Un proyecto de ley «contra cárteles que producen y exportan petróleo», que propone considerar ilegal la organización internacional y hacer extensiva sobre ella la ley Sherman, fue presentado al Congreso de Estados Unidos (EE. UU.).
Se trata de una ley antimonopolio que fue adoptada hace más de cien años para derrumbar el imperio de John Rockefeller, y con ello, se busca atestar un golpe contra la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
No es la primera vez que este proyecto se presenta al Congreso —que previamente intentó aprobarlo—, pero tanto George Bush como Barak Obama se negaron a firmar el documento.
Sin embargo, según afirmó el medio Vesti, con Donald Trump la historia es completamente diferente. De hecho, ya hace más de 30 años que el mandatario expresa su oposición a la OPEP en sus libros y discursos públicos. Además, sus recientes acciones radicales en términos comerciales son otra prueba más de que es muy probable que acabe firmando el documento en caso de que llegue a su mesa, sostuvo el medio.
De momento, el proyecto de ley ya fue aprobado por el comité jurídico de la Cámara de Representantes y en el caso de que reciba el aval del Congreso, la decisión final será tomada por el presidente estadounidense.
Opep no sigue instrucciones norteamericanas
De cara a la próxima reunión de la organización en Viena, el ministro de Petróleo de Irán, Biyan Zangané, expresó sus dudas respecto a que los miembros acuerden aumentar la producción de petróleo.
El funcionario explicó que los altos precios del petróleo son beneficiosos para las compañías dedicadas a la extracción, especialmente las estadounidenses. No obstante, el alto costo del crudo causó una subida del precio de la gasolina, incluso en EE. UU, razón por la cual el presidente estadounidense solicitó que la OPEP aumente los volúmenes de producción.
«OPEP no es una organización que deba seguir las instrucciones del presidente Trump», indicó Zangané.
Previamente, Rusia y Arabia Saudí abogaron por aumentar la producción del crudo hasta 1,5 millones de barriles diarios, pero algunos países se oponen a esta propuesta.