Al finalizar el trimestre la cesación de pagos griega se visualizaba más inminente que nunca. La reunión de la eurozona, efectuada en los últimos días de septiembre en Polonia con la presencia del secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, incluso dejó pendiente el giro de un tramo del primer rescate acordado, mucho menos avanzó en concretar el segundo. En la cita siguió propiciándose la política de austeridad fiscal, que por su carácter contractivo en vez de mejorar la situación conduce a su agravamiento. Se insistió en este camino a pesar que las cifras de la Unión Europea de evolución del producto en la región durante el tercer trimestre fue de un crecimiento muy bajo, de apenas 02,% con relación a abril-junio, proyectándose uno aún menor en el cuarto trimestre. Ante la carencia de dólares para atender los compromisos de la banca comercial europea, debido a sus crecientes dificultades para obtener financiamiento, se decidió una acción coordinada entre los mayores bancos centrales del mundo para proporcionarles liquidez en la divisa estadounidense. El agravamiento de la situación incrementa las acciones de protesta en Grecia, que van adquiriendo un carácter político cada vez mayor, mientras el Ejecutivo “socialista”, cumpliendo con las exigencias externas, adoptó nuevas medidas de ajuste que afectan a amplias capas de la población.
“Mientras las tensiones en los mercados de deuda soberana se han intensificado y los riesgos para los bancos han aumentado –señaló el documento presentado la a la reunión de la eurozona en Wroclaw (Polonia)-, la crisis se ha vuelto sistémica, expandiéndose a través de mercados y países” (15/09/11). Paralelamente, la Unión Europea dio a conocer sus estimaciones de crecimiento para la región en el segundo semestre, advirtiendo que la eurozona podría estar próxima a “paralizarse a fines de año” (16/09/11). Sus previsiones son que aumentará en el tercer trimestre con relación a abril-junio apenas un 0,2% y un aún más bajo 0,1 en octubre-diciembre, siempre comparando con los trimestres anteriores. Su mayor economía, la alemana, crecerá 0,4% en julio-septiembre y 0,2% en el cuarto trimestre, mientras que Italia no experimentaría variación en el segundo semestre, España lo haría en un escaso 0,1% y Francia en 0,2%. El comisionado de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, Olli Rehn, constató al dar a conocer las cifras: “La perspectiva para la economía europea se ha deteriorado. La crisis de deuda soberana ha empeorado y la agitación en el mercado financiero desalentarán a la economía real” (16/09/11).
Unión Europea: cifras trimestrales del PIB 2011
(Fuente: U.E. En comparación con el trimestre precedente. (*): proyección)
I trim. | II trim. | III trim. (*) | IV trim. (*) | |
Alemania | 1,3 | 0,1 | 0,4 | 0,2 |
España | 0,4 | 0,2 | 0,1 | 0,1 |
Francia | 0,9 | 0,0 | 0,2 | 0,2 |
Italia | 0,1 | 0,3 | 0,0 | 0,0 |
Holanda | 0,8 | 0,1 | 0,1 | 0,1 |
Polonia | 1,1 | 1,1 | 0,6 | 0,5 |
Reino Unido | 0,5 | 0,2 | 0,4 | 0,3 |
Eurozona | 0,8 | 0,2 | 0,2 | 0,1 |
Unión Europea | 0,7 | 0,2 | 0,2 | 0,2 |
Esta desaceleración en la actividad económica fue ratificado pocos días después en el informe semestral del FMI, donde se establece en la eurozona para 2011 un reducido incremento en el producto de 1,3% y de 1,2% en 2012. “La recuperación de los países avanzados –señaló el economista jefe del organismo internacional, Oliver Blanchard- es mucho más débil desde principios de año (…)” (21/09/11). Ninguno de los países avanzados, constató el documento, se expandirá más de 2 % el año próximo, con la excepción de Japón gracias a los procesos de reconstrucción en curso.
A pesar de esta deteriorada evolución económica en Wroclaw reiteraron, como manifestó el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, su decisión de poner en primer lugar “la consolidación fiscal y las reformas estructurales. Los gobiernos –agregó- no ven margen en la zona euro que pudiese permitir nuevos estímulos” (17/09/11). En la práctica se desestimó la sugerencia efectuada por el secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner, de ampliar el campo de acción del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para estimular los créditos al consumo y a las empresas dando su garantía a los préstamos concedidos por las entidades financieras. Juncker aclaró que se había tratado de un intercambio de opiniones sobre propuestas efectuadas, pero no se debatía sobre el FEEF “con los que no son socios del euro”.
Geithner en su exposición expresó su preocupación por las divergencias existentes entre los países e instituciones europeas acerca de cómo enfrentar la crisis, en particular entre los gobiernos y el BCE. Manifestando la necesidad de impedir “la amenaza de un contagio en cascada” entre los países de la eurozona. Se debe actuar de conjunto, recalcó, “para atajar los riesgos catastróficos que se ciernen sobre los mercados financieros” (17/09/11). El presidente del BCE intervino en la misma dirección.
La ministra austríaca de Finanzas, María Fekter, hizo público el contenido de la reunión. Geithner, relató, “insistió en que son necesarios más fondos públicos para evitar que el sistema financiero se encuentre en dificultades. Y Wolfgang Schäuble –ministro de Finanzas alemán- le contestó que es muy improbable que los europeos encuentren cómo hacer cargar con ese peso a los contribuyentes” (17/09/11). El secretario norteamericano en los hechos propuso aplicar un procedimiento similar al rescate de los grandes bancos estadounidenses durante la administración Bush.
Estas exigencias de adoptar medidas de otro tipo se reiteraron en la asamblea semestral del FMI efectuada en Washington. Los representantes en la cita del Reino Unido, Corea del Sur, Indonesia, Australia, Canadá, Sudáfrica y México, todos países integrantes del G-20, enviaron una carta abierta a Nicolás Sarkozy, presidente de esta instancia, pidiendo que se reclame a la eurozona que “actúe con contundencia para evitar un contagio de la incertidumbre a la economía mundial” (23/09/11). Timothy Geithner, a su turno, reiteró con más fuerza su discurso desoído en Polonia. “Las autoridades europeas – redactó en un comunicado divulgado en la última sesión de la asamblea – deben crear un corta fuego efectivo contra la amenaza de una suspensión de pagos en cascada, de pánico bancario, de un riesgo catastrófico”. (25/09/11)
En Wroclaw se reiteró las disminuciones de las tasas de interés en los recursos concedidos a Portugal e Irlanda en sus respectivos planes de rescate. No se obtuvo un compromiso de Finlandia para ampliar al FEEF sin que se autoricen las garantías que exige. El acuerdo de ampliación debe ser ratificado por los diferentes parlamentos, contándose a ese momento con la aprobación de Bélgica, Estonia, Francia, Luxemburgo e Italia. En cuanto a Grecia la entrega del nuevo tramo del primer rescate, ascendente a 8.000 millones de euros, quedó nuevamente pendiente a la espera del informe de la troika, conformada por la Comisión Europea, el BCE y el FMI, que en el terreno analizan si Atenas cumple o no los compromisos exigidos como contrapartida a los fondos concedidos. La resolución quedó diferida para octubre.
Previo a la cita en Polonia se efectuó una reunión de la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y el primer ministro griego Yorgos Papandreu, acordándose defender mantener a la economía helénica dentro de la unión monetaria. Una vez más se propusieron rescatar a Atenas. “Los líderes europeos –comentó The Economist- repetidamente han negado que Grecia sea insolvente, cuando todo el mundo sabe que es así, fallando en trazar una línea entre este país y aquellos como España e Italia, que son solventes, pero están cortos de liquidez. Por lejos –añadió-, la respuesta de la Zona Euro ha descansado mucho sobre (…) el fuerte recorte de los déficits presupuestarios (…). Conducir a economías debilitadas hacia la recesión solo incrementa las preocupaciones tanto sobre las deudas de los gobiernos como de los bancos europeos” (16/09/11).
Las formulaciones sobre Grecia posteriormente fueron subiendo de tono. Su ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, luego de reconocer que algunas de las reformas comprometidas por Atenas transcurren con retraso, especialmente en el apartado fiscal, reclamó de los organismos internacionales que no la empleen como el “chivo expiatorio” de la crisis y dejen de utilizarla para ocultar sus propios errores de gestión. “Grecia –expresó- asume su responsabilidad para cumplir con su palabra, pero los socios también deben cumplir sus promesas, y esto incluye a países grandes de Europa” (19/09/11). En una alusión muy clara a Alemania, cuyo ministro de Hacienda ha amenazado con congelar los fondos de rescate no girados. Más duro aún fue el presidente de Baviera, Horst Seehofer, quien se manifestó directamente porque Atenas salga de la moneda común. “Si el gobierno griego y el Parlamento no quieren o no pueden seguir el camino marcado –dijo- (…) habría que pensar también en una salida de Grecia de la zona euro” (19/09/11).
Mientras, los “indignados” en la céntrica plaza Sintagma repetían cada vez con más fuerza su consigna “No vamos a pagar”. Y aumentaba la protesta por la pérdida de soberanía nacional que significa la resolución de asuntos determinantes de la vida nacional por la “troika”. “Vamos a luchar contra el desmantelamiento del sector público –señalaron los portavoces del principal sindicato de trabajadores del sector público, Adedy- (…). Lejos de ser una solución a nuestros problemas, estas medidas solo nos llevan a la miseria. Ahora mismo –añadieron- no hay suficientes empleados en los hospitales, ni profesores, ni siquiera libros en las escuelas. La situación –concluyeron- es trágica” (20/09/11). Desde que se empezaron a aplicar los sucesivos ajustes unas 200.000 personas que trabajaban “de una forma u otra” para el Estado dejaron de hacerlo, mediante la no renovación de plazas cuando se jubila o debido a la disminución de trabajos temporales.
La presión de la troika expresada en la amenaza de suspender el desembolso de nuevos tramos del rescate llevó al gobierno de Papandreu a aprobar nuevas medidas de ajuste: Disminución adicional de funcionarios públicos, recorte del 20% de las pensiones en el monto que exceda los 1.200 euros y de 40% sobre los 1.000 euros si los que las perciben tienen menos de 55 años; reducción de renta mínima sobre la cual se cancela impuestos; aumento en el gravamen a las propiedades inmobiliarias, etc. etc. “Estamos haciendo y haremos –dijo Evangelos Venizelos- todo lo que sea necesario (…) hay que cumplir –añadió- con las reformas estructurales y fiscales” (22/09/11). Son las medidas decididas por la “troika”.
Los días anteriores a la reunión de Wroclaw los principales bancos centrales del mundo actuaron coordinadamente, el mismo día en que se enteraban tres años de la quiebra de Lehman Brothers, para inyectar liquidez en dólares a la banca europea, que enfrentaba dificultades crecientes para financiar operaciones en la divisa estadounidense. Según cálculos de J.P. Morgan Chase en los últimos doce meses anteriores a la fecha del acuerdo las instituciones financieras europeas habían perdido acceso a más de US$700.000 millones de financiación en dólares.
La medida fue acordada por el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal norteamericana, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo. La decisión se materializará a través de tres operaciones de venta a realizar por el BCE, los días 12 de octubre, 9 noviembre y 7 de diciembre, para proporcionar extraordinariamente financiamiento en dólares a un tipo de cambio fijo y con vencimientos cada tres meses. A su turno, el Banco de Japón efectuará otra operación similar el 18 de octubre. Estas acciones se añaden a las ventas que efectúa todas las semanas el BCE, desde el rescate de Grecia en mayo de 2010, el cual únicamente puede hacer préstamos en euros y que debe, por ello, concordar con la Fed cualquiera acción de liquidez en dólares.
La determinación siguió a la renuncia de Jürgen Stark como economista jefe del BCE, que expresase siempre su oposición a la compra de bonos españoles e italianos en el mercado secundario y antes propiciase que el BCE subiese sus tasas de interés, sin tener en cuenta el cuadro contractivo de las economías de la UE y la no existencia de peligros inflacionarios. Y, por tanto, también habría expresado su oposición a la acción conjunta. Los miembros alemanes en el consejo del banco han actuado abiertamente en oposición a resoluciones medidas adoptadas por la institución.
La directora gerente del FMI saludó la determinación adoptada para enfrentar, manifestó, un panorama económico que ingresó “en una nueva fase peligrosa” y que “se ve gris y turbulento”. Es justo lo que se necesita –añadió- una acción colectiva que demuestre confianza en el sistema, que puede funcionar. Es la muestra de que los bancos centrales van a hacer lo que deben para preservar la estabilidad del sistema” (16/09/11). Fue una medida extraordinaria, adoptada anteriormente en febrero y durante la quiebra de Lehman Brothers. En un contexto normal, la banca comercial europea acudiría al mercado internacional, pero ante la crisis de la eurozona muchas instituciones se resisten a concederle créditos o lo proporcionan con costos muy elevados. En la última de las operaciones semanales del BCE antes del acuerdo debido a la crisis de liquidez en dólares concedió a dos instituciones préstamos a siete días por US$575 millones a una tasa de interés del 1,1%, nivel superior al costo del mercado, “lo que sugiere –señaló en ese momento- que los problemas en los bancos se están agudizando”.
Los ministros de Economía de la eurozona concordaron en Wroclaw en la necesidad de recapitalizar a los bancos, limitándose a apoyar la propuesta de la Comisión Europea, luego de la prueba de resistencia de julio, la cual estableció un amplio plazo de seis a nueve meses para que procediesen a reestructurar sus bases de capital. Pasado ese lapso, serán las instituciones de cada Estado las que deberán hacerlo. En cuanto a establecer un gravamen a las transacciones financieras se constató la división de opiniones existente. La principal oposición proviene del Reino Unido, donde tienen lugar más del 80% de las operaciones de la región.
“Aceptar a estas alturas y después de los continuos fiascos de las pruebas de resistencia, que la banca europea necesita una inyección de capital fresco para cubrir los boquetes abiertos por la crisis de la deuda –editorializó El País- parece un retraso inaceptable, incluso para la burocracia europea. Pero el retraso es la norma en esta eurozona azotada por los huracanes financieros. No es precisamente tranquilizador –añadió- que en medio de una crisis persistente de las deudas nacionales de varios países importantes de la zona euro se convoquen reuniones informales que se limiten a trasladar la resolución de graves problemas del euro a meses venideros. Los remedios para la situación angustiosa de Grecia (…) se anunciaron en mayo del año pasado, se ratificaron en julio, se dejaron para concretar en septiembre y ahora se vuelven a dejar para octubre. (…) el tiempo se ha perdido –concluyó- y se sigue perdiendo” (19/09/11).
No tuvo un contenido muy diferente la reunión del G-20 efectuada en Washington que se comprometió para “tomar todas las medidas necesarias para preservar la actividad del sistema bancario y de los mercados financieros”, anunciando que recién en su cumbre de noviembre en Cannes “tendrá que estar listo un plan colectivo ambicioso” (23/09/11). Emitió su comunicado cuando los mercados bursátiles a nivel global acentuaban sus caídas. Claramente, las débiles instancias globales no están a la altura de la gravedad de la evolución económica.
La calificadora de riesgos Fitch vaticinó que Grecia procederá a suspender sus pagos, pero no su salida del euro. “El coste de romper la unión monetaria –comentó la agencia- sería demasiado elevado como para permitirlo” (20/09/11). El trimestre finalizó con un riesgo de impagos mayor que nunca. No se trata únicamente de la opinión de Fitch. “El electrocardiograma del país –afirmó el representante en Atenas del FMI, Bob Traa- se parece al de un muerto. Si el gobierno espera más para poner en marcha las privatizaciones –amenazó-, acabará en quiebra” (20/09/11). Evangelos Venizelos, según versiones de periódicos atenienses, habló de que existían tres escenarios frente a la profunda crisis de la deuda soberana griega: cesación de pagos desordenado; un impago ordenado con un descuento del 50%, que “requeriría un esfuerzo consensuado y coordinado de muchos”; y finalmente la concreción del segundo rescate de 109.000 millones de euros acordado el 21 de julio en el Eurogrupo.
Necesariamente, el agravamiento de la situación adquiere una connotación cada vez más política. Las manifestaciones ciudadanas reclaman con creciente fuerza que el gobierno llame a elecciones anticipadas. Los sindicatos convocan a no cancelar el nuevo impuesto sobre bienes inmuebles. En el partido de gobierno, el “socialista” Pasok, aumentan las opiniones críticas al manejo gubernamental. El gobierno se vio incluso obligado a desmentir que vaya a convocar a un referéndum para decidir la continuidad o no en la unión monetaria, luego que el periódico Kathimerini publicase que se consideraba esta posibilidad. En definitiva, hay vientos de fronda. “(…) a medida que la economía griega se contrae –constató The Wall Street Journal-, su sociedad se deteriora, (…) se plantean interrogantes de cuánto más tiempo podrán soportar los griegos la tensión” (21/09/11).
Por Hugo Fazio
El Ciudadano