Contener las demandas de los trabajadores “ya que hacia adelante no hay espacio para mayores gastos”, fue le último llamado del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, ante la Cámara de Diputados durante la semana que culmina. La frase, aplaudida por los medios masivos, da cuenta del rol que está asumiendo el personero en el gobierno de la Nueva Mayoría.
En medio de movilizaciones de trabajadores públicos, como los funcionarios del Registro Civil, de la Dirección General de Aeronáutica Civil y de Gendarmería por mejoras salariales, el ministro Valdés dijo que “cada vez que venimos a una discusión de un proyecto de ley de modernización de cualquier cosa, rápidamente se transforma en una discusión de mejoras salariales y contratación. Eso es lo que tenemos que empezar a contener en serio hacia los próximos años, porque si no, fiscalmente el total no va a cuadra”.
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Las palabras dan atisbos de la postura gubernamental ante las próximas negociaciones del gobierno con la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (Anef). “Tenemos varios gremios con legítimas aspiraciones, pero esas legítimas aspiraciones se tienen que contraponer con la realidad que tenemos hoy en día. Ha habido paros y proyecto que vamos a tener otros paros, y requerimos de suma disciplina entre todos para contener y mover estas demandas hacia una realidad nueva”- sostuvo Valdés.
Pareciera que la ‘realidad nueva’ es una masa trabajadora que pide poco y una ciudadanía convencida de que hay que apretarse el cinturón para mantener la economía de un país en que el 1% de los más ricos concentra el 32% de los ingresos (en EE.UU. el 1% suma el 19%). Si se amplia la lupa de esa cifra, unas 1780 personas, que representan el 0,01% de la población más rica en Chile, reciben $460 millones de ingreso per cápita mensual.
Nada dice el ministro de políticas públicas para revertir dicha situación. Bajo el argumento de “realismo y responsabilidad”, Valdés termina siendo el principal interlocutor del empresariado en el gobierno de la Nueva Mayoría. Austeridad en el gasto y reducción del déficit fiscal son reglas de oro del empresariado y de los economistas neoliberales. Todo sea para contener las demandas sociales de un Estado con mayor proactividad en la economía y mejor calidad de vida para las mayorías.
Si bien las expectativas de crecimiento de la economía para el 2016 de un 2,25%, son bajas, el contexto mundial es una desaceleración a fondo de la economía. En tal escenario, la situación de Chile es mucho más optimista en comparación con varios otros países de la región y del mundo, con esperanzas de crecimiento muy inferiores o nulas.
LA BENDICIÓN DEL CEP
Una semana antes, se redujo la distancia que el gobierno de Bachelet había mantenido con el empresariado desde que se comprometió con reformas para mejorar la situación de las mayorías. A principios de octubre la presidenta junto a sus ministros Jorge Burgos, Marcelo Díaz, Nicolás Eyzaguirre, Máximo Pacheco y Rodrigo Valdés fueron de visita al Centro de Estudios Públicos (CEP), propiedad del industrial forestal Eliodoro Matte y principal centro de pensamiento del empresariado criollo.
A la salida del encuentro sólo hubo frases de buena crianza. El presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Alberto Salas, calificó como «interesante y muy buena», Eleodoro Matte se preocupó de salir sonriente en las fotos junto a la mandataria y Horst Paulmann salió de la reunión haciendo un gesto con el índice hacia arriba.
LOS BONOS MEDIÁTICOS AL MINISTRO
Desde que Bachelet nombró a Rodrigo Valdés como ministro de Hacienda, el empresariado inició una ofensiva mediática para instalarlo como principal interlocutor del Ejecutivo. Lo alabaron desde la patronal y los medios le dieron generosa cobertura. El economista PPD se ganó las portadas de Las Últimas Noticias y los palmazos en la espalda de las editoriales de El Mercurio y La Tercera. La política del “realismo sin renuncia” que encarna Valdés concitó la bendición del empresariado y de los grandes grupos económicos.
En entrevista a LUN a principios de octubre el ministro Valdés dijo que quería reinstalar la regla del balance estructural en el centro de la política económica y anunció una reducción en la inversión pública total de 2,4%. Los medios se han preocupado en instalar en la agenda de los chilenos la desaceleración económica y las clásicas advertencias de abrocharse los cinturones. Un titular dominical de LUN con la foto del ministro decía “Valdés advierte: Los chilenos vamos a tener que trabajar mucho”.
En su cruzada por la gradualidad dada a las reformas ha concitado el apoyo del senador DC Andrés Zaldívar y del ex ministro de Piñera, Felipe Morandé. El primero dijo recientemente que “creo que el mensaje que da el ministro Valdés está en la línea correcta. Hay que ser muy estrictos en que no se puede aumentar el gasto más allá de lo que sea conveniente o necesario o que pueda impactar negativamente en el equilibrio fiscal”. Por su parte, Morandé sostuvo que «hay que reconocer la labor que hizo el ministro de Hacienda Rodrigo Valdés, en controlar las mayores aspiraciones de gasto que tenían de los integrantes de la Nueva Mayoría».
Y como Valdés sabe responder a los elogios, el día de la visita al CEP le llevó un regalo al empresariado, anunciándoles la incorporación de directores independientes en empresas públicas, elegidos a través del Sistema de Alta Dirección Pública (ADP). Bajo la excusa de profesionalizar más de mil cargos, quienes se desempeñan hoy en los directorios de las grandes corporaciones tendrán las mejores posibilidades para sentar sus posaderas en directorios de empresas estatales, como EFE, Correos, el Banco Estado o FONASA.
Cuando se concrete la medida, situaciones como el reciente escándalo protagonizado por el empresario Rafael Guilisasti que desde CORFO se pasó a la sociedad Cascadas, se tornarían la tónica.
Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
El Ciudadano
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* Un análisis más a fondo lo puede leer en la actual edición de El Ciudadano en circulación.