El G20 debe poner la lucha contra la pobreza en el centro de las reformas económicas

Los miembros del G20 deben rehuir de gestos simbólicos y tomar acciones urgentes y agresivas para atajar la pobreza, mientras diseñan un plan ambicioso para reformar la economía mundial durante la Primera Cumbre sobre la Crisis Financiera Mundial que se celebrará en Washington el próximo sábado


Autor: Director

Los miembros del G20 deben rehuir de gestos simbólicos y tomar acciones urgentes y agresivas para atajar la pobreza, mientras diseñan un plan ambicioso para reformar la economía mundial durante la Primera Cumbre sobre la Crisis Financiera Mundial que se celebrará en Washington el próximo sábado.

En un nuevo informe titulado “Si no es ahora, ¿cuándo?”, Oxfam Internacional asegura que las personas que viven en la pobreza son las que más sufrirán los efectos de la crisis financiera, a menos que se tomen medidas urgentes, y añade que los más pobres no deberían pagar por los errores de los países más ricos.

“Los más pobres tienen poco que ver con la creación de la crisis, pero soportarán la mayor carga, ya sean familias desahuciadas de sus hogares en Detroit, o niños muriendo en Mali por falta de cuidados médicos básicos, afirma Mónica Maureira de Oxfam en Chile.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que el número de trabajadores viviendo con menos de un dólar al día puede incrementarse en 40 millones y que aquellos que viven con menos de dos dólares diarios pueden aumentar en más de 100 millones. Todo esto ocurre mientras los países pobres aún se tambalean por el impacto del aumento de los precios de los alimentos y del petróleo, y de las cada vez más frecuentes sequías, inundaciones y demás catástrofes meteorológicas. El incremento del precio de los granos costó a las economías de los países en desarrollo unos 324.000 millones de dólares el año pasado, más del triple de lo que recibieron en ayudas para el desarrollo.

“Existe el riesgo de que la recesión en los países ricos lleve a los políticos a tomar el atajo más corto de reducir la ayuda al desarrollo. Esta mínima cantidad de dinero, comparada con las economías de los países donantes, supondrá tan sólo un ahorro presupuestario mínimo, pero un coste humano enorme”, afirma la Directora Interina de Oxfam. “La ayuda destinada al conjunto de los países en desarrollo el año pasado fue de 104.000 millones de dólares. En los últimos pocos meses Estados Unidos y la Unión Europea movilizaron fondos casi 30 veces superiores a esa cantidad (unos 300.000 millones de dólares) para socorrer a sus bancos”.

“Los países ricos deben cumplir las promesas hechas. Pero su trabajo no puede acabar ahí. La ayuda no constituye toda la solución, explica  Maureira. “No podemos repetir lo ocurrido durante la crisis financiera asiática, en la que no se llevó a cabo ninguna reforma sustancial. Para prevenir crisis futuras y proteger a los más pobres a largo plazo, los líderes mundiales deben aprovechar esta oportunidad para reescribir las reglas para poner freno a la inestabilidad y conseguir que el sistema funcione para todos, no sólo para unos pocos situados en la cima de la cadena económica.

En el informe, Oxfam afirma que los líderes mundiales deben crear de forma inmediata una nueva institución reguladora internacional que pueda prevenir futuras crisis financieras y proteger los intereses de los trabajadores, consumidores y el medio ambiente. Esto debe incluir a los paraísos fiscales que  socavan las regulaciones y roban a los países más pobres recursos vitales que pueden ser usados para la educación y la salud. El documento pide también a los lideres que creen una estructura que permita un nuevo y más representativo gobierno global, que  puede dar respuesta a crisis económicas, de clima o de alimentos y energía.

“Nos enfrentamos a un mundo completamente nuevo, en el que el G20 se enfrenta a un cambio radical en las relaciones de poder”, afirma Mónica Maureira. “Se hace dolorosamente claro que las instituciones multilaterales están anticuadas y penosamente equipadas para hacer frente a las múltiples crisis que nos acechan, ya sea relacionadas con las finanzas, la alimentación, los carburantes o el clima. La reforma debe incluir roles mucho más amplios para los países en desarrollo y para aquellos más pobres. Los países ricos van a tener que ceder parte de su poder en los órganos de gobierno como el G20 puesto que están desesperados por meter mano a las enormes reservas financieras en posesión de los mercados emergentes”.

Oxfam insta a los líderes mundiales a aprovechar la oportunidad para desarrollar un nuevo sistema político y económico para el siglo XXI que ponga a las personas y al planeta por delante de los beneficios. Oxfam hace un llamamiento al G20 para que hagan tres cosas:

Cumplir con la petición de la OCDE de no reducir la ayuda al desarrollo, sino incrementarla en unos 140.000 millones de dólares adicionales con el fin de alcanzar el objetivo de las Naciones Unidas del 0,7% del Producto Nacional Bruto (PGN) de forma inmediata. Y de manera paralela, extender el crédito a los países emergentes con problemas de liquidez.

Reescribir las reglas y regulaciones financieras globales para hacer que el mercado trabaje para todos y no sólo para unos cuantos, afrontando el problema de los paraísos fiscales y dirigiéndose hacia un sistema de cambio monetario más estable..

Construir un nuevo sistema de gobierno global representativo que pueda abordar de manera efectiva las crisis económicas, alimentarias y de energía.

“Hace tan sólo una semana el mundo fue testigo de un cambio político radical en Estados Unidos”, afirma  Mónica Maureira. “Los líderes mundiales reunidos este fin de semana deben aprovechar este momento y comprometerse a encontrar soluciones serias y a largo plazo a la inestabilidad financiera y la economía global que sean beneficiosas para todos”.

Para leer el informe “Si no es ahora, ¿cuándo?” visite: www.oxfam.org
Por  Catalina Navarro


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