La Corte Suprema de Estados Unidos acaba de aplicar el gobierno kirchnerista su propia medicina. El fallo que lo obliga a pagar la totalidad de la deuda que reclaman los ‘fondos buitres’ será aplicado con la misma metodología usada con los litigios en el Ciadi, con Repsol y con el Club de París: una suma al contado y una nueva emisión de deuda, la cual podría llegar a los u$s 30 mil millones. Es el monto que reclama el conjunto de los acreedores que rechazó la reestructuración de deuda de 2005 y 2010. Se trata de una acumulación abusiva de intereses desde 2001. Los fondos que sí aceptaron la reestructuración podrían reclamar para ellos los mismos beneficios que los ‘buitres’, esto en virtud de la cláusula del “acreedor más favorecido” introducida por Néstor Kirchner en el primer canje de deuda. Este cláusula y el ofrecimiento de ‘cupones de PBI’, por u$s 40 mil millones, delata el carácter usurario del arreglo de deuda pergeñado por el gobierno ‘nacional y popular’.
Aceptar este fallo y contraer una nueva deuda externa enorme, llevará a corto plazo a una mega devaluación del peso. La única forma de pagar semejante hipoteca es mediante la ruina económica de los trabajadores y los jubilados.
El fallo norteamericano constituye un atropello de primera magnitud. Por un lado violenta los mecanismos regulatorios de quiebras bajo el capitalismo, esto al dar la razón al 7% de los acreedores y forzar a que se les pague de la misma cuenta bancaria que es utilizada para el pago al 93% de los acreedores restantes. El fallo contrasta con las operaciones de rescate de la deuda pública de Grecia y de los bancos de Chipre, donde la Comisión Europea obligó a los acreedores y accionistas, respectivamente, a pagar una parte de la factura. Este “bail-in”, en su expresión en inglés, no privó de beneficios a los acreedores, que compraron deuda pública a precios de remate. Por otro lado, es un respaldo a la llamada ‘solución de mercado’ de las bancarrotas estatales, a través, precisamente, de la compra de deudas ‘en defol’ por fondos especializados en estos menesteres.
Desde el punto de vista político, el fallo pretende reafirmar a la Justicia de Estados Unidos como tribunal internacional. Expresa la aspiración de la banca norteamericano a enseñorarse con los bancos rivales a medida que son afectados por la crisis mundial.
La deuda externa de Argentina es un caso flagrante de anatocismo, una figura que describe a las deudas que resultan de una acumulación de intereses, o sea que son usurarias. Argentina acumula una deuda en divisas de casi u$s 200 mil millones sin haber recibido ningún préstamo internacional significativo. Cualquier tribunal imparcial la declararía inválida. Una gran parte de ella representa la estatización de deudas privadas. Los déficits a repetición del Tesoro nacional son el resultado del peso de la deuda externa y sus intereses impagables.
Una proporción enorme de esta deuda externa representa a acreedores argentinos que reingresan como crédito internaccional gran parte de la fuga de capitales. El llamado “ahorro externo” no es otra cosa que ahorro nacional que es transformado en financiamiento internacional.
En oposición a las negociaciones que el gobierno ha iniciado con los fondos buitres, respaldado por toda la oposición tradicional, planteamos el repudio a la deuda usuraria, acompañado por una movilización internacional contra el conjunto de la deuda mundial, que supera los mil BILLONES de dólares. Esta deuda mundial opera como un factor poderoso de crisis industrial y de los centenares de millones de desocupados en el mundo entero.