El realismo sin renuncia de Michelle Bachelet es solo una expresión más de la fuerza y la extensión que tiene el discurso que ha guiado y estrechado la política chilena de los últimos 50 años. Este realismo es una señal que transparenta a Bachelet y la Nueva Mayoría como partes y piezas de un paradigma económico mutado en político y en institucional. El modelo neoliberal, impuesto en Chile con la dictadura, se ha cristalizado desde el inicio de la transacción política llamada transición hasta abarcar los poderes del Estado.
El rechazo del gobierno de la Nueva Mayoría a continuar con el liviano proceso de reformas usando para ello como pretexto la desaceleración económica ha sido una nueva capitulación a disentir con el modelo de mercado. Desde el final de la dictadura, la Concertación mantuvo un permanente proceso de renuncias, el que hoy, devenida en NM, vuelve a reproducir. Tras haber conseguido el poder el 2013 con un programa que hoy se constata como demagógico y falseado, hoy nuevamente desiste. El “realismo” de Bachelet ha sido en la inmediatez su renuncia a las reformas. En la estructura, en el fondo, su fidelidad con el mercado. Regresa al statu quo de la postdictadura, a dormitar sobre el mismo andamiaje que ella misma y otros gobernantes probaron.
Si el cambio de rumbo hacia los orígenes de la Concertación nos ha resultado predecible, también lo son los argumentos levantados. Otra vez se elevan los equilibrios macroeconómicos como gran muro de contención a gastos fiscales, a la inversión social, a transformaciones largamente demandadas por la ciudadanía. Si la renuncia es a responder a las necesidades de la población, el realismo resulta aún más inconsistente. Tal como en los últimos largos 40 años, se usa la ideología neoliberal como falso argumento de objetividad económica. La rigidez a los cambios no surge desde la explicación económica ni política, sino del acotado y endurecido modelo neoliberal. De un modelo económico convertido con el uso y el paso del tiempo en un modelo de pensamiento.
En Chile la hebra que ató el discurso de Bachelet del 10 de julio tiene sus orígenes en los años 50 del siglo pasado, costura que selló la historia nacional desde entonces. Un pensamiento económico ultra conservador que se desarrolla durante las décadas siguientes y se instala tras el golpe de Estado. Este pensamiento explica desde entonces la construcción del Chile que conocemos.
Jorge Vergara Estévez ha publicado recientemente en Colombia, por Uniminuto Mercado y sociedad, La utopía política de Friedrich Hayek, una investigación sobre el pensamiento del conspicuo economista austriaco cuyo trabajo ha tenido una influencia crucial en las políticas del siglo XX y también XXI. Un influjo ejercido no sólo en Chile, que penetra con una fuerza inusitada durante la dictadura a través de su discípulo Milton Friedman, sino, tras los gobiernos de Reagan y Thatcher, en gran parte de mundo.
El trabajo del profesor Vergara Estévez es una exposición crítica del pensamiento de Hayek. Un trabajo minucioso que abarca no sólo su propuesta económica, sino política y filosófica. El pensamiento de Hayek apunta a la creación de un modelo de sociedad diseñada a partir de un paradigma económico que pone a la libertad de mercado como principio rector. Su concepción liberal de la economía, que no es otra cosa que el mercado desregulado tal como lo conocemos y padecemos, determina todos los aspectos de la vida, desde la política a las libertades humanas. Tras la lectura de la crítica de Vergara se concluye que el libre mercado de Hayek toca el totalitarismo. Para que una visión tan extrema del mercado desregulado tenga lugar, como lo es en el Chile de hoy, muchas otras facetas de la vida social y política han de ajustarse a esta piedra angular económica. La utopía neoliberal de Hayek, nos dice Vergara, está basada en una forzada ideología. Nada más falso que la economía como entidad natural. Es una mera extensión a una concepción ultra conservadora, e interesada podemos agregar, del mundo.
Este libro, que puede hallarse en internet para su descarga libre, es una necesaria contribución para desenmascarar el modelo neoliberal, certificado en Chile desde la visita de Milton Friedman como una visión natural de la economía.