Empresariado y medios otorgan su bendición al ministro de Hacienda

Funcionó el chantaje empresarial ante una presidenta desorientada. La política de reducir la inversión social, trazada por el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, concitó los aplausos del gran capital y de los monopolios mediáticos. Al igual que en el primer gobierno de Bachelet, el viejo orden se vuelve a tomar el poder.

Empresariado y medios otorgan su bendición al ministro de Hacienda

Autor: Mauricio Becerra

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La operación para retomar el control de la agenda país por parte del gran empresariado pareciera estar cerrada. Después del último cambio de gabinete y de la rectificación del discurso de la mandataria del discurso de las “reformas estructurales” por el “realismo sin renuncia”, la patronal y sus conglomerados mediáticos salieron a bendecir las directrices del nuevo gabinete, cuya principal estrella es el nuevo ministro de Hacienda.

La primera unción del empresariado fue realizada en un desayuno organizado en Casa Piedra hace poco más de un mes, cuando Icare mandó a llamar a los ministros de Hacienda, Rodrigo Valdés, y de Interior, Jorge Burgos, para que les explicaran el tenor de las reformas sociales. A la salida del encuentro, los empresarios calificaron como “prudentes” las explicaciones dadas por los ministros.

La editorial de El Mercurio del domingo 12 de julio se sumó a las bendiciones al economista PPD por su discurso de contener el gasto fiscal. “Hace bien el ministro Valdés en subrayar la importancia de contener la expansión del gasto público y priorizar medidas para impulsar la productividad”- editorializó el matutino del grupo Edwards.

La Tercera, por su parte, también festinó con el anuncio del ministro de condicionar las reformas prometidas por la Nueva Mayoría al crecimiento económico. El diario de Álvaro Saieh destacó que para el ministro «la buena noticia es que estamos reaccionando como país, poniendo el crecimiento de nuevo en el centro de la agenda».

El currículum de Valdés exhibe los cargos de economista jefe para América Latina del banco de inversión Barclays Capital en Nueva York y ser uno de los directores para Europa del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2009.

LA ECONOMÍA COMO UNA ESFERA AUTÓNOMA

Entrevistado en Tolerancia Cero el ministro de Hacienda repitió el sermón que coloca a la economía como un campo ajeno a otras dimensiones sociales. Como si se tratara de una esfera autónoma de la realidad comentó, a partir de los últimos casos de corrupción que afectan el abanico del espectro político, que «la política comenzó a contaminar la economía».

La fórmula para volver a altos índices de crecimiento es para el ministro Valdés restaurar las confianzas. O sea, el clásico discurso de restaurar el ánimo del empresariado para que se anime a invertir.

En el mismo espacio advirtió que “uno no hace las cosas a una velocidad siempre igual no importa lo que esté pasando, eso no significa claudicar». De esta forma, las reformas prometidas por el gobierno de la Nueva Mayoría, quedaron supeditadas al crecimiento económico, definido como preocupación central del gobierno. Así, todas las otras dimensiones sociales quedan determinadas por la rigidez de un índice que depende mucho de la voluntad del empresariado para invertir y del ordenamiento de las condiciones ambientales, laborales y sociales para que sean atractivas para la inversión extranjera.

Si durante las décadas recientes se nos machacó con que el modelo neoliberal abierto a la inversión extranjera mantuvo el PIB en tasas altas (no más de un 6% en sus puntos máximos), llevó el ingreso per cápita al más alto de América Latina con unas tasas de desempleo consideradas óptimas (¡7%!); hoy la argumentación para mantener el patrón de acumulación se excusa en la desaceleración de la economía.

Entre los años 2005 y 2010, el 0.01% más rico del país percibió el 10.1% del ingreso nacional. Ese pequeño grupo de familias que controlan la economía del país integra el 10% más rico de la población que se queda con el 30.5% de la riqueza producida por los chilenos. La ‘seriedad’ y el ‘realismo’ exigidos al gobierno de la Nueva Mayoría implican mantener tal patrón de acumulación

El analista José Miguel Ahumada comenta que “hoy observamos no el fracaso de las reformas, sino el fracaso del reformismo”. A su juicio “el resultado es el mismo: una abdicación generalizada de las ya tímidas reformas de la Nueva Mayoría para ‘salvar’ al crecimiento, su dinamismo y modernización”.

La invocada estabilidad que en la década de 1990 aseguró la impunidad de los militares procesados por violaciones a los derechos humanos, hoy es defendida por el empresariado para que en Chile las reglas del juego que lo tienen entre los países OCDE con más desigualdad.

UNA CAMPAÑA MEDIÁTICA

La apuesta por el orden dentro de la ortodoxia económica no sólo alistó a los grandes conglomerados mediáticos y el empresariado. Uno de sus principales procedimiento de verosimilitud para dar legitimidad a sus discursos, son las encuestas. Sacramentadas como instrumentos que fotografían el sentir ciudadano, terminan por convertir en opinión pública el discurso de los medios. De esta forma tenemos que tras más de un año de ofensiva mediática, primero contra la reforma laboral y después contra la educativa y constitucional, la última encuesta CEP de abril de 2015, determinó que el 65% de los chilenos está de acuerdo con la aseveración de la encuestadora de que ‘las reformas han sido improvisadas’ y el 64% concuerda con que las reformas no serán eficaces para alcanzar los objetivos que persiguen.

Un gran gol dado al ánimo reformista del gobierno por el instituto de estudios del grupo Matte, dirigido por el economista neoliberal Harald Beyer. Un gobierno desorientado tras destaparse el financiamiento de su campaña fueron el ingrediente perfecto para que la incertidumbre instalada, las disputas amplificadas y las advertencias de la patronal modelaran la opinión de ‘los chilenos’, medida (o más bien, modelada) por un centro de estudios de propiedad de uno de los principales grupos económicos.

Los medios lograron instalar en la percepción pública la noción de que las reformas tributaria y educativa sólo contribuyeron a crear falsas expectativas. De esta forma, el movimiento iniciado por los estudiantes en 2011 en el relato que quieren instalar, no se trataría del despertar de un malestar de la población con el modelo económico, sino que sería una pataleta de niños que quieren las cosas demasiado rápido.

El énfasis, igual que en la propaganda de la campaña del Sí en 1988 o en las pantallas del consenso de la década de 1990, es asegurar el crecimiento económico. Un crecimiento que después del saqueo al Estado chileno hecho en dictadura, tiene como principales agentes al empresariado. Lo demás tiene que se encajado siguiendo el patrón de acumulación bendecido por la patronal. El tren al desarrollo tiene como motor al empresariado decía Lagos. Si alcanza, en el futuro repartiremos la torta; por ahora trabajemos todos juntos para asegurar alta rentabilidad al capital y así ellos estarán confiados y reinvertirán sus ganancias en Chile.

Para Ahumada “el actual debate ha invertido los términos: no es el fracaso de las reformas estructurales que, al trastocar los engranajes del mercado, afectan al motor dinámico de la economía, sino el fracaso de la excesiva timidez de las reformas y su incapacidad de afrontar el hecho básico: hoy por hoy, para construir el Estado de Bienestar que anhelan, se deben hacer reformas muchísimo más radicales que alteren no sólo la estructura distributiva, sino que intervengan en el plano más importante del poder social contemporáneo: la matriz productiva”.

Con el empresariado nacional ya apaciguado con la desaceleración de las reformas, el próximo paso es salir a recuperar la imagen de Chile ante los capitales transnacionales. Las últimas noticias de la prensa en inglés que contaban como el hijo de la presidenta obtenía créditos únicos del principal banco o que varios parlamentarios eran coimeados por las grandes empresas tenían bajo sospecha al alumno obediente de Latinoamérica.

Para restaurar las confianzas los días 7 y 8 de septiembre estarán en la bolsa de valores de Londres los ministros de Hacienda e Interior, en el Chilean Day, que es el día de remate de la economía chilena. Una delegación de empresarios y políticos chilenos irán junto a los ministros Valdés y Burgos. En sus cinco años es primera vez que va un ministro del Interior. El viaje servirá para que ministros, políticos y empresarios vuelvan juntos como hermanos y sonrientes nos digan que avanzamos hacia el progreso.

Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
El Ciudadano

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