Cuando se habla de tecnología, de iPods, de iPads, de tablets, de dispositivos móviles, a todos se nos viene una palabra a la cabeza, “Apple”, y por ende un nombre, Steve Jobs. Desde que el gran genio tecnológico del siglo XX y de parte del XXI falleció, la marca de la manzana ha llenado las páginas de los periódicos, las ondas sonoras radiofónicas y las imágenes de televisión.
Alguno podría pensar que con la muerte de Jobs el gran caníbal tecnológico que es Apple para el resto de fabricantes del mercado podía adocilarse ligeramente, pero nada más lejos de la realidad. Los aficionados a la tecnología, los que la usan para trabajar, para conocer gente o simplemente para divertirse en alguno de los numerosos casinos que existen en la red, pueden estar tranquilos, Jobs se ha ido, pero su espíritu y sus ganas de innovar, no.
Al menos eso se puede deducir de las pocas informaciones que nos indican que el imperio de la marca de la manzana va a dar un paso más. Porque Jobs, antes de morir, tuvo tiempo para presentar el que sería su próximo cuartel general: un pentágono de casi 71 hectáreas, llenas de árboles, paseos interminables y naturaleza. Dicen los que le conocían que a Jobs le encantaba pasear, estar tranquilo en medio de la naturaleza, quizás en esos momentos íntimos es cuando su cerebro se ponía en marcha para crear lo que otros sólo son capaces de imitar.
Puede ser, también, que ahora sean otros los que intenten imitar a su “Dios tecnológico”. Desde luego por espacio no va a ser. El nuevo campus estará en Cupertino, donde está el actual. De momento, el proyecto está en proceso de estudio por parte del Ayuntamiento de la localidad californiana.
Los números que se están manejando asustan. En el nuevo bunker de la marca de la manzana espera alojar a 13.000 trabajadores, podría tener más de 10.500 lugares de aparcamiento, un gimnasio de 4.000 metros cuadrados y un impresionante auditorio.
Sin embargo, hay algo que destaca aún más y que deja bien a las claras la forma de pensar y de trabajar de Jobs. En la sede actual hay 4.273 árboles, pues bien, en la nueva habrá 6.000. Además, de las 71 hectáreas totales, 31 estarán dedicadas a la naturaleza.
La forma que adoptará será circular, futurista al máximo, al más puro estilo de Jobs y, según dicen los privilegiados que han estudiado el proyecto, recordará mucho al Pentágono.
El edificio central, en el que estarían los trabajadores estrujándose el cerebro para que la estirpe de Jobs siempre esté viva, también será, como no, un auténtico espectáculo. 500.000 metros cuadrados, con cuatro plantas, más otras dos de parking, todo ello acristalado y con inmejorables vistas a los laberintos verdes exteriores.
En definitiva, un auténtico imperio en el que seguir creciendo y demostrando que son los líderes del mercado. Jobs ha muerto, pero Apple no.
A buen seguro que en medio de todo ese inmenso espacio de creación, de ese monumento tecnológico, muchos de los trabajadores y empleados tendrán tiempo para crear, para descansar, para pasear, e incluso para disfrutar de una partida de blackjack en las horas de asueto. Jobs sabía cómo motivar a sus trabajadores y dejó muy bien atado este monstruo que puede hacerse realidad si el Consistorio de Cupertino da el visto bueno.