Desde julio del 2010 que en Chile los precios de los alimentos van al alza. Según la FAO, la cantidad de personas en el mundo que no tiene qué comer alcanza los 925 millones y la cifra podría aumentar.
En 2010 se registró un aumento en el precio de los productos similar al de 2008. Las advertencias de las Naciones Unidas son claras: el mundo se encuentra en una situación «muy preocupante», sobre todo los países que pertenecen a África subsahariana, Asia, América Latina y el Caribe tras la escalada insostenible de precios de los alimentos desde mediados de 2010 hasta lo que va de 2011.
En total, el organismo internacional calcula que son 80 países los que sufren este grave problema, entre ellos Haití y ahora también Colombia, nación que enfrenta una fuerte inseguridad alimentaria tras el intenso temporal que dejó cerca de dos millones de damnificados.
Según datos proporcionados por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), los valores de los productos crecieron en su totalidad en un 25% aproximadamente el año pasado. Entre ellos, los de los cereales aumentaron un 39%, mientras que los otros que registran alzas fuertes son los de las oleaginosas, cuyo valor se incrementó en un 55%.
El azúcar muestra una tendencia alcista en los últimos tres años. En enero de 2011, el azúcar crudo promedia a 31 centavos de dólar la libra en Nueva York, 3 centavos más que el año anterior.
Desde la central regional de la FAO en Chile, la oficial de Comercio y Mercados, Ekaterina Krivonos, explica que los precios de los alimentos aumentaron muy drásticamente desde julio de 2010, por lo que califica a la situación de «preocupante» y advierte que no hay que relajarse.
Según la FAO, la cantidad de personas en el mundo que no tiene qué comer alcanza los 925 millones y la cifra podría aumentar si no se toman las medidas necesarias.
La escalada inflacionaria comenzó como consecuencia de los desastres climáticos y también de la especulación financiera. La funcionaria explica que la razón principal del alza fue la falta de producción debido a las cosechas malas en varias partes del mundo: hubo sequías en Rusia y Ucrania, e inundaciones en Australia, tercer principal exportador de azúcar.
El aumento de los precios alimentarios hace temer que el fantasma de la crisis alimentaria que apareció a mediados de 2008 regrese y, lo que es peor, la ONU advierte que se puede generar una nueva explosión de «revueltas del hambre», como las ocurridas en ese año en varios países africanos, además de en Haití y Filipinas.
El relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Olivier de Schutter, es más tajante en sus aseveraciones al destacar que el mundo vive ya el inicio de una crisis alimentaria similar a la de 2008.
Sin embargo, Krivonos marca diferencias entre lo ocurrido hace más de dos años y lo de ahora y explica que una de las razones que generó la escalada de precios en 2008 fue la disminución rápida de las reservas y utilización de granos. Hoy la relación entre ambas (reserva y utilización) es de aproximadamente el 23%, precisa la oficial, por lo que afirma que la situación no es crítica, pero podría cambiar en cualquier momento si hay de nuevo malas cosechas y circunstancias climáticas adversas.
En términos estadísticos, los valores globales de los alimentos subieron el pasado diciembre al punto de llevar a un máximo histórico el Índice de Precios de la FAO -que mide los cambios de precios mensuales de una cesta de alimentos de 55 productos, como cereales, aceites, lácteos y azúcar-, al promediar 214, 8 puntos más frente a los 206 de noviembre.
El incremento continuó al iniciar el año. La variación de precios entre diciembre de 2010 y enero de 2011 reflejó un nuevo aumento de 3,4%, el séptimo mensual consecutivo, que marca, además, un nuevo récord: 231 puntos, el nivel más alto desde que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación comenzó la medición de los precios en 1990 (cuadro).
Alfredo Coutiño, director de Moody’s Analitycs para América Latina, explicó al diario ecuatoriano El Telégrafo que el mundo se encuentra en la segunda parte de la película vivida en 2008 cuando la economía mundial empezó a derrumbarse.
Tiene similares componentes -precisa- complementada con otro factor que no había estado presente antes con tanta intensidad y son las condiciones climáticas desfavorables que han destruido la producción agrícola. «Este segundo escenario no está muy lejos precisamente de una crisis alimentaria», añade.
El analista económico prevé que el panorama que nos espera es difícil, no hay muchas medidas que tomar para resolver el asunto en el corto plazo, pero sí hay acciones a largo plazo que son básicamente incrementar los niveles de inversión y producción de alimentos, pero eso tomará entre dos y cinco años.
Para Adrián Rodríguez, oficial a cargo de la Unidad de Desarrollo Agrícola de Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), durante los últimos años se ha generado una tendencia al aumento en el precio de las materias primas agrícolas (commodities) porque han cambiado algunos de los determinantes de la demanda de alimentos. Entre ellos -precisa- el aumento en el poder de compra de la población en países como China e India, y el cambio hacia una dieta más occidentalizada.
La Cepal registra que como promedio anual, entre los productos que presentaron la mayor subida de precios el año pasado, están el azúcar (44,4%, mercado libre), el aceite de palma (31,9%), la carne (27,1%), el trigo blanco (USA) (25,5%) y el arroz (17,6%).
Rodríguez señala a este diario que el alza que se presentó durante el segundo semestre de 2010 fue elevado y generalizado, y dado que afectó a los tres principales cereales de consumo humano (maíz, trigo y arroz), así como a la carne, no se puede descartar un incremento en los precios en 2011. ¿Cuánto? es difícil predecirlo, responde, sobre todo en un contexto de tanta volatilidad como el que se ha dado desde el segundo semestre de 2008.
PAÍSES EN PROBLEMAS
Entre los países de América Latina y el Caribe que enfrentan falta y aumento en el precio de alimentos, la FAO menciona a Haití y Colombia. Jéssica Faeita, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Haití, destaca a El Telégrafo que, además de los problemas de demanda y oferta de alimentos indicados por la FAO, en el país caribeño el precio del petróleo se ve como otro factor fundamental para el aumento de costos globales en los alimentos. El precio del petróleo pasó de $84 en marzo de 2010 a más de $90 a enero de 2011 y la tendencia sigue al alza, precisa la representante.
La funcionaria indica que Haití registra un aumento en el valor de sus productos luego del terremoto (2010), pero hay varios factores que han contribuido a la baja de precios en los meses recientes, como la ayuda alimentaria internacional masiva tras el sismo y la entrada, así mismo masiva, de productos de la República Dominicana.
Faieta añade que este país sigue representando un colchón de seguridad alimentaria para Haití, pero si el precio del petróleo incrementa, «sería lógico pensar que el precio de sus alimentos, de los cuales Haití depende mucho, también subirá».
La situación de Colombia, en cambio, es de inseguridad alimentaria debido a las fuertes lluvias caídas en 2010. La presidenta de la Corporación Colombia Internacional (CCI), Adriana Mojica, confirma el impacto causado en los precios de los alimentos. Según datos oficiales, la cifra de hectáreas de cultivos inundados en el país vecino es de 680.000, por lo que el impacto del invierno se ha visto reflejado en el incremento de los precios en un 25%, sobre todo de las hortalizas y verduras. Asimismo se registra un aumento en las frutas que sobrepasa el 10%, calcula la empresaria.
Para evitar que la tendencia alcista empeore, la FAO recomienda varias acciones en el ámbito público. Por ejemplo, fortalecer las reservas de emergencia, lo que no siempre es fácil cuando los precios ya son altos, pero también a largo plazo invertir en agricultura, aumentando la resistencia a las condiciones climáticas.
Se suma a ello tomar medidas para promover específicamente la situación de algunos productos alimenticios como la papa y la quinua, que no dependen de los movimientos del mercado internacional, con el fin de diversificar la canasta de consumo.
Por Diana Auz