libo más treinta a cincuenta puntos base. A esa fecha todavía no se daban restricciones de liquidez. El informe del banco Central advirtió que el riego existe “especialmente si se considera el mayor uso de líneas con el extranjero para el financiamiento de activos no asociados con el comercio exterior”. Barack Obama llamó en la víspera de la cumbre del G-20, a efectuarse en Toronto, a “garantizar y apoyar” la recuperación económica mundial. “Trabajamos en forma excepcionalmente dura para recuperar el crecimiento: ahora no podemos flaquear, no podemos perder fuerzas” (19/06/10). Formulación abiertamente en contradicción con la política seguida en España propiciada por el Eurogrupo y el FMI.
“Íbamos a reformar los mercados –constató el presidente del gobierno hispánico, Rodríguez Zapatero– y los mercados nos han reformado a nosotros”, luego de presentar su drástico plan de ajuste (13/06/10). Es una aseveración cruda de hacía dónde se trasladó la dirección de su economía y del grado de sometimiento de la política gubernamental.
La decisión de Madrid forma parte de una toma de posición negativa frente al gran debate económico actual: austeridad fiscal o crecimiento. “Las medidas de austeridad –declaró, con razón, Costas Lapavitsas, del centro de estudios londinense Research on Money and Finance– representan una vuelta a la economía prekeynesiana, a Hoover, a la victoria de los halcones antidéficit de Europa. Todo conduce a ese viejo error de reducir el gasto político y subir los impuestos mucho antes de que la economía se haya recuperado. Ese resurgir del conservadurismo –añade– está directamente relacionado con la fuerza de los intereses financieros, el mismo que nos metieron en la crisis de 2007. Ese calvinismo tan alemán de austeridad –concluyó– es extremadamente peligroso en estos momentos y puede conducir a Europa a un largo, largo estancamiento” (13/06/10).
Lo que acontezca en España constituye por ellos un tema clave en la crisis de la eurozona. Se trata de la cuarta economía de los países que tienen el euro como moneda, con un producto del orden de US$1 billón, muy superior al que reúnen en conjunto los otros Estados con más problemas: Grecia, Irlanda y Portugal que explican un 6% del producto de la zona.
Por Hugo Fazio
El Ciudadano