«No sé dónde está mi diploma de Standford hoy, debe estar en algún lugar, pero usualmente le pido a la gente que me cuente sobre sus vidas, porque detrás de cada diploma, detrás de cada currículum, hay una historia personal que es incluso más poderosa», decía en junio de 2014 el empresario chileno Alberto Chang en una conferencia en la University of Arkansas at Little Rock (UALR) en Estados Unidos.
Entonces sacó aplausos y más de algún suspiro. Por estos días, en cambio, lo han dejado de mentiroso. No habría estudiado Economía en Stanford como solía decir. Tampoco habría sido accionista de Google, como le gustaba presumir y como se afirmaba en la web del Grupo Arcano, del cual era su dueño y fundador.
Hoy la mencionada web ya no está funcionando, se cayó, se vino abajo. Como el imperio del ingeniero comercial Alberto Chang, el Grupo Arcano, una «organización internacional dedicada a la gestión de inversiones en private equity y venture capital (…) reconocida por invertir en negocios de innovación y obtener una alta rentabilidad en sus nuevas empresas (…) en energía, recursos naturales, tecnología, bienes de consumo, desarrollo inmobiliario y servicios financieros», como rezaba la página.
Nació en 2001, cuando Chang la fundó junto a su madre, Verónica Rajii Krebs. En la práctica, la lógica de operación era similar a la de AC Inversions. A través de su filial Onix Capital captaba recursos en Chile, ofreciendo hasta 2,5% mensual, los que luego eran invertidos en negocios de alta rentabilidad en el extranjero y regresaban al país para pagarle a los inversionistas las ganancias que se les habían asegurado. A partir de 2011 abrieron oficinas en Miami, Estados Unidos; al año siguiente en Londres, Reino Unido; y en 2014 en Sídney, Australia.
Hoy, sin embargo, Onix Capital fue declarada en quiebra y Verónica Rajii está presa. El pasado 18 de abril la PDI la detuvo mientras intentaba tomar un vuelo hacia Perú. Su hijo, en cambio, sí alcanzó a hacerlo. Un mes antes, el 12 de marzo, salió en un avión hacia Malta. No obstante, igualmente la justicia chilena lo formalizó por estafa, lavado de activos e infracciones a Ley General de Bancos y a la Ley de Mercado de Valores.
El hombre rico
Alberto Chang no estuvo durante su formalización. Sin embargo, el fiscal de delitos de alta complejidad oriente, Carlos Gajardo, consiguió dibujarlo a la perfección. Relató que con los dineros supuestamente ilícitos adquirió propiedades en Chile y el extranjero avaluadas en, al menos, US$ 10,9 millones. Departamentos en Providencia, Vitacura, Viña del Mar, Miami, Sidney, Londres y Malta se cuentan entre ellas. Junto con esto están los autos y un yate de lujo. También una isla ubicada en pleno Caribe, en las Islas Vírgenes Británicas. Con todo ello pavoneaba ante sus inversionistas.
Le interesaba aparentar que era uno de los hombres más ricos de Chile, para lo que mantenía en su oficina fotografías con famosos y personalidades conocidas a nivel mundial. Bill Clinton es uno de ellos, por ejemplo. El fiscal sumó que el empresario exhibía pantallazos falsos de sus cuentas corrientes en el extranjero a los inversionistas.
Se estima que en Chile hay cerca de 1.000 inversionistas afectados que confiaron y pusieron su dinero en el Grupo Arcano y alrededor de 100 millones de dólares comprometidos. Este jueves se dieron a conocer algunos de los que invirtieron entre 2009 y 2016 en el holding, destacando los nombres del pintor Mario Toral con $8.034.053.307 y del reconocido gimnasta Tomás González con $94.000.000, entre otros.
Quizás fue precisamente todo esto lo que hizo sospechar a la persona que en octubre de 2015 ingresó una denuncia anónima a la Fiscalía de Las Condes, cuestionando la legalidad del Grupo Arcano y dando vida al proceso que hoy tiene encarcelada a Verónica Rajii y a Alberto Chang con la certeza de que si pisa nuevamente suelo chileno será inmediatamente detenido. Nunca antes madre e hijo le habían hecho tanto honor al nombre Arcano.
Daniel Labbé Yáñez