Entender el ciclo económico del capitalismo

Una explicación a fondo y detallada del ciclo económico del capitalismo observando la realidad chilena y el mundo.

Entender el ciclo económico del capitalismo

Autor: Ciudadano

El 14 de julio el mundo celebra la Revolución Francesa, el hito político fundante de la época moderna. Parece apropiado que su creación más esencial y determinante, el capitalismo moderno, haya escogido precisamente la efeméride del año 2022 para dejar caer algunos de sus principales indicadores a niveles que marcan hitos significativos. Seguramente se recuperarán, pero sus turbulencias confirman que este anárquico y contradictorio modo de producción social jamás defraudará a sus críticos.

Precios del día 14 de julio 2022

El 14 de julio de 2022 el dólar sobrepasó los 1.000 pesos. El tipo de cambio real cayó 10 por ciento en el mes y más de un cuarto en 12 meses, a su nivel más devaluado en registro. A consecuencias de ello, las ganancias netas del fondo AFP, tras descontar comisiones y primas, acumuladas ambas desde 1981 y calculadas en la moneda estadounidense, se hicieron negativas.

Todo ello en el contexto que los mercados del conjunto de países desarrollados perdieron un cuarto de su valor en 12 meses y regresaron a su nivel de inicios de siglo, corrigiendo parcialmente la inflación de activos financieros por emisión monetaria. Los emergentes también se acercan a ese mismo nivel, cerrando el superciclo de precios elevados que en la primera década los había elevado a más del doble de los desarrollados.

El cobre se derrumbó más de un quinto en el mes, más de un cuarto en 12 meses y más de un tercio desde su reciente máximo de mayo de 2021, cerrando el borbotón especulativo que experimentó durante el COVID, acercándose a su promedio histórico y @retomando la trayectoria descendente que experimenta desde el año 2011.

Todos estos fenómenos suceden en un mundo convulsionado por la guerra que enfrenta en Ucrania a las potencias emergentes, que asientan su inevitable ascenso frente al Occidente desarrollado, el que ha optado por una estrategia agresiva para intentar frenarlo. Al tiempo que sus economías tropiezan con un bache importante agudizado por el COVID, a medio camino de recuperación de su quinta crisis larga en 150 años, iniciada con este siglo.

Nikolái Dmítrievich Kondrátiev (1892-1938)

Nikolái Dmítrievich Kondrátiev (1892-1938), revolucionario, economista y estadístico soviético, descubrió que los ciclos que el capitalismo había evidenciado a cada década o menos desde 1825, se inscriben asimismo en una trayectoria cíclica de largo plazo.

Basándose en ello acertó en 1925 con la proyección más espectacular que registra esta ciencia, la Gran Depresión de 1929. Lamentablemente su conceptualización pronosticaba asimismo una inevitable recuperación lo cual al parecer no fue del agrado de Stalin. Acabó preso y fusilado junto a otro gran economista y revolucionario soviético, Nikolái Bujarin (1888-1938) en los infames juicios de Moscú.

Ciclos de Kondratiev (Authers 2009)

El gráfico adjunto fue presentado el 3 de marzo de 2009 en el comentario “La Mirada Corta”, que miles de personas en todo el mundo esperaban a diario con ansias para conocer la evolución de la crisis mundial, a cargo de John Authers, entonces editor de mercados del diario británico Financial Times, hoy en Bloomberg, que desde entonces la ha venido cubriendo cotidianamente en forma magistral. Rebautizados por él como “ciclos seculares”, Authers llevó el gran descubrimiento de Kondratiev al centro de la teoría económica contemporánea. Desde ese momento resulta difícil justificar que no se consideren en el trasfondo de cualquier análisis de coyuntura económica.

150 años de capitalismo (Shiller 2022)

Como homenaje a Kondratiev y también a Authers, CENDA actualiza diariamente la serie del índice S&P500, de Wall Street, compilada por el premio Nobel Robert Shiller, que muestra los cinco grandes ciclos de las economías desarrolladas desde el inicio del primero de ellos en 1871. Esa es la forma de la trayectoria descrita por la sucesión de más de 30 ciclos de período inferior a una década que las economías desarrolladas vienen experimentando desde que el primero se inauguró con la crisis de 1825 en Gran Bretaña, por entonces el único país con producción capitalista más o menos asentada.

A partir de junio de 1981, fecha que coincide con la sima o punto más bajo del último ciclo largo del siglo XX, CENDA superpone la evolución de la cuota del fondo AFP.

Precisamente este hecho es el que explica las elevadas rentabilidades promedio tanto de la cuota AFP, 4,3 por ciento anual en dólares, como de Wall Street 5,6 por ciento anual, en ese período. En 150 años y hasta el 14 de julio del 2022, el índice S&P500 promedia 2,4 por ciento anual, bastante menos que el PIB estadounidense.

Bache a medio camino de recuperación

La trayectoria de los mercados financieros en los dos últimos ciclos seculares refleja claramente la actividad económica subyacente. Dicha correlación es aún más precisa si los mercados se miden en oro para limpiar la distorsión monetaria, especialmente  la provocada por la compra sistemática de activos financieros con emisión de los bancos centrales a partir de los años 1990.

Un fenómeno complejo aparece así simple (Authers). La economía y los mercados caen desde 1966 hasta topar fondo en 1981, se recuperan a lo largo de esa década y exuberan durante los años 90 hasta alcanzar la cima de ese ciclo en el último día del siglo XX. En el nuevo siglo y ciclo caen durante la primera década hasta topar fondo el 2011, para iniciar una nueva recuperación en la segunda, la que hoy se encuentra a medio camino, aún lejos de recuperar el nivel inicial. Oscilando todo el tiempo y con severas correcciones y baches intermedios, como el que se inició el año 2018, agudizado por el COVID.

Wall Street,  dólar y empleo EE.UU. en últimos dos ciclos seculares

El gráfico adjunto muestra en el trasfondo la evolución del empleo medido por las planillas de pagos (payroll) expresado como proporción de la población mayor de 16 años, en los EE.UU. Esta es la medida más precisa del empleo, puesto que se basa en dos censos, uno mensual de 150 millones de planillas de pagos que cotizan para la seguridad social, y el censo de población. Es muchísimo más contundente y complementa las encuestas de ocupación que dan origen a las cifras de desempleo y fuerza de trabajo en busca de empleo.

Tras agregar 372 mil nuevos empleos en junio de 2022, las personas en planilla de pago alcanzaron a 57,8 por ciento de la población mayor de 16 años en los EE.UU.. Aún por debajo de su nivel preCOVID de 58,7 por ciento y lejos del máximo histórico de 62 por ciento alcanzado al terminar el siglo pasado. Se constata de este modo que la principal economía del mundo está recién a medio camino de recuperación tras una década de crisis secular en la que el empleo tocó fondo a fines de la primera década, con menos del 55 por ciento de la población mayor de 16 años en un empleo formal.

El valor del dólar, expresado como la cotización del oro invertida como recomendaban los economistas clásicos, muestra asimismo una sorprendente correlación con el ciclo económico, se devalúa y revalúa según éste baja y sube.

Esta constatación permite comprender un hito económico global determinante, la economía desarrollada se encuentra a medio camino de recuperación secular. El empleo, el dólar y los mercados financieros tienen todavía mucho camino que recorrer hacia arriba, hasta recuperar y luego superar sus niveles alcanzados durante el ciclo que terminó junto con el siglo XX.

Ciertamente van de tumbo en tumbo, con saltos y caídas importantes a lo largo del camino, como las experimentadas en 1987 o 1992, por ejemplo, en el curso de recuperación del ciclo anterior, o el iniciado el año 2018 y agravado el 2020 por el COVID. Pero sin duda van subiendo.

Un primer hito al 14 de julio del 2022 ha sido que, tras una corrección en que perdieron más de un cuarto del elevado nivel alcanzado a fines del año 2021 impulsados por fuertes compras de activos con emisión de bancos centrales durante la pandemia, los mercados desarrollados han regresado a su nivel de inicios del siglo. Habían logrado recuperar esa altura recién a inicios del año 2020, antes del COVID, tras la profunda sucesión de crisis que los hundió durante la primera década.

Mercados desarrollados y emergentes durante el ciclo secular en curso

Se constata también la gran distorsión que introduce Wall Street, impulsada por la gigantesca compra de activos financieros con emisión de la Reserva Federal. Aún tras perder más de un cuarto de su valor el 2022, la bolsa estadounidense todavía se encuentra más de un 50 por ciento por encima de su nivel de inicios del siglo.

Ello contrasta con los mercados desarrollados excluyendo a EE.UU., cuyo valor actual es un 40 por ciento inferior al de inicios de siglo, nivel que nunca han superado consistentemente en el siglo XXI. Ello sugiere que la corrección en curso todavía es insuficiente en Wall Street.

Ciclo secular economías desarrolladas y superciclo emergente

Los mercados emergentes, por su parte, también han regresado a su nivel de inicios de siglo, después de haberse elevado el doble por encima de los desarrollados en la víspera de la crisis subprime del año 2007. Han seguido una trayectoria descendente desde entonces perdiendo casi un tercio de su valor en los últimos 12 meses.

John Authers constató que lo que bautizó “complejo emergente”, es decir, el conjunto de monedas y bolsas de las economías emergentes, y las materias primas, oscilan en perfecta sincronía y en fase, suben y bajan al unísono, con las desarrolladas, pero de modo amplificado. Efectivamente, pero como resultado de esa amplificación el denominado “superciclo” emergente oscila ¡a contrafase del ciclo secular desarrollado, se eleva cuando éste cae y viceversa!

Complejo emergente vs. mercados desarrollados

Ello queda en evidencia de modo dramático en el gráfico adjunto, que muestra la evolución del complejo emergente, monedas y bolsas, y materias primas, además de la cuota AFP, comparados con los mercados desarrollados, a lo largo del ciclo secular en curso, iniciado con el siglo.

Se aprecia que todo el complejo emergente se eleva en la medida que los mercados desarrollados caen a lo largo de la primera década y se derrumban en la medida que estos se recuperan a partir de la segunda década.

El conjunto de las monedas y bolsas emergentes se eleva 2,6 veces por encima de los desarrollados, incluyendo a los denominados países BRIC, Brasil Rusia, India y China, que se elevan 3,2 veces, la cuota AFP a una altura similar y Chile que sube 4,6 veces más alto. El récord lo experimenta el cobre que al año 2007 se ha elevado 6,2 veces por encima de los mercados desarrollados, medidos en dólares ajustados por el índice de precios al consumidor estadounidense (CPI).

Lo opuesto sucede a partir de la segunda década, cuando todo el complejo emergente se desploma a medida que los mercados desarrollados y el dólar se recuperan. Hasta el día 14 de julio de 2022 en que todos regresan a sus valores de inicios de siglo. El cobre sigue todavía por encima, cómo la cuota AFP, pero ambos experimentan correcciones muy fuertes en los últimos meses, semanas y días.

Al igual que el ciclo secular de las economías desarrolladas que lo determina, el superciclo del complejo emergente va de tumbo en tumbo, incluyendo borbotones especulativos como el experimentado por el cobre durante el COVID. Pero claramente su fase de precios altos ha concluido el 14 de julio de 2022.

Cobre

El 14 de julio de 2022 el precio del cobre cerró a 3,19 dólares por libra, caía 22,1 por ciento en el mes, 25,4 por ciento en 12 meses y 37,3 por ciento desde su máximo reciente de 5,1 dólares por libra alcanzado en mayo de 2021.

Precio mensual del cobre en dólares y oro

Con esta fuerte caída se ha cerrado el borbotón especulativo que se inició en el peor momento del COVID, mayo de 2020, cuando había caído a 2,7 dólares de hoy por libra. Expresado en oro, el precio del cobre en ese momento cayó a 86 gm de oro por tonelada, su mínimo histórico desde que EE.UU. terminó la política de 35 dólares por onza de oro.

Con la caída del 14 de julio de 2022, el precio del cobre se aproxima a su valor de 3 dólares de hoy por libra, su promedio de casi un siglo.

El superciclo de precios del cobre retoma de ese modo su trayectoria descendente iniciada en febrero de 2011, cuando alcanzó su máximo en lo que va del siglo con 6 dólares de hoy por libra.

Expresado en oro, el cobre viene a la baja desde el año 2006, desde el 2011 cae bajo su promedio de 172 gramos de oro por tonelada y el 14 de julio de 2022 cerró a 140 gramos de oro por tonelada.

Precio anual del cobre desde 1935 vs. empleo y mercados economías desarrolladas

El valor del cobre no presenta misterio alguno. Vale tres dólares de hoy por libra, su promedio desde 1935.

No muestra tendencia a la baja como las mercancías normales, porque el notable incremento en la productividad del trabajo requerido para encontrarlo, extraerlo y refinarlo, apenas compensa la creciente escasez de yacimientos de buena calidad.

Su precio, en cambio, oscila a cada instante porque como todas las cosas escasas es determinado exclusivamente por la demanda, que siempre es veleidosa, pero que en estas mercancías no depende sólo de la producción para consumo final como en el resto, sino además de la especulación. Ésta manda al milisegundo pero determina asimismo su superciclo de largo plazo.

Sólo de esta manera es posible comprender el insólito fenómeno que el precio del cobre se eleva hasta el doble de su promedio cuando las economías desarrolladas, que son sus principales demandantes productivos directos o indirectos, atraviesan crisis seculares. A la inversa, cae hasta la mitad de su promedio en las décadas en que estas se recuperan y exuberan.

El capital no encuentra ocupación productiva en las economías grandes cuando atraviesan décadas de crisis. Baja entonces a especular en materias primas, monedas y bolsas y de cuanto hay en economías emergentes. Al revés, cuando las primeras se recuperan, absorben enormes cantidades de capital, el que obviamente prefiere invertir productivamente que dedicarse a especulaciones riesgosas.

Parafraseando al diario Financial Times de Londres, hubo un tiempo en que el cobre se usaba para fabricar ollas y cables pero hace mucho que se ha convertido en un instrumento financiero.

Superciclo del complejo emergente

El superciclo del complejo emergente y su asombroso comportamiento a contrafase del ciclo secular de las economías desarrolladas, se puede apreciar con claridad observando el comportamiento de los mercados mundiales desde 1981, sima del ciclo secular precedente que coincide con la creación de las AFP.

Mercados mundiales desde 1981, sima ciclo secular anterior y creación AFP

Los mercados desarrollados se elevaron oscilando sin cesar desde 1981 hasta fin de siglo. Con un importante freno a medio camino entre 1987 y 1993, que incluye el derrumbe de la burbuja financiera de Japón en 1990, para culminar en la exuberancia irracional (Greenspan, Shiller) de la última parte del siglo.

Ya en el nuevo siglo y ciclo, los mercados desarrollados caen en dos grandes enviones sucesivos hasta perder más de un 60 por ciento de su valor a finales de la primera década. Se reponen hasta recuperar el año 2018 su nivel de inicios de siglo. Pero enfrentan allí fuertes respingos de medio camino, agudizados por el COVID, y luego de elevarse al cielo impulsados por los bancos centrales, han regresado a ese nivel el 14 de julio de 2022.

Llama la atención el desacople de Wall Street, el más importante mercado desarrollado, del resto de estos a partir del 2013. Al 14 de julio de 2022 y tras perder un cuarto de su valor en el año, se encuentra todavía un 50 por ciento por encima de su nivel de inicios de siglo. Desde 1981 ha promediado 5,6 por ciento de crecimiento anual. 

El cobre, en cambio, cae oscilando fuertemente desde 1981 hasta fin del siglo pasado, con una importante subida de medio camino, precisamente en 1987 cuando empieza el freno de medio camino en la recuperación de las economías desarrolladas.

El precio del oro en dólares de hoy sigue una trayectoria de caída similar al cobre desde 1981 hasta fin de siglo, pero con menos oscilaciones y bajando sin cesar a lo largo de las dos últimas décadas del siglo XX. Leyendo dicha cotización al revés, como recomendaban los clásicos, su caída refleja la revalorización del dólar a lo largo de toda la recuperación secular de las economías desarrolladas.

Llama la atención la singular estabilidad de largo plazo en los precios del cobre y especialmente del oro. En efecto, tras la corrección que culmina el 14 de julio de 2022, el cobre y el oro tienen precios parecidos a los de junio de 1981, cuatro décadas atrás. En el mismo período los mercados desarrollados medidos en dólares de hoy se han multiplicado cinco veces, con un crecimiento promedio de 4 por ciento anual.

Las monedas y mercados emergentes son cuento aparte. El concepto mismo nace en 1987 junto a los índices respectivos, que incluyen la bolsa chilena y los BRIC, Brasil, Rusia, India y China, estos últimos conforman un índice especial desde 1994, cuando que un importante economista confirmó que en pocos años superarán a los hoy desarrollados.

No bien creados estos índices de países emergentes en 1987, los que miden el movimiento conjunto de sus bolsas y monedas puesto que se expresan en dólares, experimentan de inmediato una fuerte subida. Hasta 1997 cuando se derrumban con la crisis asiática y siguen cayendo sin pausa a través de la crisis “punto com” del 2000 y hasta el año 2003. Luego se recuperan y exuberan hasta alcanzar máximos en la víspera de la crisis subprime, el año 2007.

Desde el 2007 los mercados y monedas emergentes vienen cayendo sin cesar, siempre a tumbos por cierto. Al 14 de julio de 2022 han regresado a su nivel de inicios de siglo, como se ha mencionado, pero considerando que en ese momento estaban más arriba que los desarrollados, todavía tienen espacio para caer más que éstos antes de nivelar su comportamiento secular.

La bolsa y el peso chileno se elevaron más aún que el conjunto de los emergentes hasta el año 2007. Por lo mismo su derrumbe ha sido aún más estrepitoso y al 14 de julio de 2022 han caído hasta el mismo nivel de los demás. Es interesante el comportamiento de la cuota AFP, que tiene parte invertida en mercados emergentes y parte en desarrollados, especialmente en Wall Street. Al cabo de 41 años, su rendimiento en dólares ha sido de 4,4 por ciento anual, poco más que los desarrollados en su conjunto y menos que Wall Street, en el mismo período.

Superciclo materias primas y resto complejo emergente vs. desarrollados

El gráfico adjunto compara todos los mercados con el conjunto de los emergentes desde la sima del ciclo secular anterior en 1981 y hasta el 14 de julio de 2022. Evidencia el sorprendente comportamiento a contrafase del superciclo del cobre y oro respecto del ciclo secular de las economías desarrolladas.

El superciclo cae sin cesar, el cobre a tumbos y el oro más establemente, a lo largo de toda la recuperación de los desarrollados en las décadas de 1980 y 1990. En el nuevo ciclo y siglo los metales se elevan mientras los mercados desarrollados caen en la primera década y vuelven a caer cuando estos se recuperan a partir de la segunda.

El resto del complejo emergente tiene un comportamiento parecido, sólo que evolucionan por encima de los desarrollados, mientras el cobre y oro mantienen su valor al tiempo que todos los demás mercados crecen.

Dólar a mil pesos

Sin duda el hito económico más espectacular del 14 de julio de 2022 fue el dólar a 1.000 pesos. El tipo de cambio real alcanzó ese día su récord histórico, el anterior había sido de 917 pesos por dólar en monedas de hoy, en febrero de 2002 cuando la crisis “punto com” tocaba fondo.

Corregida la locura de los “Chicago Boys” del dólar a 39 pesos, que equivalen a 333 pesos de hoy, la trayectoria del tipo de cambio real, que considera la inflación tanto de Chile como EE.UU., ha sido singularmente estable, oscilando en torno a 800 pesos por dólar, devaluando a 1.000 pesos y revaluando a 550 pesos, en monedas de hoy.

Es interesante constatar que el tipo de cambio real chileno ha seguido en general la evolución secular del valor del dólar medido en oro, pero al revés. El tipo de cambio real chileno se ha devaluado más o menos en la misma medida que el dólar se revaluaba respecto respecto del oro en las recuperaciones del ciclo secular y, al revés, el tipo de cambio real chileno se ha revaluado en la misma medida que el dólar se ha devaluado frente al oro en las fases de crisis secular de las economías desarrolladas.

Evolución secular del tipo de cambio real chileno y dólar

A lo largo de la recuperación del ciclo secular precedente, en las décadas de 1980 y 1990, el tipo de cambio real chileno se devaluó a la tercera parte, del equivalente a 39 pesos de entonces que son 337 pesos de hoy por dólar a 900 pesos por dólar. En el mismo período el dólar se revaluó al triple respecto del oro. En otras palabras, el peso compraba más o menos la misma cantidad de oro en 1981 y en 2000.

El revés, durante la fase de crisis del ciclo largo de las economías desarrolladas iniciado con este siglo, el dólar se devaluó a la quinta parte en oro a lo largo de la primera década, mientras el peso se revaluó al doble en el mismo período, desde poco más de 900 pesos por dólar a inicios de la primera década a poco más de 500 pesos por dólar a inicios de la segunda década.

En la recuperación el peso se ha comportado como era de esperar, devaluando más o menos en la misma medida que el dólar se revalúa secularmente. Sin embargo, mientras la devaluación del peso ha sido muy violenta, el dólar no ha despegado significativamente de sus niveles mínimos respecto del oro. Todo ello sugiere que la cotización del peso no debiera subir mucho más. Vamos a ver.

Pérdidas fondo AFP

El 14 de julio de 2022 fue para el fondo AFP un día de pérdidas que culminó un mes de pérdidas en un año de pérdidas, en una década y media de pérdidas desde antes de la crisis subprime.

Tras este rosario, las ganancias brutas del fondo desde inicios de siglo resultan idénticas a las de Wall Street, cuyo rendimiento supera ampliamente el de la cuota AFP desde su creación en 1981.

En enero de 2021 el fondo AFP había acumulado desde 1981 una ganancia bruta récord de 158 mil millones de dólares de hoy, misma que al 14 de julio de 2022 había caído a 75 mil millones, perdiendo más de la mitad de lo ganado desde su creación.

Como resultado al 14 de julio de 2022, las ganancias brutas del fondo resultan inferiores a las comisiones y primas cobradas por el sistema, ambas acumuladas desde 1981. Por lo tanto los millonarios aportes netos de afiliados y el fisco al sistema AFP, más de 200 mil millones de dólares de hoy desde 1981 hasta el 14 de julio de 2022, han dejado como resultado una pérdida neta.

No es la primera vez que sucede. Aún sin considerar que las comisiones y primas absorbieron todas las ganancias brutas acumuladas a lo largo del período de instalación del sistema en los años 1980, el fondo volvió a quedar a pérdida neta durante varios años tras las crisis asiática y “punto com”, nuevamente en la crisis “subprime” el año 2008 y en la crisis COVID el año 2020.

Ganancia bruta, comisiones y primas y ganancia neta fondo AFP desde 1981
La ganancia neta del fondo es muy volátil puesto que mientras la ganancia bruta sube y baja todo el tiempo las comisiones y primas se acumulan sin cesar.

Calculadas ambas en UF, con la cual las devaluaciones generan “ganancias” mientras el fondo se derrumba expresado en dólares, las comisiones y primas igualmente absorben la mitad de las ganancias brutas en el mismo período.

Ganancia bruta y neta fondo AFP en dólares y UF
Ganancia bruta y neta fondo AFP en dólares y UF

Los aportes corrientes netos efectuados por afiliados y fisco, cotizaciones y subsidios menos pensiones pagadas por el sistema, acumulan más de 200 mil millones de dólares desde 1981, calculados con el dólar a mil pesos.

Dicho aportes netos han financiado íntegramente los cerca de 50 mil millones de dólares restituidos por el Parlamento con los retiros y poco menos de diez mil millones de dólares en otros retiros netos.

Además de una pérdida neta, de más de cinco mil millones de dólares. Y por cierto la totalidad del fondo remanente que al 14 de julio de 2022 se había encogido a 141 mil millones de dólares.

 

Un poco de teoría

Apreciar el momento que atraviesa el ciclo económico secular de la economía mundial, determinado por las grandes economías desarrolladas y que resulta en un superciclo a contrafase en las economías emergentes, parece indispensable para ubicarse con lucidez en el movimiento de la creación más compleja de la humanidad hasta hoy, que no es otra que el moderno modo de producción social global, por ahora capitalista.

El movimiento cíclico, que evidencia el capitalismo, no es algo extraño,  ni en la sociedad humana ni mucho menos en la naturaleza. Es la forma de movimiento de conjuntos de muchos individuos que se influencian mutuamente y lentamente van alineándose en una dirección determinada, casi siempre en forma primero imperceptible, luego lentamente, hasta desplegarse de modo geométrico, siempre construyendo sobre lo previamente avanzado, hasta alcanzar su clímax. Le sigue un inevitable descenso, que puede ser más o menos rápido y muchas veces es violento. La alternativa resulta en una explosión. Se inicia así un nuevo ciclo.

Trayectorias similares son bien conocidas y se aprecian en el movimiento de los océanos y en la atmósfera, y desde luego en el comportamiento político del pueblo. Son movimientos pesados porque resultan del actuar conjunto de gogoles de moléculas, miles de millones de personas, o cientos de millones de empresas. Adquieren por ello una dinámica propia que no resulta posible alterar significativamente. Sólo es posible conocerlos y navegarlos. Eso lo sabe cualquier piloto, conductor económico o político, avezado, para quienes por cierto resulta posible conducir e incluso aprovechar estas corrientes profundas para arribar con su nave a puerto, todos más o menos sanos y salvos.

En todo lo anterior sólo se constata el movimiento secular de la economía capitalista, pero no se responde la pregunta de cuáles son las fuerzas que empujan, en este caso a a decenas o cientos de miles, o millones, de empresas, a alinearse en una dirección determinada.

La economía clásica, estudiando la crisis de 1825, realizó hace dos siglos la proeza teórica de dilucidar el movimiento de los ciclos cortos del capitalismo y la fuerza que los determina: la tasa de ganancia. Ésta a su vez es determinada de retorno por el propio ciclo económico.

Las crisis del capitalismo a cada década o menos, por ejemplo, se precipitan porque el atochamiento general que resulta del auge previo, que hace descender la tasa de ganancia hasta el punto en que no tiene sentido seguir invirtiendo. Ello congela el consumo de las empresas que siempre es el determinante y el único que se puede contraer violentamente, y precipita la crisis. La crisis misma despeja los mercados abarrotados y recompone la tasa de ganancia, lo que inicia las recuperaciones, justo en el momento en que el consumo de las personas es mínimo porque están cesantes o con remuneraciones reducidas.

La emisión monetaria, teorizó Bagehot a mediados del siglo XIX, juega también un rol importante, ayudando a la continuidad de la cadena de pagos al interrumpirse el crédito en las crisis.

La economía del siglo XX, estudiando la depresión de los años 30, realizó la segunda proeza teórica de verificar que el Estado puede actuar decisivamente morigerando los ciclos capitalistas, gastando de manera contracíclica.

Lo que hasta ahora no se ha establecido como teoría aceptada universalmente, como lo anterior, es qué fuerza provoca los ciclos seculares constatados por Kondratiev. En este punto quizás lo más sugerente es lo postulado por el economista Robert Brenner de la Universidad de California: es la tasa de ganancia.

Pero no su promedio general sino sólo aquella que mueve las industrias transables, las que comercian internacionalmente. Esta tasa, constató Brenner, tiende a bajar secularmente en las potencias dominantes cuando son enfrentadas a la competencia de las potencias emergentes.

La genialidad de Brenner implica que los grandes ciclos de Kondratiev estarían determinados por el real carácter de la época que vivimos desde hace tres siglos, que no es todavía la era moderna ni su modo de producción el capitalismo, sino la era de transición de la vieja sociedad agraria en que todavía vive y trabaja media humanidad, a la modernidad capitalista hecha y derecha. Pletórica de crisis.

Por Manuel Riesco

ECONOMISTA CENDA

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