La balanza geopolítica y económica se inclina hacia China. Cada vez más, el gigante asiático logra mayor integración y relaciones comerciales más productivas con países de Europa y América Latina.
Ante el escenario de amenazas, intervencionismo y la aplicación de prácticas proteccionistas, aranceles y sanciones que definen la política de relaciones exteriores del gobierno de Estados Unidos (EE.UU.), a cargo de Donald Trump, la administración de Xi Jinping ofrece cooperación, inversión y no injerencia, bajo un esquema ganar- ganar.
China apuesta por el diálogo y la negociación, e incluso ha demostrado que está dispuesta a adaptarse para lograr tener unas mejores relaciones con sus aliados y socios comerciales.
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Este viernes, la Asamblea Nacional Popular (ANP) de la nación asiática aprobó una nueva ley que regula la inversión extranjera que le permitirá continuar abriendo su mercado y garantizar la igualdad de oportunidades entre las empresas locales y extranjeras.
Con esta legislación, Pekín se propone dar respuesta a algunas de las demandas de sus socios y fomentar un comercio más justo y equilibrado.
El nuevo texto, que fue aprobado con más del 99% de apoyo de los casi 3.000 delegados que con forman la ANP y entrará en vigor el próximo 1 de enero de 2020, prohíbe las transferencias forzadas de tecnología de empresas extranjeras a las locales.
La norma también otorga “el mismo trato a los productos y servicios de empresas extranjeras” en comparación con las locales en las actividades de contratación pública.
Asimismo, amplía el número de sectores de la economía china abiertos a la inversión extranjera y promete defender mejor los derechos de propiedad intelectual.
El primer ministro chino, Li Keqiang, aseguró que el nuevo texto fue diseñado «para proteger los derechos y los intereses de los inversores extranjeros y atraer más inversión» al país.
«El Gobierno continuará persiguiendo reformas orientadas al mercado», aseguró, al tiempo que reafirmó que la apertura es la «política nacional fundamental» de China.
Transparencia y confianza
Para los analistas la nueva legislación será clave para atraer y facilitar las inversiones extranjeras en China.
«La ley será un impulsor importante de crecimiento, y un gran incentivo para que los capitales externos realicen importantes contribuciones financieras en China, un país mundialmente reconocido por su gran potencial de desarrollo», planteó Ronnie Lins, presidente del Centro China-Brasil de Investigación y Negocios.
Los inversionistas desean transparencia de las normas institucionales, reglas tributarias, seguridad jurídica y un ambiente que preserve sus derechos en relación con su propiedad intelectual y a juicio de Lins la ley de inversiones extranjeras creada por China responde tales necesidades.
En 2018, China logró atraer inversiones extranjeras por el orden de los 135.000 millones de dólares, lo que supone un 3 por ciento más que en el año anterior.
«Lejos de ampararse en una postura proteccionista, China ha decidido abrirse aún más«, señaló Patricio Giusto, director del Observatorio Sino-Argentino y profesor de la Universidad Católica Argentina (UCA), citado por el Economista.
Destacó que ante la coyuntura financiera internacional , «China está respondiendo con más reforma y apertura, la exitosa fórmula que le ha permitido convertirse en un modelo para otras naciones».
Asimismo, se refirió a la importancia que le ha dado China a la defensa del multilateralismo y de una cooperación internacional basada en el mutuo beneficio.
En su opinión, «lejos de ser una potencia revisionista, como se ha pregonado desde Occidente, China quiere fortalecer y ampliar el orden global vigente«.
Asimismo, la nación asiática está cambiando su economía hacia un modelo de crecimiento más sostenible que se fortalece con el consumo, los servicios y la innovación, lo que genera nuevas oportunidades para otros países.
Acercamiento entre Pekín y Bruselas
Li Keqiang, anunció este viernes que en abril visitará la sede de la Unión Europea (UE) y participará en la próxima ronda de la reunión de líderes de China y el bloque.
Destacó que el objetivo es que ambas partes contemplen sus relaciones desde una perspectiva estratégica y a largo plazo y “sigan mostrándose respeto mutuo, profundizando el entendimiento mutuo e impulsando la cooperación en la búsqueda conjunta del crecimiento sostenido y saludable”.
China y Europa apoyan el multilateralismo y rechazan el unilateralismo y el proteccionismo, por lo que ante la política “America First” (Estados Unidos primero) que defiende Trump, han estrechado aún más sus lazos.
Según el premier chino, Pekín y Bruselas, como el mayor socio comercial del otro, han adquirido una buena experiencia en el manejo de sus diferencias, y buscan profundizar la confianza mutua y lograr que los flujos de inversión bidireccionales sean más abiertos y beneficien a las dos partes por igual.
La meta es continuar la senda de crecimiento del intercambio comercial bilateral. En 2018 se incrementó en 10,6 por ciento interanual para llegar a 682.200 millones de dólares .
Asimismo, la inversión directa de compañías chinas en la UE creció 3,3 por ciento interanual a 7.820 millones de dólares en 2018
La visita de Li Kequiang servirá de antesala a la gira europea que tiene prevista realizar este año el presidente chino, Xi Jinping.
Al respecto, el consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, planteó que el viejo continente es una de las prioridades de la agenda diplomática de Pekín, por lo que apoya la integración entre sus países y una Unión Europea unida y fuerte.
Esta visión es contraria a la de Trump, que se ha manifestado en contra de una Europa como bloque y que sin temores ha dejado claro que la salida de Gran Bretaña de la UE, a través del Brexit, es una oportunidad de negocio para Estados Unidos.
Asimismo, el presidente norteamericano le ofreció a su homólogo francés, Enmanuel Macron, acuerdos más beneficiosos con Estados Unidos, a cambio de retirarse de la UE.
Fórmula para las alianzas
De acuerdo con el columnista de Sputnik Ígor Gashkov, después de que EE.UU. comenzó a implantar medidas proteccionistas, China buscó maneras de reforzar su alianza con la UE.
Planteó que cuando Washington salió del Acuerdo de París sobre la lucha contra el cambio climático, China al revés se implicó aún más en el tema de la lucha contra el calentamiento global.
Recordó que en las últimas décadas, el gigante asiático estuvo invirtiendo en las economías de los países de Europa del Este para ganarse el apoyo de sus gobiernos y mejorar las relaciones con el resto del continente.
Gracias a estas políticas, Pekín ha podido estrechar sus lazos comerciales con la principal economía europea. En julio de 2018 China y Alemania suscribieron 22 acuerdos para fortalecer las relaciones políticas y comerciales entre ambos países .
En aquella oportunidad, la canciller alemana, Angela Merkel, y su par chino, Li Keqiang, dejaron claro que ambos gobiernos se rigen por las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y que reconocen el multilateralismo como forma para encarar las relaciones comerciales.
Italia, un histórico socio estratégico de Estados Unidos, también decidió abrir los brazos a una alianza con China y busca participar en la Belt and Road Initiative (Bri), conocida también como La Nueva Ruta de la Seda.
Para la nación europea, el megaproyecto de conectividad infraestructural promovido por Pekín para unir a territorios de Asia, Europa y África, significa una oportunidad económica y comercial, tal y como expresó el primer ministro, Giuseppe Conte.
China y América Latina
Algo que define a la visión política y económica de China con el mundo es su estrategia de adaptabilidad. Si con Europa el intercambio se da a nivel de bienes y productos, con América Latina se basa principalmente en la inversión en proyectos de extracción de materias primas y la adquisición de las mismas y alimentos.
China ha venido ganando participación comercial en América Latina, aprovechando el vacío dejado por Estados Unidos en este ámbito.
Gracias a sus esfuerzos comerciales ha podido ganar acceso a un amplio mercado de consumidores, calculado en más de 600 millones de personas, así como a valiosos recursos minero-energéticos y agrícolas.
En la actualidad, el país asíatico es el segundo mayor socio comercial de la región. En 2018 el volumen del comercio bilateral alcanzó un récord de 307.400 millones de dólares, lo que supone un aumento del 18,9 por ciento respecto al año anterior.
El valor de las exportaciones de China a América Latina fue de 148.790 millones de dólares el año pasado, mientras que el de las importaciones se situó en 158.610 millones, lo que supuso unos incrementos del 13,7 y el 24,1 por ciento, respectivamente.
El grueso de las exportaciones desde América Latina corresponde a commodities (que representan el 70% del total) y entre las que figuran productos como cobre, petróleo y la soya.
Tanto el gigante asiático como América Latina se han esforzado en los últimos años por optimizar los productos y aumentar el valor agregado.
«China está sumando socios activamente en América Latina, mejorando la calidad de sus productos para la exportación, acelerando la construcción de un sistema de logística y distribución e innovando con los canales de comercio electrónico», indicó a la agencia Xinhua Sun Yanfeng, subdirector del Instituto de Estudios Latinoamericanos de China.
Señaló que las naciones latinoamericanas aprovechan las oportunidades de negocio y diversifican su oferta exportadora al país asiático.
Al respecto, indicó que adicional a materias primas tradicionales como el petróleo y el cobre, están en auge las exportaciones de productos de alto valor agregado, como carne congelada, frutas, flores, tabaco y alcohol.
Según las cifras oficiales, China importó un total de 1.039 millones de toneladas de carne de res en 2018, de las cuales alrededor del 30 por ciento salieron de Brasil y un 17 por ciento de Argentina.
Apoyo y financiamiento
Otra estrategia aplicada con éxito por China en América Latina ha sido su copioso financiamiento, que ha sido mayor que los préstamos otorgados del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina de la CAF.
Se estima que la inversión extranjera directa (IED) de Pekín en la región superó los 65.000 millones de dólares en el último lustro.
Esta cifra se concentró en Brasil (44% del total invertido), Perú (17%) y Argentina (10%), para desarrollar primordialmente proyectos de la industria extractiva de petróleo, gas, cobre y mineral de hierro.
A su vez financiamiento de China a gobiernos y empresas estatales de la región supera ya los 150.000 millones de dólares en la última década, muy por encima de los préstamos realizados por las multilaterales “occidentales” en su conjunto.
Más de 90% de este monto se destinó a cuatro países: Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador.
Sin embargo, la capacidad de adaptabilidad de China a los mercados con los que se relaciona, también se evidencia en la diversificación de sus inversiones en América Latina.
La emergente industria tecnológica de Brasil, es un sector cada vez más atractivo . A esto se suma la participación china en fusiones y adquisiciones en sectores específicos de valor agregado que incluye desde viñedos en Chile hasta plantas empacadoras de carne en Uruguay.
Con la profundización de las reformas económicas, el gigante asiático se abre más a la integración, al comercio justo y las relaciones de beneficio mutuo, lo que le añadirá peso para seguir inclinando la balanza a su favor.
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