El pasado viernes 9 de mayo, en el Centro de Extensión de la Universidad Católica de Santiago, se desarrolló el seminario “Una Economía con Rostro Humano. Comercio Justo ¡Bueno para Todos!”
La actividad formó parte de las acciones para celebrar el Día Internacional del Comercio Justo (10 de mayo), que pretende impulsar proyectos que garanticen que las condiciones de producción y comercio sean social, económica y medioambientalmente responsables. Para ello, se deben crear relaciones comerciales estables y mutuamente beneficiosas entre productores, intermediarios y consumidores, promoviendo la justicia en el comercio.
Convocado por la Asociación Chilena por el Comercio Justo, con el apoyo de ProQualitas y comerciojusto.cl, el encuentro contó con la participación de miembros de organizaciones sociales, de pequeños productores, estudiantes, ONGs, académicos y autoridades del Gobierno.
Gerardo Wijnant, especialista chileno en Comercio Justo (CJ), fue el encargado de dar la bienvenida a los asistentes y efectuar la introducción al evento. Expuso que más de 300 organizaciones de CJ en 70 países constituyen la base de la red de miembros, y que está creciendo de manera constante. Aproximadamente el 65% de ellos se ubican en el Sur (Asia, Medio Oriente, África y América del Sur) y el resto en América del Norte y la cuenca del Pacífico y Europa. En Chile, la Red de Comercio Justo ya cuenta con 12 integrantes.
Rudi Dalvai, presidente de World Fair Trade Organization (WFTO), hizo un recorrido de la historia del CJ desde la década del 50 hasta nuestros días, pasando por algunos hitos como el apoyo a los campesinos productores de café durante la revolución sandinista a fines de los 70, la fundación de la WFTO en 1987, la primera organización dedicada a certificar en 1989 y la entrada a los supermercados en 1995. Llamó a evitar que los valores del Comercio Justo se transformen en simples herramientas de marketing y a cuidar los ideales expresados en los 10 principios del CJ.
Miguel Torres Maczassek, director general de Bodegas Torres y presidente de Miguel Torres Chile, relató la experiencia de su empresa, la cual se involucró en la filosofía del CJ desde 2009, teniendo la oportunidad de ponerla en práctica después del terremoto de 2010, en que construyeron 37 casas para empleados y vecinos que las habían perdido con el sismo. Además, contó la apuesta de recuperar la cepa «país», creando nuevos productos y pagándoles un mejor precio a los pequeños agricultores que conservan esos centenarios parronales. Junto con mostrar los diversos proyectos comunitarios que están apoyando en la Región del Maule -a través de la Fundación Miguel Torres-, indicó que el desafío es adaptar las certificaciones a productos con mayor valor agregado.
Juan Eduardo Henríquez, gerente general de Apicoop, expuso el desarrollo que ha tenido durante 17 años la Cooperativa Campesina Apícola de Valdivia, lo que los ha llevado a ser la empresa que mejores condiciones y sueldos da a las temporeras de la zona, y a apadrinar a cooperativas de apicultores en el sur de Guatemala. Afirmó que la principal limitación se encuentra en el acceso a capital de trabajo, ya que el sistema financiero-bancario es muy reacio a dar créditos a las empresas que se formalizan como cooperativas.
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Alfredo Sfeir, presidente del Instituto Zambuling para la Transformación Humana y ex candidato presidencial, señaló que su experiencia como economista en organismo internacionales y como un mini agricultor en Chile, lo llevan a tener un compromiso personal con el Economía Social y Solidaria, dentro de la cual el Comercio Justo es una llave para romper con las falacias del actual paradigma excluyente y competidor. Agregó que «debemos traer la ética a la economía» y que los consumidores deben empoderarse y tomar conciencia de que «el comercio y la economía somos nosotros». Aseguró que el país tiene que darse un nuevo contrato social, en donde se incorpore el derecho a la justicia en el comercio, dándole el carácter de bien público.
Hermana Karoline Mayer, directora de la Fundación Cristo Vive, dijo que es necesario restablecer la justicia y cambiar muchos corazones a través de una revolución pacífica. Indicó que el modelo económico neoliberal, que genera exclusión y marginalidad, lamentablemente ha penetrado las fibras de los sectores populares, por lo que se requiere un esfuerzo grande en educación para que los pobres salgan de la carencia, de la drogadicción y de la delincuencia. Explicó que a partir de la dictadura, a los pobladores se les quitó el Inacap, el Duoc -que era el Departamento Universitario Obrero Campesino de la UC-, y el IER, y que actualmente más de 80 mil jóvenes desertan de la educación. Además, hizo un recorrido por los 21 años de la Fundación Cristo Vive y llamó a fortalecer y entregar recursos para crear en Chile una verdadera formación profesional en oficios.
Posteriormente, se realizó un panel en donde los invitados contestaron las preguntas del público, moderado por la periodista Soledad Onetto. Los participantes coincidieron en que hoy por hoy, más que por caridad, la acciones deben estar inspiradas por la justicia, de tal manera que ella impregne la actuación en todas las esferas humanas: en la economía, el trabajo, el comercio, etc. También concordaron en que no es relevante la forma jurídica de las empresas que adhieran a estos principios, pudiendo tener diversos tipos de propiedad. Señalaron que cada vez más empresas están interesadas en incorporarse al Comercio Justo y a otras expresiones de la economía social. Además, estuvieron de acuerdo en que es importante que el Estado promueva estas iniciativas y que el modelo de desarrollo para nuestro país lo debemos decidir entre los mismos chilenos, y no adoptar aquellos que los grandes poderes mundiales nos imponen.
Cerrando la jornada matinal, se dirigió a los asistentes la subsecretaria de Economía, Katia Trusich, quien se comprometió a fortalecer las prácticas y organizaciones que promueven el Comercio Justo.
“Sé que podemos avanzar en visibilidad, cobertura y calidad de sus servicios, y que de este modo también caminamos hacia un país más justo y solidario. No olvidemos que el principal propósito de este gobierno es la lucha contra la desigualdad. Comercio Justo, cooperativas, Empresas B y Economía Solidaria, forman parte de nuestro programa porque son maneras de combatir esa desigualdad”, afirmó la Subsecretaria Trusich.
La autoridad declaró que “la temática del Comercio Justo tiene un vínculo directo con los ejes orientadores de la acción del Gobierno, que busca promover un modelo de desarrollo económico y social más equitativo, inclusivo y que realmente llegue a todas las personas”.
Después de almuerzo, los participantes integraron talleres de aprendizaje y desarrollo de capacidades en tres temas: «Experiencia de empresas y personas en el marco del Comercio Justo»; «Instrumentos de fomento e intermediación para CJ», y «Alcance y metodología de certificaciones para CJ».
Por Cristian Sotomayor Demuth
El Ciudadano