Una mina de datos serios. Un tomo grueso de 16 autores y 512 carrillas. Es el nuevo libro Radiografía crítica al “modelo chileno”, balance y propuestas compilado por Gonzalo Martner y Eugenio Rivera.
Una idea que recorre varios de sus capítulos –una idea al juicio de este comentarista fundamental para mejorar la salud, la jubilación, la educación, y en general para subir el gasto social—es la socialización de la renta ricardiana.
Así por ejemplo el capítulo a cargo de Jorge Leiva (quien ha sido Ministro de Economía y Representante de Chile ante el BID) sobre “Las rentas del cobre y el desarrollo chileno” constata que, “La divergencia entre el aumento de los precios y el aumento de los costos significó un aumento excepcional de las utilidades, que superan largamente el costo de oportunidad del capital, generando rentas ricardianas de una cuantia inusitada: 4/5 de las utilidades obtenidas correspondieron a rentas del cobre capturadas por las empresas para beneficio de sus accionistas.”
¿Qué es la renta ricardiana?
Aunque su nombre se lo debe a David Ricardo (1772-1823), el nudo de la idea fue expuesto ya en La Riqueza de las Naciones de Adam Smith (primera edición 1776).
Ambos constataron que el mismo trabajo y el mismo capital aplicados a mejores tierras producen más trigo, y por ende más dinero.
Smith ya planteó la pregunta, ¿Cuánto cobra el dueño por permitir el uso de su tierra? Lo contesto: “Lo más que pueda.” No pueda cobrar tanto que no hay cómo pagar a los trabajadores, quienes necesitan por lo menos lo suficiente para subsistir y perpetuar su clase. Si niegue al emprendedor quien organiza y supervisa la agricultura su ganancia normal capaz que vaya el “farmer” a la tierra de otro terrateniente o abandone el ramo.
Todo lo que sobra de la venta de la cosecha–en fin todo lo que no es necesario para realizar la producción—acapara.
Constató Ricardo que los dueños de tierras mejores que los peores que valía la pena cultivar estuvieron en condiciones de cobrar renta sin aportar nada ni al trabajo físico ni al ingenio empresarial.
Ya había dicho Adam Smith que a los terratenientes les gusta “cosechar donde nunca sembraron.”
En las palabras de Carlos Marx, cobran por “dones de la naturaleza.”
Ricardo desarrolló su teoría de la renta menos de dos siglos después de las guerras civiles en Inglaterra de 1642-1651. Los “niveladores” partidarios de la repartición de la tierra perdieron. Por lo tanto Marx pudo haber dicho que la aristocracia terrateniente cobró rentas no tanto por dones de la naturaleza como por las hazañas militares de sus antepasados.
Ricardo aconsejó al soberano cobrar impuestos a los terratenientes. Lo aconsejó por ser una manera de solventar el gasto fiscal sin entorpecer la producción y por la facilidad de cobrar. Puede haber fuga de capitales. No puede haber fuga de tierras.
El gran pionero de las ciencias económicas actuales quien fue León Walras (1834-1910) realizó una crítica lógica y matemática de lo que él llamaba “la teoría inglesa de las rentas.” Mostró que la idea de renta ricardiana puede ser generalizada. No es una idea limitada a tierras, ni una idea limitada a recursos naturales.
Se puede llamar “renta ricardiana” en un sentido walrasiano amplio cualquier “aumento excepcional de las utilidades” o “ganancia que supera el costo de oportunidad del capital” que no tenga función social. Que no tenga la función de financiar la producción. Que no tenga la función de motivar la producción.
En los años treinta del siglo pasado John Maynard Keynes propuso un capitalismo reformado con participación del estado en los planes de inversión y con “la eutanasia de la clase rentista.”
Hoy en una Radiografía al “modelo chileno” un elenco de distinguidos autores chilenos realiza una serie de aportes valiosos entre los cuales la aplicación actual de la idea de socializar las rentas ricardianas es fundamental. En su resumen de los debates sobre reforma tributaria en 2012 Eugenio Rivera señala la necesidad de aumentar la obtención de rentas provenientes de los recursos naturales (p 334). Gonzalo Martner en su capítulo Chile: salir del crecimiento sin redistribución observa, “…las utilidades extraordinarias por extracción de recursos con alta demanda y oferta limitada y las ganancias monopólicas no tienen justificación alguna ni desde el punto de vista de la eficiencia, ni de la equidad.” (p. 245) Hernan Frigolett en su análisis pormenorizado de las cuentas nacionales entre 2003 y 2010 destaca que “…aquellos sectores que capturan rentas, ya sea por extracción de recursos naturales o bien por la capacidad de extraer rentas de carácter oligopolico, tienen productividades medias que superan por lejos las condiciones prevalecientes en el resto de las actividades productivas.” (p. 167) Hay más. Hay que conseguir el libro y leerlo.
Por Howard Richard
Dr. en Filosofía en la U. de California y Dr. en Planificación Educativa en la Universidad de Toronto. Es miembro del Consejo Académico de Universitas Nueva Civilización.