Si no pasa algo extraordinario, Colombia tendrá que esperar 330 años para salir de la pobreza, el equivalente a 11 generaciones, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El estudio, que se extendió por cuatro años e incluyó a más de 20 países de distintas partes del mundo, señala que la movilidad social se estancó y la desigualdad aumentó en la última década, lo que afecta los índices de pobreza, según reseñó el portal El Comercio de Perú.
«El problema es que ha habido un crecimiento excepcional de la riqueza, pero vemos al mismo tiempo cómo hay familias que siguen atrapadas en la pobreza o en trabajos informales de mala calidad».
«Esto es decepcionante», dice Gabriela Ramos, directora general de la OCDE, en conversación con BBC Mundo.
Entre sus conclusiones, el informe establece que para salir de la pobreza un niño tendrá que esperar 2 generaciones en Dinamarca, 3 en Finlandia y 5 en Estados Unidos.
El país más desigual de América Latina
Según Ramos, Colombia es el país más desigual de América Latina por su alta concentración de ingresos. Y no se trata de la medición que habitualmente se hace utilizando el Coeficiente de Gini.
En el estudio de la OCDE titulado «¿Un elevador social descompuesto? Cómo promover la movilidad social», los investigadores analizaron el ingreso de los hogares del 40% de la población con menos recursos económicos y del 10% más rico.
Fue ahí cuando observaron las brechas en la distribución del ingreso, pero les llamó especialmente la atención las diferencias regionales del país y la baja calidad en el acceso a trabajos de buena calidad.
Una gran parte de la población se mueve en el mundo del empleo informal, sin posibilidades reales de progresión.
«No tienen cobertura médica, ni pensiones, ni servicios básicos. Entonces las dificultades se reproducen porque el impacto redistributivo del sistema de impuestos y de la seguridad social no le llega a los más pobres», agrega Ramos.
Salir y volver a caer
En varios países de la región hay familias que logran salir de la pobreza, pero que en un pestañear de ojos vuelven a caer, algo que algunos analistas suelen llamar como una clase media vulnerable que regresa a su situación original ante cualquier imprevisto.
Basta con que un miembro de la familia se enferme, por ejemplo, para que el círculo vuelva a repetirse. Es que así como se hereda la riqueza, también se hereda la pobreza.
Varios gobiernos han realizado transferencias monetarias para reducir la pobreza, pero ese tipo de políticas no cambian el problema de fondo de la desigualdad.
Y en el caso de Colombia, dice Ramos, la situación es más aguda. Además, el país tiene resultados deficientes en las pruebas internacionales que miden la calidad de la educación, un factor esencial para la movilidad social.
«En Colombia apenas hay un 11% de estudiantes resilientes, que son aquellos que obtienen calificaciones más altas de lo que podría predecir su estatus socioeconómico».